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  • La apacibilidad, virtud cristiana esencial
    La Atalaya 2003 | 1 de abril
    • La apacibilidad, virtud cristiana esencial

      “Vístanse de [...] apacibilidad.” (COLOSENSES 3:12.)

      1. ¿Por qué es la apacibilidad una cualidad extraordinaria?

      CUANDO el clima es apacible, nos resulta grato o placentero. Y cuando son apacibles las personas, da gusto estar en su compañía. Con todo, el sabio rey Salomón señaló que “una lengua apacible [...] puede quebrar un hueso” (Proverbios 25:15). Así es: la apacibilidad es una cualidad extraordinaria, ya que aúna el carácter agradable y la fortaleza.

      2, 3. ¿Qué relación hay entre la apacibilidad y el espíritu santo, y qué examinaremos en este artículo?

      2 El apóstol Pablo incluyó la apacibilidad en su descripción del “fruto del espíritu” que hallamos en Gálatas 5:22, 23. El vocablo griego que la Traducción del Nuevo Mundo vierte “apacibilidad” en el versículo 23 suele reflejarse en otras versiones bíblicas con términos como “mansedumbre” o “dulzura”. Lo cierto es que en la mayoría de los idiomas no es fácil encontrar un equivalente exacto del original, pues este no se refiere a la docilidad y gentileza externas, sino a la suavidad y benignidad internas; de modo que no es tanto cuestión de modales como de la condición del corazón y la mente.

      3 Para entender mejor el significado y valor de la apacibilidad, examinemos cuatro ejemplos de las Escrituras (Romanos 15:4). De esta forma no solo aprenderemos en qué consiste esta virtud, sino también cómo cultivarla y manifestarla en todo momento.

      “De gran valor a los ojos de Dios”

      4. ¿Qué prueba hay de que Jehová valora la apacibilidad?

      4 Dado que la apacibilidad forma parte del fruto del espíritu de Dios, es lógico concluir que está íntimamente ligada a Su maravillosa personalidad. El apóstol Pedro escribió que el “espíritu quieto y apacible [...] es de gran valor a los ojos de Dios” (1 Pedro 3:4). En efecto, la apacibilidad es un atributo de Jehová, quien la estima muchísimo. Este hecho ya constituye suficiente razón para que la cultivemos todos sus siervos. Ahora bien, ¿cómo demuestra esta cualidad el Todopoderoso, la máxima Autoridad del universo?

      5. ¿Qué podemos obtener gracias a la apacibilidad de Jehová?

      5 Nuestros primeros padres, Adán y Eva, actuaron deliberadamente al violar la orden divina de no comer del árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo (Génesis 2:16, 17). Su desobediencia intencionada les acarreó el pecado, la muerte y el alejamiento de Dios, pero no solo a ellos, sino también a sus futuros descendientes (Romanos 5:12). Sin embargo, aunque tal condena estaba plenamente justificada, Jehová no se apresuró a dar por perdidos a los seres humanos, como si todos fueran irreformables e irredimibles (Salmo 130:3). No, no fue exigente, sino indulgente y benigno —como es propio de la persona apacible—, y brindó el medio para que la humanidad acudiera a él y obtuviera su favor. Dicho medio es el sacrificio redentor de su Hijo Jesucristo, gracias al cual podemos acercarnos sin temor al excelso trono divino (Romanos 6:23; Hebreos 4:14-16; 1 Juan 4:9, 10, 18).

      6. ¿Cómo demostró Dios apacibilidad en su manera de tratar a Caín?

      6 Mucho antes de que Jesús viniera a la Tierra, Jehová trató apaciblemente a Caín y Abel, los hijos de Adán, cuando le ofrecieron sacrificios. Sabedor de lo que tenían en sus corazones, “mir[ó] con favor” a Abel y su ofrenda, pero rechazó lo que le presentó Caín. Este reaccionó mal al notar que Dios daba su beneplácito a Abel y su sacrificio. El pasaje bíblico revela que “se enardeció de gran cólera, y empezó a decaérsele el semblante”. Pero ¿cuál fue la reacción de Jehová? ¿Se ofendió por su mala actitud? No. Con espíritu apacible le preguntó por qué estaba tan enojado y hasta le explicó lo que debía hacer para recibir “ensalzamiento” (Génesis 4:3-7). Ciertamente, Jehová es la apacibilidad en persona (Éxodo 34:6).

