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  • Fijémonos en el Siervo que Dios ha aprobado
    La Atalaya 2009 | 15 de enero
    • Fijémonos en el Siervo que Dios ha aprobado

      “¡Mira! ¡Mi siervo, [...] a quien mi alma ha aprobado!” (ISA. 42:1)

      1. En vista de lo cercana que está la Conmemoración, ¿qué debemos hacer los siervos de Dios, y qué efecto tendrá esto en nuestro servicio a Dios?

      EN VISTA de lo cercana que está la Conmemoración de la muerte de Jesucristo, haríamos bien en seguir este consejo del apóstol Pablo: “[Miren] atentamente al Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe, Jesús. [...] Sí, consideren con sumo cuidado y atención al que ha aguantado tal habla contraria de pecadores en contra de sus propios intereses, para que no vayan a cansarse y a desfallecer en sus almas” (Heb. 12:2, 3). En efecto, si analizamos con cuidado la fiel trayectoria de Jesús, que culminó en una muerte de sacrificio, tanto los ungidos como las otras ovejas podremos seguir sirviendo fielmente a Dios sin cansarnos (compárese con Gálatas 6:9).

      2. ¿Qué podemos aprender de las profecías mesiánicas del libro de Isaías?

      2 Mediante el profeta Isaías, Jehová inspiró una serie de profecías que están directamente relacionadas con su Hijo. Estas profecías nos ayudarán a mirar “atentamente al Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe”, Jesucristo.a Al estudiarlas aprenderemos mucho acerca de su personalidad, sus sufrimientos y su elevada posición de Rey y Salvador. Además, comprenderemos mejor el significado de la Conmemoración, que este año se llevará a cabo el jueves 9 de abril tras la puesta de sol.

      Se identifica al Siervo de Dios

      3, 4. a) ¿A quiénes se refiere el término “siervo” en el libro de Isaías? b) ¿Cómo identifica la Biblia al Siervo mencionado en los capítulos 42, 49, 50, 52 y 53 de Isaías?

      3 El término “siervo” aparece muchas veces en el libro de Isaías. En algunas ocasiones, se refiere al profeta mismo (Isa. 20:3; 44:26). En otras se refiere a la nación de Israel, también llamada “Jacob” (Isa. 41:8, 9; 44:1, 2, 21). Pero en los capítulos 42, 49, 50, 52 y 53, dicho término designa a alguien más. ¿De quién se trata? Para encontrar la respuesta, debemos acudir a las Escrituras Griegas Cristianas, pues allí se aclara la identidad del Siervo de Jehová del que hablan esos capítulos de Isaías. Por ejemplo, en el libro de Hechos se menciona a un funcionario etíope que estaba leyendo una de esas extraordinarias profecías cuando Felipe el evangelizador se acercó a su carruaje siguiendo la dirección del espíritu santo. El funcionario leyó el pasaje bíblico que ahora encontramos en Isaías 53:7, 8 y le preguntó a Felipe: “¿De quién dice esto el profeta? ¿De sí mismo, o de algún otro hombre?”. Felipe le explicó que Isaías estaba hablando de Jesús, el Mesías (Hech. 8:26-35).

      4 Cuando Jesús era tan solo un bebé, un hombre justo llamado Simeón predijo por inspiración divina que el niñito llegaría a ser “una luz para remover de las naciones el velo”, tal como se había profetizado en Isaías 42:6 y 49:6 (Luc. 2:25-32). Además, el humillante trato que recibió Jesús la noche en que fue juzgado se había predicho en Isaías 50:6-9 (Mat. 26:67; Luc. 22:63). Y después del Pentecostés del año 33, el apóstol Pedro identificó claramente a Jesús como el “Siervo” de Jehová (Isa. 52:13; 53:11; léase Hechos 3:13, 26). ¿Qué aprendemos de todas estas profecías mesiánicas?

      Jehová capacita a su Siervo

      5. ¿Qué tipo de capacitación recibió el Siervo de Dios?

      5 Una de las profecías de Isaías que hablan del Siervo de Dios nos enseña mucho sobre la íntima relación que había entre Jehová y su Hijo primogénito antes de que este viniera a la Tierra (léase Isaías 50:4-9). El propio Siervo de Dios dice que su capacitación provino de Jehová: “Él [...] me despierta el oído para que oiga como los enseñados [“discípulos”, según la nota]” (Isa. 50:4). Durante ese tiempo escuchó a su Padre, aprendió de él y lo obedeció en todo. ¡Qué gran honor: recibir instrucción directamente del Creador del universo!

