-
¿Tiene usted la mente de Cristo?La Atalaya 1986 | 1 de diciembre
-
-
¿Tiene usted “la mente de Cristo”? (1 Corintios 2:16; Efesios 4:13.)
2, 3. ¿Cómo podemos llegar a conocer la mente de Cristo?
2 ¿Cómo podemos llegar a conocer a alguien que vivió hace casi dos mil años y cuya vida pública se extendió por solo unos tres años y medio? En lo referente a Jesús hay cuatro biografías confiables que nos ayudan a formar un cuadro mental de la clase de persona que era. La lectura cuidadosa de esos cuatro relatos evangélicos nos permite también percibir el patrón de pensamiento que lo movía en sus acciones. Entonces, ¿qué se necesita para ser un cristiano verdadero en vez de ser cristiano solo de nombre? Jesús lo expresó así: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo”. (Juan 17:3; 2 Pedro 3:18.)
3 Vemos, pues, que cada cristiano debe tener un profundo conocimiento y entendimiento del Padre, Jehová, y de la vida y las enseñanzas del Hijo, Cristo Jesús. No basta con que uno se llame testigo cristiano de Jehová. Para tener la mente de Cristo, regularmente tenemos que llenar nuestra mente de entendimiento de la vida y el ejemplo de Jesús. Eso significa que con regularidad tenemos que efectuar un verdadero estudio de las Escrituras junto con publicaciones bíblicas que ayudan a clarificar el significado y el contexto. Esto también exige la actitud mental propia, para que podamos entender y aceptar el papel que desempeña Cristo en los propósitos de Dios. (Juan 5:39-47; Mateo 24:45-47.)
Un hombre de sentimientos
4. ¿Qué clase de hombre era Jesús?
4 Jesús, hombre activo y saludable, efectuó su ministerio en los primeros años de su tercera década. (Lucas 3:23.) Pero ¿qué clase de hombre era? ¿Era impersonal y distanciado? Al contrario, como judío del Oriente Medio, era expresivo. No se caracterizaba por la inhibición ni la introversión. Manifestó públicamente una amplia variedad de emociones humanas, desde la tristeza y la compasión hasta la indignación justa y la cólera. (Marcos 6:34; Mateo 23:13-36.)
5. ¿Cómo reaccionó Jesús al enterarse de la muerte de Lázaro?
5 Por ejemplo, ¿cómo reaccionó Jesús cuando halló a Marta y a María llorando por la pérdida de su hermano Lázaro? El relato de Juan nos dice: “Se sintió conmovido y profundamente turbado”, y “los ojos de Jesús se bañaron de lágrimas”. (Juan 11:33-36, La Biblia al Día.) Compartió sus sentimientos con aquellas amigas a quienes tanto amaba. No se avergonzó de llorar junto con ellas. Aunque era “el Hijo de Dios”, reveló emociones muy humanas. (Juan 1:34.) ¡Cómo tiene que haber conmovido eso a Marta y a María! (Compárese con Lucas 19:41-44.)
6. ¿Por qué no era Jesús poco viril debido a que lloró?
6 Sin embargo, algunos hoy pudieran llegar a la conclusión de que Jesús era un debilucho porque lloró en público junto con aquellas mujeres. De hecho, el autor católico Hilaire Belloc llamó a Jesús un “blanducho”. ¿Es verdad eso? ¿Fue Jesús el hombre de la clase poco viril que suele verse representado en las obras de arte de la cristiandad? No; las lágrimas no son necesariamente señal de debilidad. Como lo expresó cierta publicación médica: “El prohibir la expresión apropiada de la ternura es tanto ilógico como dañino [...] La expresión de la ternura, particularmente el llorar, es un atributo singularmente humano”. (Compárese con 2 Samuel 13:36-38; Juan 11:35.)
7. ¿Cómo puede ayudarnos hoy el ejemplo de compasión de Jesús?