      La apacibilidad nos atrae y reconforta

      7, 8. a) ¿De qué medio disponemos para entender la apacibilidad de Jehová? b) ¿Qué indica Mateo 11:27-29 acerca de Jehová y Jesús?

      7 Uno de los mejores medios para entender las incomparables cualidades de Jehová es estudiar la vida y ministerio de Cristo (Juan 1:18; 14:6-9). Cuando Jesús estuvo en Galilea durante su segundo año de predicación, realizó muchas obras poderosas en Corazín, Betsaida, Capernaum y sus alrededores. Pese a ello, la mayoría de sus oyentes mostraron orgullo e indiferencia y se negaron a creer. ¿Cómo reaccionó él? Aunque les recordó con firmeza las consecuencias de su incredulidad, se compadeció del penoso estado espiritual en que se hallaban los ʽam ha·ʼá·rets, la gente común, las personas humildes que había entre ellos (Mateo 9:35, 36; 11:20-24).

      8 Las acciones posteriores de Jesús demostraron que “conoc[ía] [...] plenamente al Padre” y lo imitaba. Por ejemplo, hizo esta invitación a la gente humilde: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas”. ¡Cuánto consolaron y reconfortaron estas palabras a los oprimidos! Y hoy también nos ayudan a nosotros. Para que “el Hijo quiera revelar[nos]” al Padre, es preciso que, con actitud sincera, nos vistamos de apacibilidad (Mateo 11:27-29).

      9. ¿Qué cualidad está muy relacionada con la apacibilidad, y cómo la ejemplificó Jesús?

      9 Ser “humilde de corazón” está muy relacionado con ser apacible. A diferencia de la humildad, el orgullo fomenta la jactancia y, en muchas ocasiones, el trato áspero e insensible (Proverbios 16:18, 19). Jesús desplegó humildad durante todo su ministerio en la Tierra. Se comportó de modo muy distinto a los gobernantes mundanos, incluso en la ocasión en que, seis días antes de morir, entró cabalgando en Jerusalén y fue aclamado Rey de los Judíos. Cumplió así la profecía mesiánica de Zacarías: “¡Mira! Tu Rey viene a ti, de genio apacible, y montado sobre un asno, sí, sobre un pollino, prole de una bestia de carga” (Mateo 21:5; Zacarías 9:9). Además, el fiel profeta Daniel tuvo una visión en la que Jehová delegaba en su Hijo el gobierno. Sin embargo, en una profecía anterior aludió a Jesús como el “más humilde [...] de la humanidad”. En efecto, la apacibilidad y la humildad van de la mano (Daniel 4:17; 7:13, 14).

      10. ¿Por qué no implica debilidad la apacibilidad cristiana?

      10 La maravillosa apacibilidad de Jehová y Jesús nos ayuda a acercarnos a ellos (Santiago 4:8). Es patente que esta virtud no implica debilidad, ni mucho menos. Jehová, el Dios todopoderoso, despliega un torrente de energía dinámica y poder, y arde de indignación ante la injusticia (Isaías 30:27; 40:26). De igual modo, Jesús demostró que, pese a los ataques de Satanás, estaba decidido a no claudicar de sus principios. Por ejemplo, se negó a tolerar el comercio ilícito que efectuaban los guías religiosos de su época (Mateo 4:1-11; 21:12, 13; Juan 2:13-17). Sin embargo, nunca perdió la apacibilidad ante las debilidades de sus discípulos, sino que las soportó con paciencia (Mateo 20:20-28). Acertadamente, un biblista hace este comentario sobre la apacibilidad: “Tras esa docilidad está la fuerza del acero”. Así pues, todos nosotros haremos bien en demostrar esta cualidad cristiana.

      El hombre más apacible de su época

      11, 12. ¿Por qué es extraordinaria la apacibilidad de Moisés en vista de la formación que recibió?

