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  • Cuando una persona amada sufre un trastorno mental
    ¡Despertad! 2004 | 8 de septiembre
    • Cuando una persona amada sufre un trastorno mental

      COMENZABA un día como cualquier otro para los Vega.a Los cuatro estaban en pie y listos para emprender las actividades de la jornada. Rebeca le recordó a Javier, su hijo de 14 años, que se le estaba haciendo tarde para tomar el autobús escolar. Nadie se hubiera imaginado lo que ocurrió a continuación. En menos de media hora, Javier roció de pintura una pared del dormitorio, trató de prender fuego al garaje e intentó ahorcarse en el desván.

      Rebeca y Alberto, su esposo, siguieron a la ambulancia que se llevó a Javier, mientras intentaban con desesperación explicarse lo que acababa de suceder. Lamentablemente, eso fue tan solo el comienzo. Javier sufrió muchos otros episodios psicóticos, que lo sumieron en las tinieblas de la enfermedad mental. Fueron cinco años de angustia durante los cuales pasó por varios intentos de suicidio, dos detenciones, ingresos en siete centros psiquiátricos e infinidad de sesiones con profesionales de la salud mental. Tanto amigos como familiares se encontraban desconcertados y muchas veces no sabían qué decir ni qué hacer.

  • Cuando una persona amada sufre un trastorno mental
    ¡Despertad! 2004 | 8 de septiembre
    • Por consiguiente, recopile usted mismo información de fuentes actuales y fidedignas para entender por lo que está pasando su ser querido. Asimismo, puede que le ayude hablar con franqueza y conocimiento de causa con otras personas. Por ejemplo, la madre de Javier les dio folletos a los abuelos del chico para que se informaran y pudieran colaborar con la familia.

  • Cuando una persona amada sufre un trastorno mental
    ¡Despertad! 2004 | 8 de septiembre
    • Si continúa mostrándole a la persona amada que se interesa por ella, ambos se beneficiarán. Así fue en el caso de Javier. Unos años después expresó su agradecimiento a todos los que, según dijo, ‘lo ayudaron cuando no quería ayuda’.

      ● Tome en consideración las necesidades del resto de la familia. Cuando la familia tiene que centrarse en el miembro que está en crisis, otros miembros pueden quedar desatendidos. Durante un tiempo, a la hermana de Javier, Alicia, le daba la impresión de que “vivía eclipsada por la enfermedad de él” y minimizaba sus propios logros para no dirigir la atención hacia sí. Al mismo tiempo, parecía que sus padres querían que ella rindiera más, como para compensar las deficiencias de su hermano. Otros jóvenes a quienes se ha desatendido por el mismo motivo causan problemas para llamar la atención. Frente a estas crisis, las familias necesitan ayuda para satisfacer las necesidades de todos. Por ejemplo, cuando la familia Vega se hallaba totalmente absorta en los problemas de Javier, los hermanos de la congregación de testigos de Jehová del lugar ayudaron a Alicia brindándole mayor atención.

      ● Fomente buenas prácticas de salud mental. Un programa completo de salud mental debe abarcar la alimentación, el ejercicio, el sueño y las actividades sociales. Normalmente, las actividades sencillas con grupos reducidos de amigos intimidan menos. Recuerde también que el alcohol puede acentuar los síntomas e interferir con los medicamentos. En la actualidad, la familia Vega procura mantener un programa de higiene mental por el bien de todos, pero especialmente por el de su hijo.

      ● Cuídese usted también. La tensión de atender a alguien que tiene un trastorno mental puede afectar su propia salud. Por ello, es esencial que esté atento a sus necesidades físicas, emocionales y espirituales. Los Vega son testigos de Jehová, y Rebeca cree que la fe la ayudó a aguantar la crisis por la que pasó su familia. Ella cuenta: “En las reuniones cristianas se me aliviaba la tensión; dejaba a un lado las preocupaciones inmediatas y me centraba en cuestiones más importantes y en la esperanza que tenemos. Hubo infinidad de ocasiones en las que pedí alivio desesperadamente en oración, y siempre sucedía algo que calmaba el dolor. Con la ayuda de Jehová Dios obtuve una tranquilidad mental que parecía imposible en nuestras circunstancias”.

      Hoy en día, Javier es un adulto joven y tiene una nueva actitud ante la vida. “Creo que lo que viví me hizo mejor persona”, dice. Su hermana, Alicia, opina que la experiencia también la ha beneficiado a ella: “Soy menos crítica con los demás. Nunca se sabe qué circunstancias puede estar atravesando alguien. Solo Jehová Dios lo sabe”.

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