¿Cómo saber si existe un Dios?
EXISTE un indicio sobresaliente de la existencia de un Creador que todos llevamos en nosotros mismos. Hacemos uso de él a diario en mayor o menor grado y, sin embargo, tendemos a darlo por sentado. Pesa 1,4 kilo (3 lbs., aprox.), tiene el tamaño de un pomelo (toronja), se parece un poco a la parte carnosa de la nuez y se halla protegido por el cráneo. No hay duda, hablamos del cerebro humano.
No obstante, esta sencilla descripción de ningún modo hace honor a una maravilla del diseño como lo es el cerebro humano. El neurobiólogo francés, Dr. Jean-Pierre Changeux, lo describe en estos términos: “El cerebro humano me hace pensar en un gigantesco entramado de decenas de miles de millones de redes neuronales por el que miríadas de impulsos eléctricos se propagan, regulados de tanto en tanto por una variadísima formación de señales químicas. La organización química y anatómica de esta máquina es tan complicada que escapa a la imaginación”. (Neuronal Man [El hombre neuronal].)
Según el neurólogo Dr. Richard Restak, cada una de las aproximadamente cien mil millones de neuronas o células nerviosas, “puede tener más de mil sinapsis o puntos de contacto entre unas y otras células. Incluso las células que se hallan en la corteza cerebral pueden llegar a tener hasta doscientas mil sinapsis”.
El Dr. Changeux calcula que hay “como unos 600.000.000 [de sinapsis] por milímetro cúbico”. Un milímetro cúbico es del tamaño de ¡una cabeza de alfiler! Entonces, ¿cuántas sinapsis o puntos de conexión pueden haber en el cerebro? Según el Dr. Restak: “Pueden haber en el cerebro de diez a cien billones de sinapsis y cada una funciona como una calculadora diminuta que registra en forma de impulsos eléctricos las señales que llegan”. ¿Qué significa esto? El Dr. Restak dice: “La cantidad de conexiones que se produce en la vasta red del sistema neuronal del cerebro es realmente astronómica”.
¿Cómo se transmite la información?
Pero eso no es todo. Las neuronas cerebrales establecen su contacto por medio de un conjunto ramificado de filamentos pequeños llamados dendritas. A este respecto, el Dr. Restak dice: “Se calcula que la suma total del largo de las dendritas cerebrales sobrepasaría cientos de miles de kilómetros”. ¡Todo eso recogido en la compacta masa cerebral que hay en nuestra cabeza!
Pero, ¿cómo se transmite la información en ese fascinante universo del cerebro? ¿Cómo se salva el vacío sináptico, de una 25 millonésima de milímetro (una millonésima de pulgada) de ancho, que hay entre célula y célula? Por la “simple” conversión del impulso eléctrico en una señal química que, salvando el vacío entre una célula y otra, hace de neurotransmisor. Hay decenas de sustancias químicas que actúan como neurotransmisoras, algunas de las cuales también “desempeñan un papel completamente diferente en otras zonas del organismo”. (Neuronal Man [El hombre neuronal].)
Deténgase por un momento y medite en lo que acaba de leer. ¿Podría decirse que esa vasta complejidad, comprimida en una cavidad craneana tan pequeña, pudiera atribuirse a la naturaleza ciega o a un proceso de tanteo no dirigido? ¿O, más bien, es el brillante diseño de un Creador?
“El fenómeno más sobresaliente”
El impresionante abismo que existe entre el animal más inteligente y una persona de término medio se debe al cerebro humano. Como dijeron los profesores en biología humana, Los doctores Ornstein y Thompson, en su obra The Amazing Brain (El sorprendente cerebro): “La capacidad de aprendizaje que tiene la mente humana —para almacenar y recordar información— es el fenómeno más sobresaliente del universo biológico. Todo lo que nos hace humanos —el habla, el pensamiento, el conocimiento, la cultura— es consecuencia de su extraordinaria capacidad”.
Pues bien, si esta información acerca del cerebro realmente le impresiona, ¿no debería usted al menos considerar la posibilidad de que un Creador y Diseñador inteligente sea responsable por la existencia de este órgano tan complejo? Pablo, escritor bíblico y docto en leyes, razonó de este modo: “Porque lo que puede conocerse de Dios lo tienen a la vista, [...] lo invisible de Dios, es decir, su eterno poder y su divinidad, resulta visible para el que reflexiona sobre sus obras”. (Romanos 1:19, 20, Nueva Biblia Española.)
El milagro se produce en la matriz
Consideremos una pregunta tal vez más intrigante aun: ¿Cómo pudo de una sola célula fecundada en la matriz de una madre desarrollarse el complejo cerebro? El Dr. Restak, evolucionista, comenta: “Hay quienes dicen, con toda gratuidad, que todo está genéticamente programado, olvidándose de que la palabra programa carece de sentido si no hay un programador”. Sin embargo, como los evolucionistas por lo general no creen en la existencia de un “programador” superior, buscan una explicación alternativa. Bien, ¿qué hallamos cuando estudiamos el desarrollo del cerebro a partir de un minúsculo óvulo fecundado e implantado en la matriz de una madre?