7 Las reacciones de Jesús ante el sufrimiento fueron verdaderamente humanas y compasivas. Nos ayudan a identificarnos con él y con su mente o modo de pensar. No seguimos a alguna figura mitológica impersonal, sino, más bien, al ejemplo humano perfecto enviado por Dios, “el Hijo del Dios vivo”. (Mateo 16:16; Juan 3:16, 17; 6:68, 69.) ¡Qué modelo para todos los cristianos de hoy día, especialmente para los ancianos cristianos, que con frecuencia tienen que consolar y mostrar empatía en tiempos de pérdida y angustia! Sí, ¡el tener la mente y el corazón de Cristo en tales ocasiones puede significar mucho! (1 Tesalonicenses 2:7, 8.)
Un denodado hombre de acción
8. ¿Cómo desplegó Jesús valor y acción denodada?
8 Jesús también demostró que era un hombre de convicciones valerosas y acción dinámica. Por ejemplo, en dos ocasiones echó del templo, vigorosamente, a los vendedores de animales y a los cambistas. (Marcos 11:15-17; Juan 2:13-17.) Tampoco se retuvo de denunciar públicamente la hipocresía de los escribas y fariseos pagados de su propia rectitud. En su denodada denuncia advirtió: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas!, porque se asemejan a sepulcros blanqueados, que por fuera realmente parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda suerte de inmundicia”. ¡Ciertamente no había debilidad en estas expresiones! (Mateo 23:27, 28; Lucas 13:14-17.)
9, 10. a) ¿Por qué no pecó Jesús al mostrar indignación? b) ¿Cómo debe afectar al anciano cristiano el ejemplo de Cristo?
9 ¿Fue evidencia de falta de autodominio la indignación de Jesús? Pedro, que estuvo en estrecha compañía con Jesús durante su ministerio, declara: “Él no cometió pecado”. (1 Pedro 2:22.) El apóstol Pablo escribió: “Porque no tenemos como sumo sacerdote a uno que no pueda condolerse de nuestras debilidades, sino a uno que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros, pero sin pecado”. (Hebreos 4:15.) Hay una diferencia entre indignación justa bajo control y la cólera descontrolada. (Compárese con Proverbios 14:17; Efesios 4:26.)
10 Por lo tanto, aunque, por ejemplo, un anciano cristiano no sería “propenso a la ira”, ciertamente debería tener la fortaleza moral de poder “censurar a los que contradicen”, hasta “con severidad” si fuera necesario. Debe estar capacitado para ‘censurar, corregir y exhortar’. (Tito 1:7-13; 2 Timoteo 4:1, 2.) Ciertas situaciones también pudieran provocar su indignación justa, especialmente si ve una patente amenaza a la unidad, espiritualidad o limpieza moral de la congregación. Como dijo Pablo, a veces “hay que cerrar la boca” a los “habladores sin provecho y engañadores de la mente” que ‘subvierten casas enteras enseñando cosas que no deben por causa de la ganancia falta de honradez’. En esos casos el tener la mente de Cristo ayudará a los ancianos a ser denodados, equilibrados y resueltos. (Véase 1 Corintios 5:1-5; Revelación 2:20-23; 3:19.)
11. ¿Qué preguntas pueden afectar el que podamos imitar a Cristo?
11 Durante sus viajes por Galilea, Samaria y Judea, Jesús trató con toda clase de personas... hombres, mujeres, niños, los enfermos y los que lo consideraban su enemigo jurado. ¿Cómo trató con estas personas? ¿Fue engreído y distanciado, o abordable? ¿Podía identificarse con los problemas y tentaciones de la gente? ¿Era implacable, o misericordioso? La respuesta a cada una de estas preguntas tiene su efecto en cómo debemos imitar a Cristo en nuestras propias acciones y reacciones diarias. (Romanos 15:5; Filipenses 2:5.)
¿Cómo reaccionó Jesús para con los niños?
12. En cierta ocasión, ¿cómo reaccionaron para con unos niños los discípulos y Jesús?
12 En el capítulo 10 de Marcos, Mr 10 versículos 13-16, hallamos un hermoso relato de cómo respondía Jesús en situaciones que envolvían a niños. Dice: “Entonces la gente empezó a traerle niñitos para que los tocara; pero los discípulos corrigieron a la gente”. El relato no dice por qué los discípulos actuaron de ese modo. Corría el año 33 E.C., y Jesús pasaba desde Galilea por Perea hacia lo que sería su ministerio público final en Jerusalén y sus alrededores. Los discípulos quizás pensaban que Jesús era demasiado importante o estaba demasiado ocupado para pensar en niños en aquel tiempo. Sin embargo, ¿indicó él mismo que estuviera demasiado ocupado? “Al ver esto, Jesús se indignó y les dijo [a los discípulos]: ‘Dejen que los niñitos vengan a mí; no traten de detenerlos, porque el reino de Dios pertenece a los que son así. [...] Y tomó a los niños en los brazos y empezó a bendecirlos, poniendo las manos sobre ellos.”