      6. ¿Cómo demostró el Siervo su absoluta obediencia a su Padre?

      6 En esta profecía, el Siervo llamó a su Padre “Señor Soberano Jehová”, lo cual demuestra que entendía muy bien la posición que Dios ocupa en el universo. Su absoluta obediencia se puede observar en estas palabras: “El Señor Soberano Jehová mismo me ha abierto el oído, y yo, por mi parte, no fui rebelde. No me volví en la dirección opuesta” (Isa. 50:5). El Hijo llegó “a estar [al] lado [de su Padre] como un obrero maestro” en la creación del universo físico y del ser humano. Este “obrero maestro” estuvo “alegre delante de [Jehová] todo el tiempo, pues [estuvo] alegre por el terreno productivo de su tierra, y las cosas que fueron el objeto de [su] cariño estuvieron con los hijos de los hombres” (Pro. 8:22-31).

      7. ¿Cómo sabemos que el Siervo estaba seguro de que Jehová lo apoyaría durante todas sus pruebas?

      7 La capacitación que recibió el Siervo de Dios, así como el cariño que le tenía a la humanidad, le ayudaron muchísimo cuando vino a la Tierra. A pesar de la persecución que sufrió, para él siempre fue un placer efectuar la voluntad de su Padre (Sal. 40:8; Mat. 26:42; Juan 6:38). Jesús estaba seguro de que, sin importar el tipo de pruebas que enfrentara, contaría con el apoyo y la ayuda de su Padre. Tal como profetizó Isaías, él pudo decir: “Aquel que me declara justo está cerca. ¿Quién puede contender conmigo? [...] ¡Miren! El Señor Soberano Jehová mismo me ayudará” (Isa. 50:8, 9). Y este fiel Siervo ciertamente recibió el apoyo divino durante todo su ministerio, como lo muestra otra profecía de Isaías.

      El ministerio del Siervo de Dios en la Tierra

      8. ¿Cómo sabemos que Jesús fue el “escogido” de Jehová que se menciona en Isaías 42:1?

      8 La Biblia nos dice lo que sucedió cuando Jesús fue bautizado en el año 29: “El espíritu santo bajó sobre él [...], y salió una voz del cielo: ‘Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado’” (Luc. 3:21, 22). De esta manera, Jehová dejó claro quién era el “escogido” que se menciona en la profecía de Isaías (léase Isaías 42:1-7). Jesús cumplió de forma sorprendente esta profecía durante su ministerio. En su Evangelio, Mateo citó las palabras de Isaías 42:1-4 y las aplicó a Jesús (Mat. 12:15-21).

      9, 10. a) ¿Cómo cumplió Jesús durante su ministerio la profecía de Isaías 42:3? b) ¿Cómo puso de manifiesto lo que es la verdadera justicia? c) ¿Cuándo establecerá la justicia en la Tierra?

      9 Los líderes religiosos de los días de Jesús despreciaban al pueblo (Juan 7:47-49). Trataban tan mal a la gente que esta parecía una “caña quebrantada” o una “mecha de lino” a punto de apagarse. Jesús, en cambio, fue compasivo con los pobres y los afligidos (Mat. 9:35, 36). A todos ellos les hizo esta bondadosa invitación: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré” (Mat. 11:28). Además, puso de manifiesto lo que es la verdadera justicia al enseñar las normas de Jehová sobre el bien y el mal (Isa. 42:3). Enseñó que la Ley de Dios debía aplicarse de manera razonable y misericordiosa (Mat. 23:23). Y actuó con justicia al predicar a ricos y pobres por igual (Mat. 11:5; Luc. 18:18-23).

      10 De acuerdo con la profecía de Isaías, el escogido de Jehová establecería “la justicia en la tierra” (Isa. 42:4). Y esto es lo que hará dentro de poco como Rey del Reino mesiánico, cuando destruya a los gobiernos humanos y los reemplace con su propio gobierno justo. Instaurará, entonces, un nuevo mundo, donde “la justicia habrá de morar” (2 Ped. 3:13; Dan. 2:44).

