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Defendemos la libertad religiosa en comunidades indígenasCómo usamos las donaciones
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Los ayudamos a volver a casa
En una comunidad huichol en las montañas de Jalisco (México), los hermanos se negaron con mucho respeto a participar en ciertas prácticas religiosas que iban en contra de lo que dice la Biblia.b Como esto enojó a algunos miembros de la comunidad, el 4 de diciembre de 2017, un grupo de gente enfurecida atacó a unos Testigos y a otras personas que estaban con ellos. Este grupo violento los expulsó de la comunidad, destruyó sus propiedades y amenazaron con matar a cualquiera que intentara regresar.
Los Testigos de los pueblos cercanos les dieron a los hermanos todo lo que necesitaban. ¿Pero qué se podía hacer para que regresaran a casa? Uno de nuestros hermanos, llamado Agustín, explica: “No teníamos dinero para contratar a un abogado y tampoco sabíamos dónde buscar ayuda legal”.
En vista de que la libertad religiosa de nuestros hermanos estaba en peligro, la sucursal de Centroamérica enseguida puso manos a la obra. Primero, les pidieron a las autoridades locales que investigaran los delitos. Después, el Comité de Coordinadores del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová aprobó que la sucursal trabajara con el Departamento de Asuntos Legales de la central mundial y presentara una demanda a favor de los hermanos huicholes. Con el tiempo, el caso llegó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el tribunal con más autoridad de México.
Un equipo internacional de abogados preparó un discurso en el que se explicaba claramente que, así como otras personas deben respetar la cultura de las comunidades indígenas, estas comunidades tienen que respetar y proteger las libertades de todos sus miembros. Los derechos humanos no tienen fronteras.
El 8 de julio de 2020, la Suprema Corte de Justicia falló por unanimidad a favor de los testigos de Jehová y ordenaron que se les permitiera regresar a su comunidad a todos los que habían sido echados de ella. Agustín, de quien hablamos antes, dice en nombre de todos: “Estamos muy contentos y agradecidos por todo lo que los hermanos han hecho por nosotros. No sabemos qué habría sido de nosotros si no nos hubieran ayudado”.
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Nuestros abogados y otros hermanos dedicaron más de 380 horas a preparar el caso de México y otras 240 horas a traducir los documentos.
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