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    Las profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad II
    • “Tiempo de buena voluntad”

      Isaías 49:1-26

      1, 2. a) ¿Qué bendición se concedió a Isaías? b) ¿A quiénes se refiere el pasaje profético de la primera mitad del capítulo 49 de Isaías?

      LOS seres humanos fieles han contado desde antiguo con la aprobación y la protección divinas. Sin embargo, no todo el mundo es objeto de la buena voluntad de Jehová; tan incomparable bendición se reserva a personas que cumplen ciertos requisitos. Entre ellas estuvo Isaías, a quien Jehová concedió su favor y utilizó para dar a conocer su voluntad. Hallamos un ejemplo de ello en la primera mitad del capítulo 49 del libro de Isaías.

      2 Este pasaje profético se dirige a la prole de Abrahán, que en el cumplimiento inicial es la nación de Israel, la cual provino de dicho patriarca. No obstante, es obvio que buena parte de sus palabras inspiradas se refieren a la ansiada Descendencia de Abrahán, el Mesías prometido, así como a los hermanos espirituales de este, quienes llegan a ser integrantes de esa misma descendencia y del “Israel de Dios” (Gálatas 3:7, 16, 29; 6:16). En particular, esta sección de las profecías de Isaías se centra en la especial relación que une a Jehová con su amado Hijo, Jesucristo (Isaías 49:26).

      Nombrado y protegido por Jehová

      3, 4. a) ¿Con qué respaldo cuenta el Mesías? b) ¿A quiénes dirige sus palabras el Mesías?

      3 El Mesías cuenta con la buena voluntad de Dios, es decir, con su aprobación. Jehová le confiere la autoridad y las credenciales necesarias para cumplir con su cometido. Es propio, pues, que el futuro Mesías proclame: “Escúchenme, oh islas, y presten atención, lejanos grupos nacionales. Jehová mismo me ha llamado hasta desde el vientre. Desde las entrañas de mi madre ha hecho mención de mi nombre” (Isaías 49:1).

      4 El Mesías dirige sus palabras a pueblos “lejanos”, pues si bien es verdad que su llegada se ha prometido a los judíos, su ministerio servirá para bendecir a todas las naciones (Mateo 25:31-33). Aunque no tengan ningún pacto con Jehová, las “islas” y los “grupos nacionales” deben escuchar al Mesías de Israel, ya que se le envía para salvar a toda la humanidad.

      5. ¿Por qué puede decirse que se da nombre al Mesías antes de que nazca como hombre?

      5 La profecía indica que Jehová dará nombre al Mesías antes de que nazca como hombre (Mateo 1:21; Lucas 1:31). Cuando aún falta mucho para ese acontecimiento, se le denomina “Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6). Emmanuel, probablemente el nombre de un hijo de Isaías, también resulta ser una designación profética del Mesías (Isaías 7:14; Mateo 1:21-23). E incluso se predice antes de su nacimiento el nombre por el que será conocido: Jesús (Lucas 1:30, 31). Este vocablo procede del término hebreo que significa “Jehová Es Salvación”. Es patente que no se trata de un Cristo autoproclamado.

      6. ¿En qué sentido es la boca del Mesías como una espada aguda, y cómo se le esconde, u oculta?

      6 El Mesías continúa su mensaje profético: “Y procedió a hacer mi boca como una espada aguda. En la sombra de su mano me ha escondido. Y gradualmente hizo de mí una flecha pulida. Me ocultó en su propia aljaba” (Isaías 49:2). En el año 29 de nuestra era, cuando llega la hora de que el Mesías de Jehová inicie su ministerio terrestre, sus palabras y acciones realmente son como armas agudas y pulidas, capaces de penetrar en el corazón de sus oyentes (Lucas 4:31, 32). Por otra parte, provocan la ira del gran enemigo de Jehová, Satanás, y de sus agentes. El Diablo se propone asesinar a Jesús desde que este nace, pero él puede confiar en la protección de su Padre, como si fuera una flecha escondida en la misma aljaba de Dios (Salmo 91:1; Lucas 1:35).a En el momento señalado entrega su vida en favor de la humanidad. Sin embargo, vendrá el día en que avanzará como poderoso guerrero celestial, armado, en un sentido muy distinto, con una espada aguda que saldrá de su boca y que en este caso representa su autoridad para dictar y ejecutar sentencia contra los enemigos de Jehová (Revelación [Apocalipsis] 1:16).