      Una “luz” y un “pacto”

      11. ¿En qué sentido fue Jesús la “luz de las naciones” en el siglo primero, y cómo lo sigue siendo hoy día?

      11 En cumplimiento de la profecía de Isaías 42:6, Jesús fue la “luz de las naciones”. Durante su ministerio iluminó sobre todo a los judíos (Mat. 15:24; Hech. 3:26). Sin embargo, también dijo: “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12). Así es, él emitió luz tanto para los judíos como para el resto de las naciones al iluminarlos espiritualmente y al dar su vida humana perfecta para rescatar a toda la humanidad (Mat. 20:28). Después de resucitar, les dijo a sus discípulos que debían ser testigos de él “hasta la parte más distante de la tierra” (Hech. 1:8). Por esa razón, cuando Pablo y Bernabé emplearon la expresión bíblica “luz de naciones”, la aplicaron a la labor de predicación que estaban realizando entre los no judíos (Hech. 13:46-48; compárese con Isaías 49:6). Esa obra la llevan a cabo hoy día los hermanos ungidos de Jesús que quedan en la Tierra y sus compañeros de las otras ovejas. Todos ellos imparten iluminación espiritual y ayudan a la gente a tener fe en Jesús, la “luz de las naciones”.

      12. ¿En qué sentido dio Jehová a su Siervo “como pacto del pueblo”?

      12 En esa misma profecía, Jehová le dijo a su Siervo escogido: “Te salvaguardaré y te daré como pacto del pueblo” (Isa. 42:6). Satanás hizo todo lo posible por acabar con Jesús y evitar que terminara su ministerio, pero Jehová protegió a su Hijo hasta que llegó el momento de su muerte (Mat. 2:13; Juan 7:30). Entonces, lo resucitó y lo dio como “pacto” a su pueblo. Ese pacto o promesa solemne garantizó que el fiel Siervo de Dios continuaría siendo la “luz de las naciones” y que liberaría a quienes estuvieran en oscuridad espiritual (léase Isaías 49:8, 9).b

      13. ¿Cómo liberó Jesús a los que están en oscuridad espiritual cuando estuvo en la Tierra, y cómo lo hace ahora?

      13 En conformidad con esta promesa, el Siervo escogido de Jehová abriría “los ojos [de los] ciegos”, sacaría “del calabozo al prisionero” y liberaría “a los que están sentados en oscuridad” (Isa. 42:7). Para lograrlo, Jesús puso al descubierto las tradiciones religiosas contrarias a las Escrituras y predicó las buenas nuevas del Reino (Mat. 15:3; Luc. 8:1). De ese modo liberó de la esclavitud espiritual a muchos judíos, y estos llegaron a ser sus discípulos (Juan 8:31, 32). Jesús ha liberado también a millones de personas que no son judías. Este es el mandato que dio a todos sus seguidores: “Vayan [...] y hagan discípulos de gente de todas las naciones”. Además, les prometió que estaría con ellos “hasta la conclusión del sistema de cosas” (Mat. 28:19, 20). Así es, Jesucristo está supervisando desde el cielo la predicación mundial del Reino.

      Jehová eleva a su Siervo a una posición superior

      14, 15. ¿Cómo elevó Jehová a su Siervo a una posición superior, y por qué lo hizo?

      14 En otra profecía que habla sobre su Siervo, Jehová dice lo siguiente: “¡Miren! Mi siervo actuará con perspicacia. Estará en puesto alto, y ciertamente será elevado y ensalzado en gran manera” (Isa. 52:13). Debido a que su Hijo fue leal a su soberanía y fue fiel pese a las más duras pruebas, Jehová lo elevó a una posición superior.

      15 El apóstol Pedro dijo lo siguiente acerca de Jesús: “Él está a la diestra de Dios, porque siguió su camino al cielo; y ángeles y autoridades y poderes fueron sujetados a él” (1 Ped. 3:22). Asimismo, el apóstol Pablo escribió: “[Jesús] se humilló y se hizo obediente hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento. Por esta misma razón, también, Dios lo ensalzó a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por encima de todo otro nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están sobre la tierra y de los que están debajo del suelo, y reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor para la gloria de Dios el Padre” (Fili. 2:8-11).

      16. a) ¿Cómo fue “ensalzado en gran manera” Jesús en 1914? b) ¿Qué ha logrado Jesús desde entonces?