      11 En tercer lugar, repasemos el ejemplo de Moisés, al que la Biblia califica como “el más apacible de todos los hombres que había sobre la superficie del suelo” (Números 12:3, nota). Estas palabras se escribieron por inspiración divina. Gracias a su extraordinaria apacibilidad, Moisés fue receptivo a la dirección de Jehová.

      12 Moisés recibió una formación fuera de lo común. En un tiempo de traiciones y asesinatos, Jehová se encargó de mantener vivo a este hijo de fieles hebreos. Pasó sus primeros años al cuidado de su madre, quien lo ayudó con diligencia a conocer a Jehová, el Dios verdadero. Más tarde, se le introdujo en un ambiente radicalmente distinto al de su hogar. “Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios —relató Esteban, mártir cristiano primitivo—. De hecho, era poderoso en sus palabras y hechos.” (Hechos 7:22.) Sin embargo, al observar los abusos que cometían los capataces de Faraón contra sus hermanos, puso de manifiesto su fe. Mató a un egipcio a quien vio maltratando a un hebreo, y por ello tuvo que huir de Egipto a la tierra de Madián (Éxodo 1:15, 16; 2:1-15; Hebreos 11:24, 25).

      13. ¿Cómo influyeron en Moisés los cuarenta años que residió en Madián?

      13 Con 40 años, Moisés tuvo que valerse por sí mismo en el desierto. Cuando llegó a Madián, se encontró con las siete hijas de Reuel y las ayudó a sacar agua para el numeroso rebaño de su padre. Al escuchar el emocionado relato de sus hijas, quienes al volver a casa le contaron que “cierto egipcio” las había librado de unos pastores que las molestaban, Reuel decidió invitarlo a vivir con ellos. Las dificultades que había padecido Moisés no le agriaron el carácter ni impidieron que se adaptara a su nuevo ambiente. Jamás flaqueó en su deseo de hacer la voluntad de Jehová. En el transcurso de cuarenta largos años —en los que se casó con Ziporá, crió una familia y apacentó las ovejas de su suegro—, cultivó y refinó la cualidad que llegó a caracterizarlo. En efecto, las adversidades le enseñaron a ser apacible (Éxodo 2:16-22; Hechos 7:29, 30).

      14. Relate un incidente que revela la apacibilidad de Moisés como caudillo de Israel.

      14 Moisés siguió demostrando apacibilidad aun después de recibir el nombramiento divino como caudillo de la nación de Israel. En cierta ocasión, un joven le contó que Eldad y Medad se estaban portando como profetas en el campamento a pesar de no haber estado presentes cuando Jehová derramó su espíritu sobre los 70 ancianos que serían ayudantes de Moisés. Josué exclamó: “¡Señor mío, Moisés, deténlos!”, a lo que este repuso apaciblemente: “¿Sientes celos por mí? No, ¡quisiera yo que todo el pueblo de Jehová fueran profetas, porque Jehová pondría su espíritu sobre ellos!” (Números 11:26-29). Con su apacibilidad, contribuyó a aminorar la tensión del momento.

      15. ¿Por qué es Moisés digno de imitar pese a sus imperfecciones?

      15 En una ocasión, parece que Moisés perdió la apacibilidad. Cuando se hallaba en Meribá, cerca de Qadés, no dio la debida gloria a Jehová, el Autor de Milagros (Números 20:1, 9-13). Es cierto que Moisés era imperfecto, pero su sólida fe lo sostuvo toda la vida, y su extraordinaria apacibilidad aún nos conmueve hoy día (Hebreos 11:23-28).

      La aspereza en contraposición a la apacibilidad

      16, 17. ¿Qué lección amonestadora aprendemos del relato de Nabal y Abigail?

      16 Hallamos un ejemplo amonestador en los días de David, poco después de la muerte de Samuel, profeta de Dios. Se trata de un matrimonio: Nabal y su esposa Abigail. ¡Qué diferentes eran los dos! Mientras que ella era “buena en cuanto a discreción”, él era “áspero y malo en sus prácticas”. Aunque los hombres de David habían protegido de los ladrones los grandes rebaños de Nabal, este respondió con una negativa grosera cuando le pidieron víveres. Con justa indignación, David y unos cuantos de sus hombres se ciñeron las espadas y marcharon a enfrentarse con Nabal (1 Samuel 25:2-13).