      La labor de los siervos de Dios no es en vano

      7. ¿En quién encuentran aplicación las palabras de Jehová consignadas en Isaías 49:3, y por qué?

      7 Ahora es Jehová quien pronuncia esta declaración profética: “Tú eres mi siervo, oh Israel, tú aquel en quien mostraré mi hermosura” (Isaías 49:3). Jehová se refiere al pueblo de Israel y lo llama su siervo (Isaías 41:8). No obstante, el principal Siervo de Dios es Cristo (Hechos 3:13). Ninguna otra criatura refleja como él la “hermosura” divina. De modo que estas palabras, pese a dirigirse en sentido literal a Israel, tienen su verdadera aplicación en Jesús (Juan 14:9; Colosenses 1:15).

      8. ¿Qué recibimiento dispensa su propio pueblo al Mesías, pero quién espera este que juzgue sus logros?

      8 Pero ¿acaso no sufre Jesús el desprecio y el rechazo de la mayoría de su propio pueblo? Así es. La nación de Israel en general no lo recibe como el Siervo ungido de Dios (Juan 1:11). Sus contemporáneos quizá consideren de escaso valor, sí, insignificante, todo lo que él logra durante su vida en la Tierra. En alusión a este aparente fracaso en su ministerio, el Mesías dice: “Para nada he trabajado con afán. Para irrealidad y vanidad he agotado mi propio poder” (Isaías 49:4a). Tales afirmaciones no son fruto del desánimo, pues a continuación señala: “Verdaderamente mi juicio está con Jehová, y mi salario con mi Dios” (Isaías 49:4b). El juez de los logros del Mesías es Dios, no los hombres.

      9, 10. a) ¿Qué comisión divina tiene el Mesías, y qué resultados logra él? b) ¿Por qué animan a los cristianos de hoy las experiencias del Mesías?

      9 El objetivo primordial de Jesús es obtener la aprobación de Dios, su buena voluntad. El Mesías prosigue: “Ahora Jehová, Aquel que me formó desde el vientre como siervo que le pertenece, ha dicho que yo le traiga de vuelta a Jacob, a fin de que Israel mismo sea reunido a él. Y yo seré glorificado a los ojos de Jehová, y mi propio Dios se habrá hecho mi fuerza” (Isaías 49:5). El propósito de su venida es volver los corazones de los hijos de Israel a su Padre celestial. La mayoría no responde, pero algunos sí. Sin embargo, el verdadero salario del Mesías procede de Jehová Dios. Su éxito no se mide según criterios humanos, sino de acuerdo con las normas divinas.

      10 Es posible que los discípulos de Jesús de hoy día se sientan a veces desalentados, como si se afanaran para nada. En algunos lugares, los resultados tal vez parezcan insignificantes en comparación con el trabajo y esfuerzo invertido. Aun así perseveran en la obra, animados por el ejemplo de Jesús y fortalecidos con esta exhortación del apóstol Pablo: “Por consiguiente, amados hermanos míos, háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor” (1 Corintios 15:58).

      “Luz a las naciones”

      11, 12. ¿De qué manera ha sido el Mesías una “luz a las naciones”?

      11 En esta profecía, Jehová conforta al Mesías recordándole que ser el Siervo de Dios no es un “asunto trivial”. Jesús va a “levantar las tribus de Jacob y [...] traer de vuelta aun a los salvaguardados de Israel”. Además, Jehová le explica: “Yo también te he dado por luz a las naciones, para que mi salvación llegue hasta la extremidad de la tierra” (Isaías 49:6). Puesto que el ministerio terrestre de Jesús se limita a Israel, ¿cómo es posible que ilumine a los pueblos “hasta la extremidad de la tierra”?