      16 En 1914, Jesús fue “ensalzado en gran manera” cuando Jehová le otorgó una posición aún más elevada: el trono del Reino mesiánico (Sal. 2:6; Dan. 7:13, 14). Desde entonces, ha estado “sojuzgando en medio de [sus] enemigos” (Sal. 110:2). Primero sometió a Satanás y a sus demonios y los arrojó a la Tierra (Rev. 12:7-12). Luego, en su papel de Ciro Mayor, liberó del yugo de “Babilonia la Grande” a sus hermanos ungidos que estaban en la Tierra (Rev. 18:2; Isa. 44:28). Ahora encabeza una obra mundial de predicación que ha reunido a “los restantes” de sus hermanos espirituales, así como a millones de “otras ovejas”, los leales compañeros del “rebaño pequeño” (Rev. 12:17; Juan 10:16; Luc. 12:32).

      17. ¿Qué nos ha enseñado sobre el Siervo de Dios este análisis de las profecías de Isaías?

      17 El análisis de estas asombrosas profecías del libro de Isaías seguramente nos ha hecho valorar más a nuestro Rey y Salvador, Jesucristo. Su actitud obediente en la Tierra fue un reflejo de la excelente capacitación que recibió de su Padre en el cielo. Y ha demostrado ser la “luz de las naciones”, no solo mediante su propio ministerio, sino también supervisando la labor de sus discípulos hasta el día de hoy. En el siguiente artículo analizaremos otra profecía relacionada con el Siervo Mesiánico, la cual predijo que sufriría y moriría para salvarnos. Debemos reflexionar en estos asuntos “con sumo cuidado y atención”, sobre todo ahora que se acerca la Conmemoración de la muerte de Jesús (Heb. 12:2, 3).

      [Notas]

      a Estas profecías se encuentran en Isaías 42:1-7; 49:1-12; 50:4-9, y 52:13–53:12.

      b Encontrará más información sobre la profecía de Isaías 49:1-12 en el libro Las profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad II, páginas 136-145.

  • El Siervo de Jehová: traspasado por nuestra transgresión
    La Atalaya 2009 | 15 de enero
    • El Siervo de Jehová: traspasado por nuestra transgresión

      “A él se le estuvo traspasando por nuestra transgresión; se le estuvo aplastando por nuestros errores [...], y a causa de sus heridas ha habido una curación para nosotros.” (ISA. 53:5)

      1. Al celebrar la Conmemoración, ¿qué debemos tener presente, y qué profecía nos ayudará a este respecto?

      TODOS los años, la Conmemoración nos presenta la oportunidad de reflexionar en lo que han logrado la muerte y resurrección de Jesús. Esta celebración nos recuerda la importancia que tienen la vindicación de la soberanía de Jehová, la santificación de su nombre y el cumplimiento de su propósito, que incluye la salvación de la humanidad. Quizá la profecía bíblica que mejor describe el sacrificio de Cristo y lo que este ha logrado sea la que leemos en Isaías 53:3-12. El profeta Isaías predijo los sufrimientos del Siervo de Dios y suministró detalles específicos acerca de su muerte. Además, habló de los beneficios que recibirían como resultado los cristianos ungidos y las “otras ovejas” (Juan 10:16).

      2. ¿Qué demuestra la profecía de Isaías, y qué efecto tendrá en nosotros analizarla?

      2 Siete siglos antes del nacimiento de Jesús, Jehová inspiró a Isaías para que profetizara que su Siervo escogido sería fiel aunque lo probaran hasta el límite. De esta manera demostró la absoluta confianza que tenía en que su Hijo le sería leal. El análisis de esta profecía hará que nuestros corazones rebosen de fe y amor a Dios.

      “Despreciado” y considerado “como de ninguna importancia”

      3. a) ¿Por qué deberían haber recibido favorablemente a Jesús los judíos? b) ¿Cómo lo recibieron?

