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MesíasPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Mesías en las Escrituras Hebreas. En Daniel 9:25, 26 la palabra ma·schí·aj aplica exclusivamente al Mesías venidero. (Véase SETENTA SEMANAS.) Sin embargo, muchos otros textos de las Escrituras Hebreas se refieren a este Ungido que habría de venir, si bien no de manera exclusiva. Por ejemplo, aunque el Salmo 2:2 tuvo su primera aplicación cuando los reyes filisteos intentaron destronar a David, el rey ungido, Hechos 4:25-27 hace una segunda aplicación al Mesías predicho: Jesucristo. Además, muchos hombres que recibieron el título de “ungido” prefiguraron o representaron de diversas maneras a Jesucristo y la obra que él haría; entre estos estuvieron David, los sumos sacerdotes de Israel y Moisés (al que se llama “Cristo” en Heb 11:23-26).
Profecías mesiánicas que no utilizan la palabra “Mesías”. Los judíos entendieron que eran profecías mesiánicas varios textos de las Escrituras Hebreas que no mencionaban específicamente al “Mesías”. Alfred Edersheim localizó 456 pasajes “a los cuales la antigua Sinagoga se refiere como mesiánicos”, y menciona 558 referencias en los escritos rabínicos más antiguos que apoyaban tales aplicaciones. (La vida y los tiempos de Jesús el Mesías, 1988, vol. 1, pág. 200; 1989, vol. 2, págs. 689-726.) Por ejemplo, en Génesis 49:10 se profetizó que el cetro para gobernar pertenecería a la tribu de Judá y que Siló vendría por ese linaje. El Targum de Onkelos, los targumes de Jerusalén y el Midras reconocen que la expresión “Siló” aplica al Mesías.
Las Escrituras Hebreas contienen muchas profecías que proporcionan detalles sobre los antecedentes del Mesías, cuándo vendría, su actividad, el trato que recibiría y su papel en los designios de Dios. Las diversas señales referentes al Mesías se combinaron y crearon un cuadro imponente que ayudaría a los verdaderos adoradores a identificarle, y que proporcionaría base para tener fe en que él era el verdadero Caudillo enviado por Jehová. Aunque los judíos no comprendieron previamente todas las profecías relacionadas con el Ungido, los evangelios dan prueba de que tenían conocimiento suficiente como para identificar al Mesías cuando llegase.
La opinión en el siglo I E.C. La información histórica disponible, principalmente la que se registra en los evangelios, revela qué pensaban los judíos sobre el Mesías en el siglo I E.C.
Rey e hijo de David. Los judíos habían aceptado que el Mesías sería un rey del linaje de David. Cuando los astrólogos indagaron sobre el “que nació rey de los judíos”, Herodes el Grande sabía que se referían al “Cristo”. (Mt 2:2-4.) Jesús preguntó a los fariseos si sabían de quién sería descendiente el Cristo o Mesías. Aunque aquellos líderes religiosos no creían en Jesús, sabían que el Mesías sería hijo de David. (Mt 22:41-45.)
Nacería en Belén. En Miqueas 5:2, 4 se predijo que el “gobernante en Israel”, que sería “grande hasta los cabos de la tierra”, saldría de Belén. Se interpretaba que esta era una profecía mesiánica. Cuando Herodes el Grande preguntó a los principales sacerdotes y escribas dónde tenía que nacer el Mesías, respondieron: “En Belén de Judea”, y citaron Miqueas 5:2. (Mt 2:3-6.) Incluso el pueblo conocía esa profecía. (Jn 7:41, 42.)
Un profeta que realizaría muchas señales. Dios predijo por medio de Moisés la venida de un gran profeta (Dt 18:18), y en los días de Jesús los judíos lo aguardaban. (Jn 6:14.) La manera como el apóstol Pedro usó las palabras de Moisés en Hechos 3:22, 23 indica que sabía que incluso los opositores religiosos aceptarían su naturaleza mesiánica, y esto prueba que Deuteronomio 18:18 era de conocimiento general. La samaritana que estaba junto al pozo también pensaba que el Mesías sería un profeta. (Jn 4:19, 25, 29.) Las personas esperaban que el Mesías realizara señales. (Jn 7:31.)
