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  • El Mesías, ¿una esperanza verdadera?
    La Atalaya 1992 | 1 de octubre
    • El Mesías, ¿una esperanza verdadera?

      Aquel hombre se hacía llamar Moisés; pero la historia no ha dejado constancia de su verdadero nombre. En el siglo V E.C., viajó por toda la isla de Creta convenciendo a los judíos de allí de que él era el mesías esperado. Les aseguró que pronto terminarían la opresión, el exilio y el cautiverio en que se hallaban. Ellos le creyeron. Cuando llegó el día de su liberación, los judíos siguieron a “Moisés” a un promontorio que domina el mar Mediterráneo. Les dijo que solo tenían que arrojarse al mar y sus aguas se partirían ante ellos. Muchos obedecieron y se lanzaron a un mar cuyas aguas no se partieron. Una gran cantidad se ahogó; otros fueron rescatados por marineros y pescadores. Sin embargo, a Moisés no se le encontró por ningún lado. Aquel mesías había desaparecido.

      ¿QUÉ es un mesías? Puede que pensemos en palabras como “salvador”, “redentor” y “caudillo”. Muchas personas creen que un mesías es una figura que infunde esperanza y devoción en sus seguidores al prometer librarlos de la opresión y conducirlos a la libertad. Como la historia del hombre es, en su mayor parte, una historia de opresión, no es de extrañar que a través de los siglos hayan aparecido muchos de esos mesías. (Compárese con Eclesiastés 8:9.) Pero tal como sucedió con el supuesto Moisés de Creta, la mayoría de las veces esos mesías han conducido a sus seguidores a la desilusión y al desastre más bien que a la liberación.

      “¡He aquí al Rey Mesías!” Con estas palabras el estimado rabí Akiba Ben-Josef dio la bienvenida a Simón Barcoquebas en el año 132 E.C. Barcoquebas era un hombre fuerte que comandaba un poderoso ejército. Muchos judíos creyeron que al fin había llegado el hombre que acabaría con la opresión que habían experimentado durante mucho tiempo por parte de la Potencia Mundial Romana. Barcoquebas fracasó, y cientos de miles de sus coterráneos pagaron por este fracaso con sus propias vidas.

      En el siglo XII apareció otro mesías judío, esta vez en Yemen. Cuando el califa, o gobernante, le pidió una señal que probara que era el mesías, este propuso al califa que lo mandara decapitar y dejara que su pronta resurrección sirviera de señal. El califa aceptó el plan, y ahí terminó el mesías de Yemen. En aquel mismo siglo un hombre llamado David Alroy mandó que los judíos del Oriente Medio se prepararan para seguirlo en las alas de los ángeles de vuelta a la Tierra Santa. Muchos creyeron que él era el mesías. Los judíos de Bagdad esperaron pacientemente sobre los tejados de sus casas, sin percatarse de los ladrones que saqueaban sus pertenencias.

      Sabatai Zebí apareció en Esmirna en el siglo XVII. Proclamó que era el mesías a los judíos por toda Europa. Los cristianos también le escucharon. Zebí prometió liberación a sus seguidores, aparentemente al permitirles practicar el pecado sin restricción. Sus seguidores más devotos se entregaban a orgías, practicaban el nudismo, la fornicación y el incesto, y después se castigaban a sí mismos con azotes, rodando desnudos sobre la nieve y enterrándose desde los pies hasta el cuello en la tierra fría. Cuando Zebí llegó a Turquía, lo prendieron y le ordenaron que se convirtiera al islam, so pena de muerte. Zebí se convirtió, y muchos de sus seguidores quedaron pasmados. No obstante, durante los siguientes dos siglos algunos siguieron llamándolo mesías.

      La cristiandad también ha aportado algunos mesías. En el siglo XII, un hombre llamado Tanquelino formó un ejército de adherentes y dominó la ciudad de Amberes. Este mesías se hacía llamar dios; ¡hasta vendía el agua en que se bañaba para que sus seguidores la bebieran como sacramento! Otro mesías “cristiano” fue Tomás Munzer de la Alemania del siglo XVI. Encabezó una insurrección contra las autoridades civiles locales y afirmó a sus seguidores que aquella era la batalla de Armagedón. Les prometió que atraparía las balas de los cañones enemigos en sus mangas. En vez de eso, su gente fue aniquilada, y Munzer fue decapitado. Muchos otros mesías surgieron en la cristiandad a través de los siglos.