13. ¿Cómo reaccionaba la gente con relación a Jesús?
13 Pues bien, ¿qué otra cosa nos enseña eso acerca de la mente de Cristo? Ilustra su firmeza para con sus discípulos cuando estos erraban, y su actitud de compasión por los menores. Él comprendía lo que movía a los padres a llevar sus hijos a él. Querían que él tocara y bendijera a sus hijos. ¿Y qué nos dice esto acerca de Jesús? Que la gente no le temía ni lo miraba con pavor. Él sabía responder a lo común, y la gente deseaba estar con él. Hasta los niños se sentían cómodos en su presencia... y él se sentía cómodo en la presencia de los niños. ¿Se siente la gente —hasta los niños— cómoda en la presencia suya? (Marcos 1:40-42; Mateo 20:29-34.)
14. ¿Quiénes, especialmente, deben seguir el ejemplo de Jesús en cuanto a ser persona abordable?
14 Jesús desplegó profundo afecto y bondad. (Marcos 9:36, 37.) Se hacía accesible y era abordable. Como seguidor de Cristo, ¿tiene usted Su mente a ese respecto? Los superintendentes cristianos en los distritos y circuitos, las congregaciones y las oficinas sucursales de la Sociedad Watch Tower por todo el mundo hacen bien en preguntarse: ¿Soy dogmático e inflexible, o hago que otras personas —hasta niños— se sientan cómodas en mi presencia? ¿Soy verdaderamente abordable? (Proverbios 12:18; Eclesiastés 7:8.)
Cómo trató Jesús con las mujeres
15, 16. ¿Cómo difirió Jesús de otros judíos al tratar con las mujeres?
15 Como ancianos, siervos y hermanos dentro de la congregación cristiana, ¿tenemos la mente de Cristo al tratar con nuestras hermanas cristianas y con las mujeres en general? ¿Cómo reaccionó Cristo, un hombre soltero, bajo diferentes circunstancias al tratar con las mujeres de su día?
16 En aquella sociedad judía dominada por los varones, Jesús como maestro fue singular por estar dispuesto a hablar con las mujeres, hasta con mujeres que no eran judías. (Juan 4:7-30.) Por ejemplo, mientras visitaba un hogar en el territorio gentil de Tiro y Sidón, una griega le pidió que ayudara a su hija, que estaba poseída por un demonio. Normalmente un judío ortodoxo no hubiera tenido ningún trato con ella. Pero Jesús escuchó y puso a prueba la fe de ella, diciendo: “Primero deja que los hijos [judíos] se satisfagan, porque no es correcto tomar el pan de los hijos y echarlo a los perritos [gentiles]”. ¿Dijo Jesús esto en un tono que pusiera fin al asunto? ¿Ahogó dogmáticamente toda posible consideración adicional? Es patente que no, porque, con prudencia, la mujer respondió: “Sí, señor; sin embargo, los perritos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los niñitos”. Jesús quedó impresionado, y sanó a la hija de aquella mujer. (Marcos 7:24-30.)
17. ¿Qué podemos aprender de la manera como Jesús trató con cierta mujer que era pecadora?
17 Jesús desplegó una mente receptiva respecto a las mujeres y no las juzgó por la apariencia exterior. (Mateo 22:16.) En otra ocasión, cuando comía en el hogar de un fariseo, permitió que una pecadora conocida, posiblemente una ramera, le lavara los pies y entonces se los ungiera con aceite. Por sus acciones ella indicó una actitud de arrepentimiento respecto a su derrotero de pecadora. (Lucas 7:36-50.) Jesús no la rechazó ni la despidió expresando un juicio general porque ella fuera inmoral. (Vea también Juan 4:7-30.) La perdonó “porque [ella] amó mucho”. ¿Qué indica eso acerca de la mente de Cristo? Él fue compasivo y comprensivo con aquella mujer. ¿No podemos nosotros desplegar la misma actitud en la congregación y en nuestro ministerio? (Lucas 19:1-10; Romanos 14:10-13; 1 Corintios 6:9-11.)