      17 Apenas se enteró Abigail de lo ocurrido, preparó pan, vino, carne, y tortas de pasas y de higos, y salió al encuentro de David, a quien le rogó: “Sobre mí misma, oh señor mío, esté el error; y, por favor, deja que tu esclava hable a tus oídos, y escucha las palabras de tu esclava”. David se ablandó ante tan apacible súplica, de modo que, tras escuchar sus explicaciones, dijo: “¡Bendito sea Jehová el Dios de Israel, que te ha enviado este día a mi encuentro! Y bendita sea tu sensatez, y bendita seas tú que me has restringido este día de entrar en culpa de sangre” (1 Samuel 25:18, 24, 32, 33). La aspereza terminó costándole la vida a Nabal, mientras que las buenas cualidades de Abigail la llevaron a disfrutar del privilegio de casarse con David. En efecto, su apacibilidad constituye un modelo para todos los siervos de Jehová de la actualidad (1 Samuel 25:36-42).

      Sigamos tras la apacibilidad

      18, 19. a) ¿Qué cambios resultan obvios cuando nos vestimos de apacibilidad? b) ¿Qué nos ayudará a hacernos un examen de conciencia objetivo?

      18 Por consiguiente, la apacibilidad es una cualidad esencial. No se reduce a la gentileza en el trato; es un atrayente rasgo del carácter que reconforta al prójimo. Es posible que en el pasado acostumbráramos hablar con aspereza y ser desconsiderados. Pero al aprender la verdad bíblica, nos convertimos en personas más amables, más agradables. Pablo se refirió a dicho cambio cuando dirigió esta exhortación a sus hermanos cristianos: “Vístanse de los tiernos cariños de la compasión, la bondad, la humildad mental, la apacibilidad y la gran paciencia” (Colosenses 3:12). La Biblia asemeja esta modificación de la personalidad a la transformación de bestias feroces, como lobos, leopardos, leones, osos y cobras, en pacíficos animales domésticos, como corderos, cabritos, becerros y vacas (Isaías 11:6-9; 65:25). Son reformas tan notables que quienes las observan se quedan maravillados. Nosotros, sin embargo, las atribuimos a la influencia del espíritu de Dios, pues su excelente fruto incluye la apacibilidad.

      19 ¿Significa lo anterior que una vez que realizamos los cambios necesarios y nos dedicamos a Jehová, ya no tenemos que seguir cultivando la apacibilidad? De ninguna manera. Hasta la ropa nueva requiere cuidados constantes para que siga luciendo limpia y presentable. Así pues, si nos “miramos” con cuidado en la Palabra de Dios y meditamos sobre los ejemplos que contiene, nos resultará más fácil vernos a nosotros mismos con nuevos ojos, con más objetividad. ¿Qué revela sobre nuestra persona el espejo de la Palabra inspirada? (Santiago 1:23-25.)

      20. ¿Cómo lograremos manifestar apacibilidad?

      20 Por naturaleza, cada persona tiene su propio temperamento. Aunque a algunos siervos de Dios les resulte más fácil mostrar apacibilidad, todos los cristianos tenemos que cultivar el fruto del espíritu, que incluye esta cualidad. Pablo ofreció este amoroso consejo a Timoteo: “Sigue tras la justicia, la devoción piadosa, la fe, el amor, el aguante, la apacibilidad” (1 Timoteo 6:11). La expresión “sigue tras” denota empeño; de ahí que la versión La Palabra de Dios para todos traduzca esta exhortación como “esfuérzate por alcanzar”. Si nos detenemos a reflexionar sobre los buenos ejemplos de la Palabra de Dios, estos se harán parte de nosotros como si los hubiésemos implantado en nuestro interior, de modo que nos moldearán y guiarán (Santiago 1:21).