      Otras religiones también han tenido sus figuras mesiánicas. El islam señala a Mahdí, o el bien guiado, como el que inaugurará una era de justicia. En el hinduismo algunos han alegado ser avatares, o encarnaciones, de diversas divinidades. Y como dice The New Encyclopædia Britannica: “Incluso una religión como el budismo, tan opuesta al concepto de un mesías, ha originado, entre los grupos Mahayana, la creencia en la aparición futura del Buda Maitreya que descenderá de su morada celestial y llevará a los fieles al paraíso”.

      Los mesías del siglo XX

      En este siglo XX, la necesidad de un verdadero mesías es más urgente que nunca, por lo que no sorprende que muchos se hayan arrogado tal título. Durante los años veinte, treinta y cuarenta, Simón Kimbangu y su sucesor Andrés “Jesús” Matswa fueron aclamados como mesías en el Congo africano. Si bien ya murieron, sus seguidores todavía esperan que regresen e introduzcan un milenio en África.

      En este siglo también se han presenciado cultos relacionados con cargueros en Nueva Guinea y Melanesia. Los miembros de estos movimientos religiosos aguardan la llegada de un barco o un avión tripulado por hombres blancos semejantes a mesías que los harán ricos e introducirán una era de felicidad en la que incluso se levantará a los muertos.

      A las naciones industrializadas tampoco les han faltado sus mesías. Algunos son líderes religiosos, como Sun Myung Moon, quien se ha nombrado a sí mismo sucesor de Jesucristo y pretende purificar al mundo mediante una familia unida formada por sus partidarios. Asimismo, líderes políticos han tratado de asumir la posición de mesías, entre los que figura Adolf Hitler como el más horrendo ejemplo de este siglo al pronunciar su imponente discurso sobre el Reich de Mil Años.

      Del mismo modo, filosofías y organizaciones políticas han alcanzado categoría mesiánica. Por ejemplo, The Encyclopedia Americana comenta que la política marxista-leninista tiene visos mesiánicos. Y la Organización de las Naciones Unidas, aclamada por todas partes como la única esperanza para la paz mundial, parece haberse constituido en un mesías sustituto en la mente de muchas personas.

  • El Mesías, ¿una esperanza verdadera?
    La Atalaya 1992 | 1 de octubre
    • [Recuadro en la página 6]

      ¿Un Mesías en Brooklyn?

      Hace poco empezaron a aparecer en Israel letreros, carteleras y avisos de neón que decían: “Prepárese para la venida del Mesías”. Esta campaña publicitaria, evaluada en 400.000 dólares (E.U.A.), fue lanzada por los Lubavitchers, secta ultraortodoxa de los judíos hasidim. Entre sus 250.000 miembros está difundida la creencia de que su venerable rabí, Menachem Mendel Schneerson de Brooklyn, Nueva York, es el Mesías. ¿Por qué razón? Schneerson mismo enseña que el Mesías vendrá en esta generación. Y, según la revista Newsweek, los dirigentes del grupo Lubavitcher insisten en que el rabino, de 90 años de edad, no morirá antes de la llegada del Mesías. Durante siglos esta secta ha enseñado que cada generación produce por lo menos un hombre que califica como Mesías. Para sus seguidores, Schneerson parece ser tal hombre, y él no ha nombrado a un sucesor. Sin embargo, Newsweek dice que la mayoría de los judíos no lo aceptan como el Mesías. Según el diario Newsday, el rabí Eliezer Schach, de 96 años de edad y rival de Schneerson, se ha referido a él como un “falso mesías”.

  • El Mesías, ¿una esperanza verdadera?
    La Atalaya 1992 | 1 de octubre
    • [Ilustración en la página 7]

      El creer que Moisés de Creta era el mesías les costó la vida a muchas personas

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