Los tratos de Jesús con sus discípulos
18. a) ¿Cómo reaccionan algunos para con las personas que trabajan bajo su dirección? b) ¿Cómo trató Jesús a sus discípulos y a otras personas? (Marcos 6:54-56.)
18 A veces sucede que a los que están en puestos de autoridad les parece que sus subordinados son una amenaza para ellos. Ahogan lo que subconscientemente les parece que es rivalidad. El orgullo sale a relucir. Se apresuran a criticar y son lentos en cuanto a dar encomio a los que trabajan bajo ellos. Sus expresiones de desdén manifiestan falta de respeto a la dignidad personal de otros. Pero ¿cómo fue Jesús?... ¿cómo trató a los que estaban bajo su dirección, sus discípulos? ¿Hizo él que se sintieran inferiores, incompetentes, o que llegaran a pensar que eran tontos? Más bien, ¿no se sintieron ellos cómodos al trabajar al lado de Jesús? (Compárese con Mateo 11:28-30; 25:14-23.)
19. ¿Qué nos enseña acerca de Jesús el texto de Juan 13:1-17?
19 A este respecto, una de las lecciones sobresalientes que Jesús enseñó a sus discípulos se halla en el capítulo 13 de Juan. Sírvase leer los Jn 13 versículos 1 a 17. En aquellos días las carreteras eran polvorientas, y era lo acostumbrado que un sirviente lavara los pies a los visitantes. Jesús mismo ejecutó aquella tarea servil. ¿Qué cualidad hizo él que se destacara al lavar los pies a sus discípulos? Les dio una lección práctica de humildad. De esto, ¿qué aprendemos respecto a la mente de Cristo? Las palabras de Jesús dan la respuesta: “El esclavo no es mayor que su amo, ni es el enviado mayor que el que lo envió. Si saben estas cosas, felices son si las hacen”. (Juan 13:16, 17.)
20. ¿Qué autoanálisis podemos hacer para ver si tenemos la mente de Cristo?
20 ¿Tenemos, a este respecto, la mente de Cristo? ¿Estamos dispuestos a ejecutar tareas humildes, serviles, en el hogar y en la congregación, o queremos hacer solo las cosas que parecen “importantes” o que nos den la apariencia de ser “especiales”? ¿Estamos dispuestos a participar en la obra de predicar las buenas nuevas de casa en casa, una obra que a veces es humillante? ¿O sucede que solo queremos asignaciones en la plataforma de oradores del Salón del Reino? En realidad el tener la mente de Cristo nos mantendrá humildes y abordables, como lo fue Jesús. (Romanos 12:3.)
21. ¿Cómo mostró Jesús comprensión de compañero para con sus discípulos?, ¿para con la muchedumbre?
21 En cierta ocasión, después de una campaña especial de predicación, Jesús mostró gran consideración para con los apóstoles. Aunque era perfecto, Jesús no esperaba que los demás fueran perfectos. Al fin de una campaña de predicación, no insistió en que los apóstoles inmediatamente volvieran a la obra de predicar y la hicieran mejor que antes. Tomó en cuenta que necesitaban descanso, y los llevó a un lugar solitario donde estarían alejados del público. Pero cuando las muchedumbres los siguieron, ¿se enojó Jesús, y mostró impaciencia? No, porque “se compadeció entrañablemente de ellos”, como nos dice el relato. (Marcos 6:30-34, Bover-Cantera.)
22. ¿Qué nos dará más entendimiento de la mente de Cristo?
22 Teniendo tan excelente ejemplo, ¿sorprende el que la mayoría de los apóstoles fueran seguidores tan fieles de Cristo?
-
-
Jesús, un dechado para seguirlo con sumo cuidado y atenciónLa Atalaya 1986 | 1 de diciembre
-
-
Jesús, un dechado para seguirlo con sumo cuidado y atención
“De hecho, ustedes fueron llamados a este curso, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención.” (1 PEDRO 2:21.)