      3 (Léase Isaías 53:3.) Para el Hijo unigénito debió de haber sido muy difícil dejar a su querido Padre, venir a la Tierra y sacrificar su vida para salvar a la humanidad del pecado y la muerte (Fili. 2:5-8). Ese sacrificio lograría algo que los sacrificios animales estipulados en la Ley mosaica nunca lograron: el perdón completo de los pecados (Heb. 10:1-4). Por eso, lo menos que podía haber hecho la gente era recibirlo favorablemente. Al menos eso es lo que deberían haber hecho los judíos, que estaban esperando al Mesías prometido (Juan 6:14). Pero Cristo fue “despreciado” por los judíos, quienes, según la profecía de Isaías, lo consideraron “como de ninguna importancia”. El apóstol Juan escribió: “Vino a su propia casa, pero los suyos no lo recibieron” (Juan 1:11). Y el apóstol Pedro les dijo a los judíos: “El Dios de nuestros antepasados [...] ha glorificado a su Siervo, Jesús, a quien ustedes, por su parte, entregaron y repudiaron ante el rostro de Pilato, cuando él había decidido ponerlo en libertad. Sí, ustedes repudiaron a aquel santo y justo” (Hech. 3:13, 14).

      4. ¿En qué sentido se familiarizó Jesús con la enfermedad?

      4 Isaías también predijo que Jesús estaría “familiarizado con la enfermedad”. Aunque, como indica la Biblia, Jesús se cansaba de vez en cuando, nunca tuvo problemas de salud (Juan 4:6). ¿En qué sentido, entonces, se familiarizó con la enfermedad? En el sentido de que en su ministerio conoció a personas que estaban enfermas, a muchas de las cuales curó, movido por la compasión (Mar. 1:32-34). Así Jesús cumplió esta profecía: “Verdaderamente nuestras enfermedades fueron las que él mismo llevó; y en cuanto a nuestros dolores, él los cargó” (Isa. 53:4a; Mat. 8:16, 17).

      Como si fuera “golpeado por Dios”

      5. ¿Cómo consideraron muchos judíos la muerte de Jesús, y por qué intensificó esto sus sufrimientos?

      5 (Léase Isaías 53:4b.) Pocos contemporáneos de Jesús comprendieron la razón de su sufrimiento y muerte. La mayoría creía que Dios lo estaba castigando, como si le hubiera enviado una plaga o una dolencia repugnante (Mat. 27:38-44). Los judíos lo acusaron de blasfemia (Mar. 14:61-64; Juan 10:33). Claro está, Jesús no cometió este ni ningún otro pecado. No obstante, debido al gran amor que sentía por su Padre, la mismísima idea de morir acusado de ser un blasfemo tuvo que haber intensificado sus sufrimientos. Con todo, siempre estuvo dispuesto a someterse a la voluntad de Jehová (Mat. 26:39).

      6, 7. ¿En qué sentido aplastó Jehová a su Siervo fiel, y por qué dice la profecía que se deleitó en hacerlo?

      6 Pero la profecía de Isaías no solo dice que habría gente que pensaría que Cristo estaba siendo “golpeado por Dios”; también dice lo siguiente: “Jehová mismo se deleitó en aplastarlo” (Isa. 53:10). Puesto que Jehová había dicho: “¡Mira! ¡Mi siervo [...]! ¡Mi escogido, a quien mi alma ha aprobado!”, ¿cómo es posible que se deleitara en aplastarlo? (Isa. 42:1.) ¿Qué significan esas palabras?

      7 A fin de entender esta parte de la profecía, debemos recordar que cuando Satanás desafió la soberanía de Jehová, también cuestionó la lealtad de todos los siervos de Dios, los que están en el cielo y los que están en la Tierra (Job 1:9-11; 2:3-5). Al mantenerse fiel hasta la muerte, Jesús suministró la respuesta perfecta al desafío de Satanás. Así, aunque Jehová sufrió mucho al permitir que su Hijo muriera a manos de sus enemigos, se sintió sumamente complacido al observar su lealtad inquebrantable (Pro. 27:11). Otra causa de deleite para Jehová fue saber que la muerte de su Hijo beneficiaría a las personas que se arrepintieran (Luc. 15:7).

      Traspasado “por nuestra transgresión”

      8, 9. a) ¿Cómo fue Jesús traspasado “por nuestra transgresión”? b) ¿Cómo confirmó esto el apóstol Pedro?

      8 (Léase Isaías 53:6.) Como ovejas perdidas, los seres humanos pecadores hemos andado errantes en busca de liberación de la enfermedad y la muerte heredada de Adán (1 Ped. 2:25). Como somos imperfectos, ninguno de nosotros puede recomprar lo que Adán perdió (Sal. 49:7). Sin embargo, en su gran amor, “Jehová mismo ha hecho que el error de todos nosotros se encuentre con” su querido Hijo y Siervo escogido. Cristo permitió que se le traspasara “por nuestra transgresión” y se le aplastara “por nuestros errores”, y así se llevó nuestros pecados al madero y murió en lugar de nosotros.