      21. a) ¿Por qué debemos seguir tras la apacibilidad? b) ¿Qué analizaremos en el próximo artículo?

      21 El trato que damos al prójimo revela cuánto hemos progresado en este particular. “¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? —pregunta el discípulo Santiago—. Que muestre por su conducta excelente sus obras con una apacibilidad que pertenece a la sabiduría.” (Santiago 3:13.) ¿De qué maneras demostramos esta cualidad cristiana en el hogar, en el ministerio y en la congregación? Encontraremos útiles sugerencias en el próximo artículo.

  • Despleguemos “toda apacibilidad para con todos los hombres”
    La Atalaya 2003 | 1 de abril
    • Despleguemos “toda apacibilidad para con todos los hombres”

      “Continúa recordándoles [...] que sean razonables, y desplieguen toda apacibilidad para con todos los hombres.” (TITO 3:1, 2.)

      1. ¿Por qué no nos resulta siempre fácil demostrar apacibilidad?

      EL APÓSTOL Pablo escribió: “Háganse imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo” (1 Corintios 11:1). Hoy día, todos los siervos de Dios nos afanamos por seguir esta exhortación. Ciertamente, no nos resulta fácil, pues hemos heredado de nuestros primeros padres deseos egoístas y rasgos del carácter que no se compaginan con el ejemplo de Jesús (Romanos 3:23; 7:21-25). No obstante, si nos esforzamos, lograremos demostrar apacibilidad. Pero necesitamos algo más que fuerza de voluntad. ¿De qué se trata?

      2. ¿Cómo conseguiremos desplegar “toda apacibilidad para con todos los hombres”?

      2 La apacibilidad cristiana forma parte del fruto del espíritu santo. Por consiguiente, cuanto más nos sometamos a la dirección de la fuerza activa de Dios, mejor manifestaremos dicho fruto. Solo así conseguiremos desplegar “toda apacibilidad” para con nuestros semejantes (Tito 3:2). Examinemos cómo imitar el ejemplo de Jesús y así ser una fuente de “refrigerio”, o alivio, para quienes nos rodean (Mateo 11:29; Gálatas 5:22, 23).

      En la familia

      3. ¿Qué problemas familiares son un reflejo del espíritu del mundo?

      3 Un ámbito donde resulta esencial la apacibilidad es en el seno familiar. La Organización Mundial de la Salud considera que la violencia doméstica plantea mayores riesgos para la mujer que los accidentes automovilísticos y el paludismo juntos. Por ejemplo, en Londres, una cuarta parte de los delitos violentos denunciados se cometen en el hogar. Es común que al acudir la policía, la gente esté desfogándose con “gritería y habla injuriosa”. Y lo que es peor, muchos matrimonios dejan que la “amargura maliciosa” socave su relación. Todo lo anterior es el lamentable reflejo del “espíritu del mundo”, por lo que es inadmisible en las familias cristianas (Efesios 4:31; 1 Corintios 2:12).

      4. ¿Qué efecto puede tener la apacibilidad en la familia?

      4 Para contrarrestar las tendencias mundanas, precisamos el espíritu de Dios. En efecto, “donde está el espíritu de Jehová, hay libertad” (2 Corintios 3:17). Así, el amor, la bondad, el autodominio y la gran paciencia fortalecen el vínculo que une a cónyuges imperfectos (Efesios 5:33). La apacibilidad calma el ambiente y aporta un agradable contraste con las riñas y discusiones que reinan en muchos hogares. Aunque es importante lo que se dice, es en la forma de decirlo donde se dejan ver las intenciones. Si expresamos con apacibilidad lo que nos preocupa, se reduce la tensión, tal como indicó el sabio rey Salomón: “La respuesta, cuando es apacible, aparta la furia, pero la palabra que causa dolor hace subir la cólera” (Proverbios 15:1).

      5. ¿Cómo ayuda la apacibilidad en las casas divididas en materia de religión?