1, 2. ¿Qué clase de discípulo fue Pedro durante su ministerio al lado de Jesús?
DURANTE un período de tres años y medio, Simón —quien llegó a ser conocido como Cefas, o Pedro— tuvo el privilegio de disfrutar de asociación íntima con Cristo Jesús. (Juan 1:35-42.) Después de haber sido discípulo por aproximadamente un año, fue nombrado uno de los 12 apóstoles. (Marcos 3:13-19.) Los relatos evangélicos muestran que Pedro era intrépido, impulsivo y expresivo. Fue él quien dijo que, prescindiendo de lo que ocurriera, jamás negaría a Cristo. Sin embargo, al verse bajo presión lo negó tres veces, tal como Jesús había profetizado. (Mateo 26:31-35; Marcos 14:66-72.)
2 Pedro fue el apóstol que le dijo a Jesús: “Tú ciertamente no me lavarás los pies nunca”. Entonces, cuando Jesús lo amonestó, pasó al otro extremo y dijo: “Señor, no los pies solamente, sino también las manos y la cabeza”. (Juan 13:1-17.) Cuando Jesús fue arrestado, fue este mismo Simón Pedro quien tomó la acción denodada de desenvainar su espada y cortarle la oreja derecha a Malco, el esclavo del sumo sacerdote. Aquello también le trajo una reprensión de Jesús: “Mete la espada en su vaina. La copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?”. (Juan 18:10, 11.)
3. ¿Qué podemos aprender del ejemplo de Pedro?
3 ¿Qué indican estos incidentes, y otros, acerca de Pedro? Que muy a menudo no pensó ni razonó como Jesús. Además, que no siempre tuvo la mente de Cristo. Eso con frecuencia es cierto en nuestro propio caso. No enfocamos los asuntos de acuerdo con el modo de pensar de Jesús. Nuestra imperfecta naturaleza humana hace fallidas nuestras reacciones. (Lucas 9:46-50; Romanos 7:21-23.)
4. ¿Qué acontecimientos afectaron más adelante el modo de pensar de Pedro? (Véase Gálatas 2:11-14.)
4 No obstante, hubo cambios en lo que respecta a Pedro desde el Pentecostés en adelante. Movido por espíritu santo, encabezó la obra de predicar entre los judíos en Jerusalén. (Hechos, capítulos 2 a 5.) Bajo iluminación impartida por espíritu santo, también ajustó su pensar poniéndolo de acuerdo con la mente de Cristo con relación a los gentiles. (Hechos, capítulo 10.) Pedro mostró humildad, una cualidad que es esencial en nosotros si queremos estar en armonía con Cristo. (Mateo 18:3; 23:12.)
No lo vemos, pero lo conocemos
5, 6. ¿Nos impide seguir el ejemplo de Cristo el hecho de que nunca lo hayamos visto?
5 Para cuando Pedro escribió su primera carta inspirada, alrededor de 62-64 E.C., había tenido tiempo para reflexionar sobre su ministerio al lado de Jesús y entender mejor la manera de pensar de Jesús. Al principio de su carta el apóstol reconoce un hecho sencillo: que la mayoría de los hermanos de Asia Menor nunca habían conocido personalmente a Jesús como él lo había conocido. Pero ¿impedía aquello que tuvieran la mente de Cristo e imitaran su ejemplo? Pedro declara: “Aunque ustedes nunca lo vieron, lo aman. Aunque ahora no están mirándolo, sin embargo ejercen fe en él y están regocijándose en gran manera con gozo inefable y glorificado, al recibir el fin de su fe, la salvación de sus almas”. (1 Pedro 1:8, 9.)
6 Las palabras de Pedro deberían aplicar de la misma manera a toda persona que es parte del pueblo de Jehová hoy día. No hemos conocido personalmente a Cristo, pero si también nosotros hacemos “una indagación diligente y una búsqueda cuidadosa” y ‘seguimos investigando’ como lo hicieron los profetas, entonces podemos adquirir, a grado mayor, la mente de Cristo. (1 Pedro 1:10, 11.)
Jesús, el dechado perfecto
7, 8. a) ¿Qué consejo general da Pedro en su primera carta? b) ¿Qué significado básico tiene hy·po·gram·mós? ¿Cómo aplica Pedro ese término?