      12 La Biblia muestra que la “luz [de Dios] a las naciones” no se apagaría una vez que Jesús abandonara la escena terrestre. Unos quince años después de la muerte del Mesías, los misioneros Pablo y Bernabé aplicaron la profecía de Isaías 49:6 a los discípulos y hermanos espirituales de Cristo, pues dijeron: “Jehová nos ha impuesto el mandamiento con estas palabras: ‘Te he nombrado como luz de naciones, para que seas una salvación hasta la extremidad de la tierra’” (Hechos 13:47). Antes de morir, Pablo pudo afirmar que las buenas nuevas de salvación no solo se habían proclamado a los judíos, sino a “toda la creación que está bajo el cielo” (Colosenses 1:6, 23). En nuestros días, el resto de hermanos ungidos de Cristo sigue efectuando esta obra. Con el respaldo de “una gran muchedumbre” de millones de personas, constituye una “luz a las naciones” en más de doscientos treinta países (Revelación 7:9).

      13, 14. a) ¿Qué respuesta a la predicación han hallado el Mesías y sus discípulos? b) ¿Qué cambio de circunstancias se ha producido?

      13 Jehová ha demostrado sin lugar a dudas que es la fuente de fortaleza de su Siervo el Mesías, así como de los hermanos ungidos de este y de la gran muchedumbre que, junto con ellos, sigue predicando las buenas nuevas. Cierto es que, al igual que Jesús, sus discípulos han sido objeto de desdén y oposición (Juan 15:20). Al debido tiempo, sin embargo, Jehová siempre provoca un cambio de circunstancias a fin de rescatar y recompensar a sus siervos leales. Respecto al Mesías, “despreciado de alma” y “detestado por la nación”, el Creador promete: “Reyes mismos verán y ciertamente se levantarán, y príncipes, y se inclinarán, a causa de Jehová, quien es fiel, el Santo de Israel, quien te escoge” (Isaías 49:7).

      14 El apóstol Pablo escribió más tarde a los cristianos de Filipos en cuanto al predicho cambio de circunstancias. Dijo que se había humillado a Jesús en un madero de tormento, pero que luego Dios lo había ensalzado. Jehová elevó a su Siervo a “un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por encima de todo otro nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla” (Filipenses 2:8-11). Los fieles discípulos de Cristo están avisados de que a ellos también los perseguirán, pero, como el Mesías, tienen garantizada la buena voluntad de Jehová (Mateo 5:10-12; 24:9-13; Marcos 10:29, 30).

      “El tiempo especialmente acepto”

      15. ¿Qué “tiempo” especial menciona la profecía de Isaías, y qué se da a entender con ello?

      15 La profecía de Isaías continúa con una declaración de gran trascendencia. Jehová le dice al Mesías: “En un tiempo de buena voluntad te he respondido, y en día de salvación te he ayudado; y seguí salvaguardándote para darte como pacto para el pueblo” (Isaías 49:8a). En el Salmo 69:13-18 hallamos una predicción similar. En vez de “tiempo de buena voluntad”, el salmista lo llama “tiempo acepto”. Tales expresiones denotan que Jehová ofrece su buena voluntad y protección, pero solo durante un período específico.

      16. ¿De qué tiempo de buena voluntad de Jehová disfrutó el antiguo Israel?

      16 ¿Cuándo transcurre ese tiempo de buena voluntad? En un principio, estas palabras eran parte de una profecía de restauración que predijo el retorno de los judíos exiliados. La nación de Israel disfrutó de una época de buena voluntad cuando se le permitió “rehabilitar la tierra” y recuperar sus “posesiones hereditarias desoladas” (Isaías 49:8b). Dejaron de ser “prisioneros” en Babilonia. En el viaje de regreso a casa, Jehová se encargó de que no padecieran “hambre” ni “sed”, y de que no los consumiera ningún “calor abrasador ni sol”. Los israelitas dispersos se reunieron en su tierra natal procedentes “de lejos, [...] del norte y del oeste” (Isaías 49:9-12). La Biblia indica que este espectacular cumplimiento inicial de la profecía no sería el único.