      5 La apacibilidad reviste especial importancia en las casas divididas en materia de religión. Cuando dicha cualidad va acompañada de muestras de bondad, contribuye a ganar para Jehová a quienes no tienen una actitud favorable. De ahí que Pedro aconseje a las cristianas casadas: “Estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido ellos testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto. Y que su adorno no sea el de trenzados externos del cabello ni el de ponerse ornamentos de oro ni el uso de prendas de vestir exteriores, sino que sea la persona secreta del corazón en la vestidura incorruptible del espíritu quieto y apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios” (1 Pedro 3:1-4).

      6. ¿Cómo estrecha la apacibilidad los lazos entre padres e hijos?

      6 La relación entre padres e hijos puede ser tirante, sobre todo si falta el amor a Jehová. No obstante, en todo hogar cristiano debe prevalecer la apacibilidad. El apóstol Pablo aconsejó a los cabezas de familia: “No estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová” (Efesios 6:4). Cuando reina la apacibilidad en la casa, se fortalecen los vínculos entre los progenitores y sus hijos. Dean, que tenía otros cuatro hermanos, comenta: “Papá era muy apacible. No recuerdo haber discutido con él ni una sola vez, ni siquiera en la adolescencia. Él no perdía nunca los estribos, aunque estuviese enojado. A veces me castigaba mandándome a la habitación o privándome de algo que me gustara, pero nunca peleábamos. Más que un padre, era nuestro amigo, y no queríamos fallarle”. Ciertamente, la apacibilidad estrecha los lazos entre padres e hijos.

      En el ministerio

      7, 8. ¿Por qué es esencial la apacibilidad en el ministerio cristiano?

      7 Otro ámbito en el que resulta esencial esta cualidad es en el ministerio cristiano. Al anunciar las buenas nuevas, nos encontramos con personas con actitudes muy distintas. Algunas escuchan con gusto el mensaje de esperanza que les llevamos, pero hay quienes, por una u otra razón, reaccionan mal. En este último caso, la apacibilidad nos facilita cumplir con la comisión de ser testigos hasta la parte más distante de la Tierra (Hechos 1:8; 2 Timoteo 4:5).

      8 El apóstol Pedro escribió: “Santifiquen al Cristo como Señor en su corazón, siempre listos para presentar una defensa ante todo el que les exija razón de la esperanza que hay en ustedes, pero haciéndolo junto con genio apacible y profundo respeto” (1 Pedro 3:15). Puesto que nos aferramos a Cristo como Dechado, procuramos mostrar apacibilidad y respeto cuando damos testimonio a quienes nos hablan con rudeza. De este modo solemos obtener magníficos resultados.

      9, 10. Ilustre con una experiencia el valor de la apacibilidad en el ministerio cristiano.

      9 Por ejemplo, cuando la esposa de Keith salió a ver quién llamaba a la puerta de su apartamento, él se quedó detrás. Al enterarse de que era un testigo de Jehová, la señora se irritó y acusó a los Testigos de maltratar a los hijos. El hermano que los visitaba mantuvo la calma y respondió con apacibilidad: “Lamento que tenga esa opinión. ¿Me permitiría explicarle qué creemos los testigos de Jehová?”. En ese momento, el marido, que había estado escuchando la conversación, decidió salir y dar por concluida la visita.

      10 Luego, a ambos les pesó haber tratado con brusquedad al hermano, cuyo carácter apacible les había causado una buena impresión. Pero una semana más tarde se asombraron al ver que volvió a visitarlos, y entonces le permitieron exponer la base bíblica de sus creencias. “Durante los siguientes dos años —comentaron tiempo después—, escuchamos en muchas ocasiones a otros Testigos.” Aceptaron un curso bíblico y llegaron a bautizarse en símbolo de su dedicación a Jehová. ¡Qué gratificante experiencia para el publicador que los visitó por vez primera! De hecho, los encontró años después y se enteró de que ya eran sus hermanos espirituales. ¡Todo un triunfo para la apacibilidad!

      11. ¿De qué manera facilita la apacibilidad que nuestros oyentes acepten la verdad cristiana?