7 Por poseer un entendimiento más claro del modo de pensar de Jesús, y bajo la guía del espíritu santo, Pedro podía ofrecer consejo a sus compañeros de creencia sobre cómo reflejar la mente de Cristo en sus diferentes circunstancias. (2 Timoteo 3:16.) Por eso da a todos los cristianos “como a forasteros y residentes temporales” la exhortación de abstenerse de los deseos carnales. Los anima a que, aunque sufran por causa de la justicia, mantengan excelente su conducta en su vida diaria. (1 Pedro 2:11, 12.)
8 Unas cuantas líneas después Pedro presenta una ilustración de gran perspicacia, al decir: “Si, cuando están haciendo lo bueno y sufren, lo aguantan, esto es algo que agrada a Dios. De hecho, ustedes fueron llamados a este curso, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención”. (1 Pedro 2:20, 21.) La palabra griega que se traduce “dechado”, o “ejemplo” en muchas otras traducciones, es hy·po·gram·mós. Literalmente significa “debajo-escrito”, o “copia de escrito, en que se incluían todas las letras del alfabeto, dada a los principiantes como ayuda para que aprendieran a trazarlas”. (A Greek-English Lexicon of the New Testament, J. H. Thayer.) Sucedía que a veces los alumnos de una escuela recibían tablillas enceradas en las cuales el maestro había escrito con un punzón o estilo algunas letras como modelo o dechado. El alumno tenía que seguir el ejemplo dado y tratar de hacer una copia exacta debajo. Pedro comunica un punto de peso aquí, pues es el único escritor de las Escrituras Griegas que emplea la palabra hy·po·gram·mós. Así hace resaltar el hecho de que Jesús dejó un ejemplo perfecto que sus seguidores habían de imitar.
9. ¿Qué se da a entender por la palabra griega traducida “disposición mental”? (Compárese con Mateo 20:28.)
9 Más tarde, Pedro saca una lección para nosotros del aguante bajo sufrimiento de Cristo. “Por lo tanto, puesto que Cristo sufrió en la carne, ustedes también ármense de la misma disposición mental [griego: én·noi·an].” (1 Pedro 4:1.) Una vez más emplea una palabra poco común, én·noi·a, que se halla solo dos veces en las Escrituras Griegas. (Véase Hebreos 4:12, The Kingdom Interlinear Translation.) De acuerdo con J. H. Thayer, én·noi·a significa: “mente, entendimiento, voluntad; modo de pensar y sentir”. Por lo tanto, tenemos que ajustarnos al modo de pensar y sentir de Cristo. Pero ¿cómo podemos hacer ese ajuste? ¿Hasta qué grado debería hacerse?
10. ¿Qué quiere decir Pedro por la expresión “ármense”?
10 Pedro emplea de manera singular el verbo griego ho·plísa·sthe, que significa ‘armarse como soldado’. No es probable que un soldado que se arme con pocas ganas sobreviva por mucho tiempo en la batalla. Por lo tanto, las palabras de Pedro no dan cabida a que se imite a medias el modo de pensar de Jesús. Tenemos que desear de toda alma tener la “disposición mental”, o “la misma mentalidad” de Cristo. (1 Pedro 4:1, Nuevo Testamento, J. M. Gonzáles Ruiz, 1980.) Esto nos hace recordar el énfasis que Pablo dio al hecho de que el cristiano tiene que armarse con “la armadura completa que proviene de Dios” para poder estar firme contra Satanás y su mundo. (Efesios 6:11-18.)
La disposición mental de Cristo, para las esposas
11. ¿Qué consejo ofrece Pedro a las esposas cristianas?
11 A mitad de su carta Pedro dirige su atención a las esposas y los esposos. En aquel mundo pagano de la antigüedad, en el cual las mujeres tenían muy pocos derechos, a la cristiana se le hacía muy difícil mantener su integridad si tenía un esposo incrédulo. Podía suceder que la injuriaran, le causaran sufrimiento y que probablemente su esposo se divorciara de ella por haber abandonado ella a los dioses de sus antepasados. La situación de la mujer no difiere mucho de esa en la actualidad. Pero Pedro de nuevo enfatiza la importancia de tener la disposición mental de Cristo, de que la persona esté dispuesta a sufrir por causa de la justicia. Dice: “De igual manera [es decir, a la manera de Cristo, como se menciona en los versículos anteriores], ustedes, esposas, estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido ellos testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto”. (1 Pedro 3:1, 2.)