Diferentes creencias. Aunque en general los judíos esperaban al Mesías, no todos creían lo mismo respecto a él. Por ejemplo, muchos sabían que vendría de Belén, pero otros desconocían este dato. (Mt 2:3-6; Jn 7:27.) Algunos pensaban que el Profeta y el Cristo habían de ser personas diferentes. (Jn 1:20, 21; 7:40, 41.) Ciertas profecías sobre el Mesías no las entendían ni siquiera los discípulos de Jesús. Esto es cierto sobre todo con respecto a las profecías sobre el rechazo, pasión, muerte y resurrección del Mesías. (Isa 53:3, 5, 12; Sl 16:10; Mt 16:21-23; 17:22, 23; Lu 24:21; Jn 12:34; 20:9.) No obstante, cuando sucedieron estas cosas y se descifraron las profecías, los discípulos, e incluso los que aún no lo eran, empezaron a entender la naturaleza profética de estos textos de las Escrituras Hebreas. (Lu 24:45, 46; Hch 2:5, 27, 28, 31, 36, 37; 8:30-35.) Como la mayoría de los judíos no aceptaban que el Mesías tuviera que sufrir y morir, los cristianos primitivos insistieron en este tema en su predicación al pueblo judío. (Hch 3:18; 17:1-3; 26:21-23.)
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MesíasPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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PROFECÍAS SOBRESALIENTES ACERCA DE JESÚS Y SU CUMPLIMIENTO
Profecía
Hecho
Cumplimiento
Nació de la tribu de Judá
Mt 1:2-16; Lu 3:23-33; Heb 7:14
De la familia de David, el hijo de Jesé
Mt 1:1, 6-16; 9:27; Hch 13:22, 23; Ro 1:3; 15:8, 12
Nació en Belén
Nació de una virgen
Matanza de niños después de su nacimiento
Llamado de Egipto
Se prepara el camino de antemano
Mt 3:1-3; 11:10-14; 17:10-13; Lu 1:17, 76; 3:3-6; 7:27; Jn 1:20-23; 3:25-28; Hch 13:24; 19:4
Comisionado
Su ministerio hizo que las personas de Neftalí y Zabulón vieran una gran luz
Habló usando ilustraciones
Llevó nuestras enfermedades
Celoso por la casa de Jehová
Como era el siervo de Jehová, no reñiría en las calles
No creyeron en él
Entró en Jerusalén sobre un pollino; se le aclamó como rey y como aquel que venía en el nombre de Jehová
Mt 21:1-9; Mr 11:7-11; Lu 19:28-38; Jn 12:12-15
Isa 28:16; 53:3; Sl 69:8; 118:22, 23
Aunque se le rechazó, llegó a ser la piedra angular principal
Mt 21:42, 45, 46; Hch 3:14; 4:11; 1Pe 2:7
Se convierte en piedra de tropiezo
Un apóstol infiel le traicionó
Mt 26:47-50; Jn 13:18, 26-30; Hch 1:16-20
El precio de la traición fueron 30 piezas de plata
Mt 26:15; 27:3-10; Mr 14:10, 11
Se dispersa a los discípulos
Las autoridades romanas y los caudillos de Israel actuaron juntos contra el ungido de Jehová
Mt 27:1, 2; Mr 15:1, 15; Lu 23:10-12; Hch 4:25-28
Se le juzgó y condenó
Mt 26:57-68; 27:1, 2, 11-26; Jn 18:12-14, 19-24, 28-40; 19:1-16
Recurrieron a falsos testigos
Se mantuvo callado ante sus acusadores
Mt 27:12-14; Mr 14:61; 15:4, 5; Lu 23:9
Fue objeto de odio injustificado
Recibió golpes y le escupieron
Sl 22:16 (nota)
Fijado en un madero
Mt 27:35; Mr 15:24, 25; Lu 23:33; Jn 19:18, 23; 20:25, 27
Echaron suertes sobre sus prendas de vestir
Se le contó entre los pecadores
Recibió injurias mientras estaba en el madero
Se le dio vinagre y hiel
Dios lo abandonó en manos de sus enemigos
No se le quebró ningún hueso
Se le traspasó
Mt 27:49; Jn 19:34, 37; Rev 1:7
Murió como sacrificio a fin de quitar los pecados y abrir el camino para conseguir una posición justa ante Dios
Mt 20:28; Jn 1:29; Ro 3:24; 4:25; 1Co 15:3; Heb 9:12-15; 1Pe 2:24; 1Jn 2:2
Se le enterró al lado de los ricos
Pasó tres días incompletos en la tumba y después fue resucitado
Mt 12:39, 40; 16:21; 17:23; 27:64; 28:1-7; Hch 10:40; 1Co 15:3-8
Sl 16:8-11 (nota)
Resucitó antes de corromperse
Jehová lo reconoció como su Hijo al engendrarlo por espíritu y resucitarlo
Mt 3:16, 17; Mr 1:9-11; Lu 3:21, 22; Hch 13:33; Ro 1:4; Heb 1:5; 5:5
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