      11 En el caso de Harold, sus vivencias como soldado lo habían llenado de amargura y de dudas sobre la existencia de Dios. Para colmo, un accidente ocasionado por un conductor ebrio lo había dejado con una minusvalía irreversible. Así, cuando los testigos de Jehová tocaron a su puerta, les pidió que no volvieran nunca más. Pero un día, un publicador llamado Bill fue a visitar a una persona interesada en la Biblia que vivía dos casas después y, por error, llamó en su hogar. Cuando él salió a abrir apoyado en dos bastones, el hermano inmediatamente presentó sus excusas y le explicó que su intención era hablar con otro vecino. ¿Cómo reaccionó Harold? Aunque Bill no lo sabía, él había visto en la televisión un reportaje sobre las labores de un equipo de construcción rápida en un Salón del Reino. Al ver a tantos Testigos trabajando juntos, quedó impresionado y cambió de actitud hacia ellos. Conmovido por la amabilidad con que se disculpó el hermano, así como por su carácter amable y sereno, aceptó que lo visitaran para estudiar la Biblia y progresó hasta el punto de bautizarse como siervo de Jehová.

      En la congregación

      12. ¿Qué actitudes mundanas debemos combatir los miembros de la congregación?

      12 El tercer ámbito en que resulta esencial la apacibilidad es en la congregación cristiana. En la sociedad actual, la confrontación está a la orden del día. Entre quienes adoptan un criterio carnal ante la vida, son frecuentes las discusiones, riñas y altercados. Estas actitudes mundanas se infiltran a veces en la congregación cristiana y se traducen en disputas y agresiones verbales, situaciones que, con gran dolor, tienen que atender los hermanos capacitados. Movidos por amor a Jehová y a sus hermanos, procuran recuperar a quienes se están descarriando (Gálatas 5:25, 26).

      13, 14. ¿Qué resultados suelen obtenerse al instruir “con apacibilidad a los que no están favorablemente dispuestos”?

      13 En el siglo primero, Pablo y su compañero Timoteo tuvieron problemas con algunos miembros de la congregación. El apóstol le aconsejó a este último que fuera precavido con los hermanos comparables a “vasos [...] para un propósito falto de honra”, y razonó que “el esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino de ser amable para con todos, capacitado para enseñar, manteniéndose reprimido bajo lo malo, instruyendo con apacibilidad a los que no están favorablemente dispuestos”. Cuando conservamos esa actitud frente a las provocaciones, quienes no están de acuerdo con nosotros suelen sentirse impulsados a replantearse sus críticas. Y, como sigue diciendo Pablo, puede que Jehová “les dé arrepentimiento que conduzca a un conocimiento exacto de la verdad” (2 Timoteo 2:20, 21, 24, 25). Como vemos en este pasaje, la apacibilidad se relaciona tanto con la amabilidad como con el autocontrol.

      14 Además, Pablo aplicaba sus propios consejos. Cuando tuvo que lidiar con los “apóstoles superfinos” de la congregación corintia, exhortó así a los hermanos: “Ahora yo mismo, Pablo, les suplico por la apacibilidad y bondad del Cristo, yo que soy humilde de apariencia entre ustedes, mientras que estando ausente soy denodado para con ustedes” (2 Corintios 10:1; 11:5). Sin duda, él imitaba a Cristo. Notemos que apeló a sus hermanos “por la apacibilidad” del Cristo. De ahí que evitara actitudes autoritarias o dominantes. Seguramente, su exhortación fue bien recibida por los hermanos de corazón receptivo. Con ello aflojó la tirantez y sentó las bases para la paz y la unidad de la congregación. ¿No es esta una línea de conducta que debemos tratar de seguir todos? Los ancianos, en particular, deben copiar los modelos de Cristo y Pablo.

      15. ¿Qué importancia tiene la apacibilidad a la hora de dar consejo?

      15 El deber de ayudarnos mutuamente no se limita a los momentos en que peligra la paz y unidad de la congregación. Mucho antes de que se produzca tirantez en las relaciones, los hermanos precisan orientación amorosa. “Hermanos, aunque un hombre dé algún paso en falso antes que se dé cuenta de ello, ustedes los que tienen las debidas cualidades espirituales traten de reajustar a tal hombre”, exhortó Pablo, quien luego especificó cómo hacerlo: “Con espíritu de apacibilidad, vigilándote a ti mismo, por temor de que tú también seas tentado” (Gálatas 6:1). No siempre es fácil conservar el “espíritu de apacibilidad”, en particular porque todos los cristianos, incluidos los que han recibido un nombramiento, luchamos contra tendencias pecaminosas. No obstante, si el reajuste se efectúa con apacibilidad, será más soportable para quien se está descarriando.