      9 El apóstol Pedro escribió: “Ustedes fueron llamados a este curso, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención. Él mismo cargó con nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero, para que acabáramos con los pecados y viviéramos a la justicia”. Y añadió lo siguiente citando la profecía de Isaías: “Y ‘por sus heridas ustedes fueron sanados’” (1 Ped. 2:21, 24; Isa. 53:5). Esto abrió la puerta para que los pecadores se reconciliaran con Dios. Como dijo Pedro posteriormente: “Cristo murió una vez para siempre respecto a pecados, un justo por injustos, para conducirlos a ustedes a Dios” (1 Ped. 3:18).

      Llevado “como un cordero a la degollación”

      10. a) ¿Cómo llamó Juan el Bautista a Jesús? b) ¿Por qué resultaron apropiadas las palabras de Juan?

      10 (Léase Isaías 53:7, 8.) Cuando Juan el Bautista vio venir a Jesús, exclamó: “¡Mira, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29). Al usar el término “Cordero”, es posible que Juan haya tenido presentes estas palabras de Isaías: “Se le fue llevando justamente como un cordero a la degollación” (Isa. 53:7, nota). Además, Isaías dijo de él: “Derramó su alma hasta la mismísima muerte” (Isa. 53:12). Es interesante notar que la noche en que Jesús instituyó la Conmemoración de su muerte, les entregó una copa de vino a sus once apóstoles fieles y les dijo: “Esto significa mi ‘sangre del pacto’, que ha de ser derramada a favor de muchos para perdón de pecados” (Mat. 26:28).

      11, 12. a) ¿Qué nos indica sobre el sacrificio de Cristo el que Isaac estuviera dispuesto a morir? b) ¿Qué debemos tener presente sobre Jehová, el Abrahán Mayor, cuando asistimos a la Conmemoración?

      11 Al igual que Isaac, el hijo de Abrahán, Jesús estuvo dispuesto a ofrecerse como sacrificio (Gén. 22:1, 2, 9-13; Heb. 10:5-10). Ahora bien, recordemos que, aunque Isaac consintió en ser sacrificado, fue Abrahán quien trató de ofrecer el sacrificio (Heb. 11:17). De igual modo, Jesús estuvo dispuesto a morir, pero fue Jehová quien dispuso que se llevara a cabo ese sacrificio. Por lo tanto, el sacrificio de Jesús es una expresión del profundo amor que Dios le tiene a la humanidad.

      12 Jesús mismo dijo: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). Y el apóstol Pablo escribió: “Dios recomienda su propio amor a nosotros en que, mientras todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom. 5:8). Por consiguiente, aunque honramos a Cristo conmemorando su muerte, jamás debemos olvidar que el que hizo posible aquel sacrificio fue Jehová, el Abrahán Mayor. Asistimos a la Conmemoración, pues, para darle la alabanza que se merece.

      El Siervo eleva a “una posición de justos a muchas personas”

      13, 14. ¿De qué manera elevó el Siervo de Jehová a “una posición de justos a muchas personas”?

      13 (Léase Isaías 53:11, 12.) Jehová dijo lo siguiente de su Siervo escogido: “El justo, mi siervo, traerá una posición de justos a muchas personas”. ¿Qué quiere decir eso? Al final del versículo 12 encontramos una pista: “Y por los transgresores [el Siervo] procedió a interponerse”. Todos los descendientes de Adán nacemos en pecado, somos transgresores, y por tanto recibimos “el salario que el pecado paga”: la muerte (Rom. 5:12; 6:23). Por eso necesitamos reconciliarnos con Jehová. El capítulo 53 de Isaías describe muy bien cómo Jesús se interpuso, o intercedió, a favor de la humanidad pecadora. Dice así: “El castigo que era para nuestra paz estuvo sobre él, y a causa de sus heridas ha habido una curación para nosotros” (Isa. 53:5).

