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Se ofrecieron de buena gana para servir en MéxicoLa Atalaya 2013 | 15 de abril
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Racquel y Phillip
Essly se limitó a tomar unos cursos complementarios que le permitieron sostenerse y ser precursora, y luego se mudó a un lugar con mucha necesidad de publicadores del Reino. Hasta aceptó el reto de aprender dos idiomas indígenas: otomí y tlapaneco. Al reflexionar en los tres años que ha dedicado a predicar en regiones apartadas, Essly afirma: “Servir donde hacen falta más publicadores le ha dado verdadero sentido a mi vida y me ha hecho feliz. Pero lo mejor es que ha estrechado mi relación con Jehová”.
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Se ofrecieron de buena gana para servir en MéxicoLa Atalaya 2013 | 15 de abril
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Puede que no sea fácil adaptarse a otra cultura y a distintas costumbres, especialmente si uno se va a vivir a una población indígena en una zona remota. Eso fue lo que les sucedió a Phillip y Racquel cuando se fueron a una región de habla náhuatl. “Las diferencias culturales eran enormes”, comenta Phillip. ¿Cómo lograron adaptarse? “Nos fijábamos en las cosas buenas que veíamos en los náhuatl —prosigue—, como la unidad que reina en sus familias y la sinceridad y generosidad que se muestran unos a otros.” Racquel agrega: “Aprendimos muchas cosas al vivir allí y servir a Jehová con nuestros hermanos de esa comunidad indígena”.
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