      16, 17. ¿Qué ayuda a vencer la resistencia a aplicar los consejos?

      16 El término para “reajustar” que se emplea en el original griego significa también realinear o restituir a su lugar los huesos rotos, procedimiento que es doloroso. El buen médico tranquiliza al paciente mencionándole los beneficios de tratar así la fractura. Con la calma que transmite lo reconforta, y con unas pocas palabras previas hace más llevaderas las mayores incomodidades. De igual modo, el reajuste espiritual puede ser doloroso, pero la apacibilidad lo hace más tolerable, ya que restaura la concordia y facilita que la persona aconsejada modifique su manera de actuar. Aun si se resiste inicialmente, la apacibilidad del consejero pudiera quebrantar la indisposición a seguir la sana guía de las Escrituras (Proverbios 25:15).

      17 Quien ayuda a una persona a reajustarse se arriesga siempre a que esta malinterprete como crítica su consejo. Un escritor afirma que “nunca existe tanto peligro de adoptar aires de superioridad —y por ende nunca es tan necesaria la mansedumbre— como cuando corregimos al prójimo”. Cultivar la apacibilidad que nace de la humildad permitirá que el consejero cristiano eluda este peligro.

      “Para con todos los hombres”

      18, 19. a) ¿Por qué podría hacérsele difícil al cristiano mostrar apacibilidad en el trato con las autoridades civiles? b) ¿Qué nos ayudará a ser apacibles con las autoridades, y cuál puede ser el resultado?

      18 A muchos se les hace difícil mostrar apacibilidad en el trato con las autoridades civiles. Es cierto que quienes mandan actúan en algunos casos sin bondad ni compasión (Eclesiastés 4:1; 8:9). Sin embargo, por amor a Jehová, reconocemos Su autoridad suprema y prestamos a los miembros de la administración la sumisión relativa que les corresponde (Romanos 13:1, 4; 1 Timoteo 2:1, 2). Hasta si hay altos cargos que tratan de limitar las facetas públicas de nuestra adoración a Jehová, buscamos con gusto otros medios disponibles de ofrecer el sacrificio de alabanza (Hebreos 13:15).

      19 No obstante, jamás recurrimos a la agresividad. Por el contrario, procuramos ser razonables, pero sin traicionar los principios justos. Esta actitud, que nos permite efectuar nuestro ministerio en 234 países, está en consonancia con el consejo de Pablo: “Estén en sujeción y sean obedientes a los gobiernos y a las autoridades como gobernantes, [...] estén listos para toda buena obra, [...] no hablen perjudicialmente de nadie, [...] no sean belicosos, [...] sean razonables, y desplieguen toda apacibilidad para con todos los hombres” (Tito 3:1, 2).

      20. ¿Qué recompensas aguardan a los apacibles?

      20 A los apacibles les esperan grandes bendiciones, tal como dijo Jesús: “Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra” (Mateo 5:5). En el caso de los hermanos de Cristo ungidos por espíritu, la apacibilidad les garantiza la felicidad y el privilegio de administrar el dominio terrestre del Reino. Y la “gran muchedumbre” de “otras ovejas” sigue desplegando esta cualidad y esperando con ansias la vida en el Paraíso terrestre (Revelación [Apocalipsis] 7:9; Juan 10:16; Salmo 37:11). ¡Qué futuro tan maravilloso nos aguarda! Así pues, nunca olvidemos el recordatorio que hizo Pablo a los cristianos de Éfeso: “Yo, por lo tanto, el prisionero en el Señor, les suplico que anden de una manera digna del llamamiento con el cual fueron llamados, con completa humildad mental y apacibilidad” (Efesios 4:1, 2).

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