      17, 18. ¿Qué tiempo de buena voluntad designó Jehová durante el siglo primero?

      17 En primer lugar, con ocasión del nacimiento de Jesús, los ángeles proclamaron la paz y la buena voluntad —es decir, el favor— de Dios para con los hombres (Lucas 2:13, 14). Dicha buena voluntad no se ofreció a la humanidad en general, sino solo a quienes ejercieran fe en Jesús. Posteriormente, este leyó en público la profecía de Isaías 61:1, 2 y la aplicó a sí mismo en calidad de proclamador del “año acepto de Jehová” (Lucas 4:17-21). El apóstol Pablo dijo que Dios protegió de un modo especial a Cristo “en los días de su carne” (Hebreos 5:7-9). De modo que este tiempo de buena voluntad corresponde al de la vida humana de Jesús, durante la cual disfrutó del favor divino.

      18 Sin embargo, la profecía tiene aún otro cumplimiento. Tras citar el pasaje de Isaías referente al tiempo de buena voluntad, Pablo pasó a decir: “¡Miren! Ahora es el tiempo especialmente acepto. ¡Miren! Ahora es el día de salvación” (2 Corintios 6:2). El apóstol escribió estas declaraciones veintidós años después de la muerte de Jesús. Parece, pues, que en Pentecostés de 33 E.C., cuando nació la congregación cristiana, Jehová prolongó su año de buena voluntad para que alcanzara a los seguidores ungidos de Cristo.

      19. ¿Cómo pueden los cristianos actuales beneficiarse del tiempo de buena voluntad de Jehová?

      19 ¿Qué puede decirse de los discípulos de Jesús actuales que no han sido ungidos para heredar el Reino celestial de Dios? ¿Se benefician de este tiempo acepto ellos, que abrigan una esperanza terrestre? Así es. El libro bíblico de Revelación indica que vivimos en un tiempo de buena voluntad para con la gran muchedumbre, la cual “[saldrá] de la gran tribulación” y disfrutará de la vida en un paraíso terrestre (Revelación 7:13-17). Por tanto, todos los cristianos pueden aprovechar este período limitado en el que Jehová ofrece su buena voluntad a los seres humanos imperfectos.

      20. ¿De qué modo pueden los cristianos asegurarse de cumplir el propósito de la bondad inmerecida de Jehová?

      20 Justo antes de proclamar el tiempo acepto de Jehová, el apóstol Pablo da una advertencia. Suplica a los cristianos que “no acepten la bondad inmerecida de Dios y dejen de cumplir su propósito” (2 Corintios 6:1). Por consiguiente, los discípulos de Jesús se valen de toda oportunidad para agradar a Dios y efectuar Su voluntad (Efesios 5:15, 16). Hacen bien en seguir este firme consejo de Pablo: “Cuidado, hermanos, por temor de que alguna vez se desarrolle en alguno de ustedes un corazón inicuo y falto de fe al alejarse del Dios vivo; pero sigan exhortándose los unos a los otros cada día, mientras pueda llamársele ‘Hoy’, por temor de que alguno de ustedes se deje endurecer por el poder engañoso del pecado” (Hebreos 3:12, 13).

      21. ¿Con qué gozosa declaración concluye la primera parte del capítulo 49 de Isaías?

      21 Una vez que concluyen las expresiones proféticas entre Jehová y su Mesías, Isaías declara con júbilo: “Den un grito gozoso, cielos, y regocíjate, tierra. Alégrense las montañas con un clamor gozoso. Porque Jehová ha consolado a su pueblo, y muestra piedad a sus propios afligidos” (Isaías 49:13). Qué hermosas palabras de consuelo para los israelitas de la antigüedad y el gran Siervo de Jehová, Jesucristo, así como para los siervos ungidos de Dios y las “otras ovejas” que los acompañan (Juan 10:16).

  • “Tiempo de buena voluntad”
    Las profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad II
    • [Ilustración de la página 139]

      El Mesías es como “una flecha pulida” en la aljaba de Jehová

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