12. a) ¿Cómo refleja el espíritu sumiso y apacible de la esposa el ejemplo de Jesús? (1 Corintios 11:3.) b) ¿Cómo considera Dios el espíritu apacible de ella, y cómo es posible que lo considere su esposo?
12 En efecto, a veces el cónyuge incrédulo puede ser ganado, no necesariamente por persistencia en tácticas para predicarle, sino por el “profundo respeto” y el ejemplo ‘de fidelidad y rectitud’ de la esposa sumisa. (1 Pedro 3:2, edición en inglés de La Biblia de Jerusalén.) Su “espíritu quieto y apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios”, también puede ayudar a su esposo a percibir los resultados de tener la mente de Cristo en la vida cotidiana. (1 Pedro 3:4.) ¿Por qué es un reflejo de la disposición de Jesús ese espíritu apacible? Porque Jesús mismo dijo: “Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas”. (Mateo 11:29.)
La disposición mental de Cristo, para los esposos
13. ¿Cómo debe tratar el esposo a su esposa? (Efesios 5:28, 29, 33.)
13 Igualmente es necesario que el esposo refleje la disposición mental de Cristo manifestándole amor verdadero a su esposa. Pedro da esta otra exhortación: “Ustedes, esposos, continúen morando con ellas de igual manera, de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino”. (1 Pedro 3:7.) Para el mundo pagano de aquellos tiempos antiguos, este consejo era sorprendente... ¡asignar honra a una mujer! Pero la congregación cristiana tenía que ser diferente del mundo. En el matrimonio cristiano, tenía que haber dignidad y respeto mutuo. (1 Pedro 4:3, 4.)
14. ¿Cómo puede el esposo mostrar honra y consideración a su esposa?
14 Cristo siempre mostró consideración a sus discípulos y a las muchedumbres que lo seguían. (Marcos 6:30-44.) Esto enlaza bien con el consejo que Pedro dio a los esposos tocante a tomar en cuenta la condición femenina de sus esposas. Una traducción lo expresa de esta manera: “Respecto a los maridos: tengan tacto en la vida común, mostrando consideración con la mujer, por ser de constitución más delicada”. (Nueva Biblia Española.) Si el esposo sigue el dechado de Cristo, tomará en cuenta el delicado aspecto de lo femenino en la vida de su esposa. Eso incluye esos días dificultosos en que ella necesita que se le trate con más bondad, paciencia y consideración. Ciertamente un esposo amoroso ejercerá autodominio y no será exigente en tales ocasiones. El amor verdadero es abnegado. (Compárese con Levítico 15:24; 20:18; 1 Corintios 7:3-6.)
15. ¿Qué ejemplo dio Jesús respecto a jefatura?
15 Es cierto que el “esposo es cabeza de su esposa”. Pero ¿quién es su dechado en el ejercicio de esa jefatura? Pablo esclarece esto, al añadir: “Como el Cristo también es cabeza de la congregación”. (Efesios 5:23.) Estas palabras modificativas no dejan lugar para despotismo ni para tiranía mezquina dentro de la relación matrimonial cristiana. Al tratar con sus discípulos, Cristo nunca abusó de su poder (su jefatura); más bien, utilizó su poder en armonía con los principios bíblicos. (Compárese con Mateo 16:13-17, 20; Lucas 9:18-21.)
El dechado de Cristo para los hombres
16. a) ¿Por qué tenía Pedro clara conciencia de lo necesario de ser humilde? b) ¿Quiénes especialmente deben manifestar esta cualidad?
16 En su ministerio Jesús constantemente hizo resaltar la cualidad de la humildad. En su ilustración de los que fueron invitados a un banquete de bodas, dijo: “Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado”. (Lucas 14:11.) Pedro tenía clara conciencia de la disposición mental de Jesús a este respecto. ¿No podía recordar él el ejemplo que dio Jesús al lavarles los pies a los discípulos? (Juan 13:4-17.) Por eso, en su primera carta Pedro exhorta a los hombres mayores y a los más jóvenes a manifestar una actitud de humildad. Los ancianos ‘no deben enseñorearse de la congregación, sino hacerse ejemplos del rebaño’. Los hombres de menos edad deben estar en sujeción a los ancianos. Pero entonces todos ellos, jóvenes y mayores, deben ‘ceñirse con humildad mental, porque Dios se opone a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes’. (1 Pedro 5:1-5.)