      14 Al cargar con nuestros pecados y morir por nosotros, Cristo elevó a “una posición de justos a muchas personas”. Pablo escribió: “Dios tuvo a bien el que toda la plenitud morara en [Cristo], y mediante él reconciliar de nuevo consigo mismo todas las otras cosas, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en el madero de tormento, no importa que estas sean las cosas sobre la tierra o las cosas en los cielos” (Col. 1:19, 20).

      15. a) ¿A quiénes se refiere la expresión “las cosas en los cielos”, utilizada por Pablo? b) ¿Quiénes únicamente pueden participar de los emblemas de la Conmemoración, y por qué?

      15 “Las cosas en los cielos” que se reconcilian con Jehová mediante la sangre derramada de Cristo son los cristianos ungidos, que reinarán con Cristo en los cielos. A estos cristianos, que son “participantes del llamamiento celestial”, se les declara “justos para vida” (Heb. 3:1; Rom. 5:1, 18). Entonces Jehová los engendra como hijos espirituales. El espíritu santo les da testimonio de que son “coherederos con Cristo” y que han sido escogidos para ser reyes y sacerdotes en su Reino celestial (Rom. 8:15-17; Rev. 5:9, 10). Llegan a formar parte del Israel espiritual, “el Israel de Dios”, y se les introduce en el “nuevo pacto” (Gál. 6:16; Jer. 31:31-34). Como miembros del nuevo pacto, tienen derecho a tomar el pan de la Conmemoración y beber de la copa de vino, de la que Jesús dijo: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre, que ha de ser derramada a favor de ustedes” (Luc. 22:20).

      16. a) ¿Qué son “las cosas sobre la tierra”? b) ¿De qué manera se les eleva a una posición de justicia ante Jehová?

      16 “Las cosas sobre la tierra” son las otras ovejas de Cristo, que tienen la esperanza de vivir para siempre en un paraíso terrestre. A estas personas el Siervo de Dios también las eleva a una posición de justicia ante Jehová. Puesto que tienen fe en el sacrificio de Cristo y por ello “han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”, Jehová los considera justos, no como hijos espirituales, sino como amigos, y les ofrece la maravillosa perspectiva de sobrevivir a “la gran tribulación” (Rev. 7:9, 10, 14; Sant. 2:23). Como no están en el nuevo pacto y, por tanto, no tienen la esperanza de vivir en el cielo, estas otras ovejas no participan de los emblemas de la Conmemoración. No obstante, muestran su respeto al estar presentes en calidad de observadores.

      Agradezcamos lo que han hecho Jehová y su Siervo

      17. ¿Cómo nos ha preparado para la Conmemoración este estudio de las profecías de Isaías?

      17 Este examen de las profecías de Isaías que se centran en el Siervo de Dios es una excelente manera de preparar nuestra mente para la Conmemoración de la muerte de Cristo. Nos ha permitido mirar “atentamente al Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe” (Heb. 12:2). Hemos recordado que el Hijo de Dios no tiene el menor rastro de rebeldía. A diferencia de Satanás, él se complace en aprender de Jehová, pues lo reconoce como el Señor Soberano. Durante su ministerio, Jesús sintió compasión por la gente a la que predicaba, y curó a muchos de ellos tanto en sentido físico como espiritual. Así demostró lo que hará como Rey Mesiánico en el nuevo mundo, cuando “establezca la justicia en la tierra” (Isa. 42:4). El celo que mostró al predicar el Reino, como “luz de las naciones”, nos recuerda que debemos predicar las buenas nuevas con entusiasmo por toda la Tierra (Isa. 42:6).

      18. ¿Por qué llenan nuestro corazón de gratitud las profecías de Isaías?

      18 Las profecías de Isaías también nos ayudan a valorar mejor el gran sacrificio que hizo Jehová al enviar a su querido Hijo a la Tierra para que sufriera y muriera por nosotros. Jehová se deleitó, no en ver sufrir a su Hijo, sino en observar su lealtad hasta la muerte. Al igual que Jehová, nos alegra saber todo lo que Jesús hizo para demostrar que Satanás es un mentiroso, para santificar el nombre de Jehová y para vindicar su soberanía. Además, Cristo cargó con nuestros pecados y murió por nosotros. De esta manera hizo posible que tanto el rebaño pequeño como las otras ovejas tuvieran una posición de justicia ante Jehová. Cuando nos reunamos para celebrar la Conmemoración, sin duda nuestros corazones se llenarán de gratitud por lo que han hecho Jehová y su fiel Siervo.

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