El Dr. Restak declara: “no se puede hallar nada que se parezca al cerebro en el embrión humano hasta la tercera semana de su desarrollo. [En esa fase el embrión mide unos seis milímetros (menos de un cuarto de pulgada).] A partir de entonces, el cerebro, junto con el resto del sistema nervioso central, comienza a desarrollarse de una delgada capa de células que rodea al embrión”. Eso se dice muy pronto, pero recuerde: comenzamos con solo una célula fecundada. Luego, esa célula pone en marcha una serie increíble de multiplicaciones que se prolongarán durante nueve meses ¡a una proporción de 250.000 nuevas neuronas por minuto, hasta que el cerebro humano, completamente desarrollado, llega a 100.000 millones de células!
¡No sorprende entonces el que algunos científicos adopten una postura humilde cuando estudian el cerebro! El Dr. Miles Herkenham, un neurocientífico, dijo: “Siempre habrá algo que nos sacuda, que nos impresione, que nos mantenga humildes [...] Simplemente, el cerebro humano es el órgano más maravilloso en el universo conocido”.
Esa actitud humilde debería hacernos reconocer que, tras el origen del cerebro humano, existe una inteligencia superlativa, una mente incomparable que originó la mente humana. Como dijo el propio Creador: “Porque los pensamientos de ustedes no son mis pensamientos, ni son mis caminos los caminos de ustedes [...] Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que los caminos de ustedes, y mis pensamientos que los pensamientos de ustedes”. (Isaías 55:8, 9.)
Miles de indicios
Existen innumerables indicios que muestran que algo mucho más grande que la ciega casualidad ha sido responsable de la existencia de una variedad tan grande y compleja de vida en la Tierra. Por ejemplo, el instinto migratorio intraconstruido de los pájaros y los peces deja desconcertados a los científicos. ¿Cómo se originó esa capacidad instintiva?
El periódico The New York Times dijo en un artículo reciente: “Cada primavera y otoño millones de cigüeñas, pelícanos, gavilanes, águilas y otras aves grandes pasan sobre Israel en su vuelo migratorio entre Europa, Asia occidental y África en busca de la ruta más corta, bordeando el Mediterráneo”. ¿Por qué no vuelan sobre el Mediterráneo? El artículo sigue diciendo: “A diferencia de las aves pequeñas, que pueden cruzar el Mediterráneo en un día, las más grandes y pesadas deben volar aprovechando las corrientes de aire caliente que ascienden de la tierra. [...] Se dejan caer planeando desde la cima de la corriente térmica hasta el punto más bajo de la siguiente corriente, desde donde remontan el vuelo nuevamente, repitiendo así el proceso hasta llegar a África y en su vuelo de regreso”. ¡Y esto lo hacen sin mapa ni brújula y, en muchos casos, sin experiencia previa!
La coordinación del movimiento migratorio también es impresionante. El referido artículo añadió: “Cada especie venía prácticamente al mismo tiempo del año y siguiendo la misma ruta año tras año. Por ejemplo, el 4 de septiembre de 1984 y 1985, respectivamente, el halcón abejero inició su desfile sobre Israel y se calcula que unos 220.000 de ellos sobrevolaron Israel en dos días”. ¿Quién programó en los genes de estas aves esta capacidad instintiva? ¿Nadie? O, ¿un Creadora inteligente?
Un importante obstáculo para creer en Dios
En vista de esta evidencia circunstancial sobre la existencia de un Creador inteligente, ¿por qué es que tantas personas de buena formación académica y sinceras siguen sin creer en Dios? Hay varios factores que han podido influir en su manera de pensar.
Por ejemplo, a través de la historia la religión ha pintado a Dios como un ser misterioso que se desdobla en una Trinidad y destina las almas a tortura eterna en un infierno. Además, la religión ha proyectado una imagen pervertida de Dios, representándole como un Dios egoísta que permite que nuestros amados mueran para que él pueda poblar el cielo. Otras personas han observado cómo, frecuentemente, la religión predica una cosa y hace otra. No sorprende, por lo tanto, que mucha gente le haya dado la espalda a Dios.
Pero otra razón por la que muchas personas dudan de la existencia de Dios es debido al sufrimiento humano. ¿Cómo puede un Dios justo permitir tanto sufrimiento como el que la historia humana registra? Si es Todopoderoso, ¿por qué no pone fin a la guerra y al sufrimiento?
[Nota a pie de página]
a Para información más detallada sobre el origen de la vida, consulte el libro de 256 páginas e ilustrado, La vida... ¿cómo se presentó aquí? ¿Por evolución, o por creación?, publicado en 1985 por la Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
[Diagrama en la página 5]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
El cerebro humano tiene unos 100.000 millones de neuronas como esta, con miles de kilómetros de dendritas y billones de sinapsis
Dendrita
Sinapsis
Axón
[Ilustración en la página 5]
“La capacidad de aprendizaje que tiene la mente humana [...] es el fenómeno más sobresaliente del universo biológico.” (The Amazing Brain)
[Ilustración en la página 6]
En nueve meses un óvulo fecundado se convierte en un bebé con un cerebro de hasta 100.000 millones de células
[Ilustración en la página 7]
El instinto migratorio es otra evidencia de la existencia de una inteligencia superior tras la creación
Cigüeña blanca o común