17. ¿Cómo se pone de relieve el servicio humilde por el uso del verbo griego para “cíñanse”?
17 Entonces, de nuevo Pedro da uso singular a una palabra para recalcar su punto acerca de la humildad. Dice: “Cíñanse [griego: eg·kom·bó·sa·sthe] con humildad mental”. Este verbo se deriva de la raíz que significa anudar o atar, y su significado está relacionado con “el pañuelo o delantal blanco de los esclavos, que se ataba al cinturón del vestido exterior [...] y hacía una distinción entre los esclavos y los hombres libres; por lo tanto, [...] cíñanse con la humildad como su traje de siervo [...] o sea: vistiéndose de humildad, muestren que se sujetan unos a otros”. (A Greek-English Lexicon of the New Testament, J. H. Thayer.)
18. a) ¿Qué deben tener presente los hombres dedicados respecto a sus motivos? b) ¿De qué manera especial son un ejemplo de humildad muchas hermanas?
18 ¿Cómo pueden aplicar ese consejo hoy día los hombres dedicados? Reconociendo que cualquier posición de responsabilidad dentro de la congregación cristiana es una asignación de servicio humilde. Algunos quizás piensen, equivocadamente, que el servir de siervo ministerial o anciano de congregación, o de superintendente de circuito, de distrito o en Betel significa alcanzar una posición de prestigio y poder. En tal caso no tienen la mente de Cristo al respecto. No hay lugar alguno para la ambición egoísta si tenemos la disposición mental de Cristo. Nuestro motivo al servir a Dios y a nuestros hermanos tiene que ser puro. Por ejemplo, muchas de nuestras hermanas cristianas toman la delantera en el servicio de precursor y el servicio misional. Otras son celosas publicadoras de las buenas nuevas a pesar de persecución u oposición en el hogar. ¡Y hacen todo esto sin ningún incentivo de llegar a ser alguna vez siervos ministeriales o superintendentes!
El amor... la piedra angular del ejemplo de Cristo
19. ¿Qué cualidad es la piedra angular del ejemplo de Cristo? ¿Cómo lo sabemos?
19 ¿Qué enfatiza Pedro ante todo, respecto a la mente de Cristo? Escribe: “Ante todo, tengan amor intenso unos para con otros, porque el amor cubre una multitud de pecados”. (1 Pedro 4:8.) ¿Cómo reflejó Jesús ese amor? Enseñó: “Éste es mi mandamiento: que ustedes se amen unos a otros así como yo los he amado a ustedes. Nadie tiene mayor amor que éste: que alguien entregue su alma a favor de sus amigos”. (Juan 15:12, 13.) Poco después de esto, Jesús sacrificó su vida a favor de la humanidad. ¡Y su amor ciertamente ha cubierto una multitud de pecados! Por lo tanto, si en realidad tenemos la misma disposición mental que tuvo Jesús, nosotros también manifestaremos “amor intenso unos para con otros” y estaremos dispuestos a perdonar. (Colosenses 3:12-14; Proverbios 10:12.)
20. Si queremos seguir el dechado de Cristo con sumo cuidado y atención, ¿qué debemos hacer todos?
20 El ejemplo de Cristo se puede resumir en una palabra: amor. Si verdaderamente seguimos con sumo cuidado y atención el dechado de Jesús en todo lo que pensamos, decimos y hacemos, también practicaremos el amor. Como lo declaró Pedro: “Finalmente, todos ustedes sean de un mismo ánimo y parecer, compartiendo sentimientos como compañeros, teniendo cariño fraternal, siendo tiernamente compasivos, de mente humilde, no pagando daño por daño ni injuria por injuria, sino, al contrario, confiriendo una bendición, porque ustedes fueron llamados a este derrotero, para que hereden una bendición”. (1 Pedro 3:8, 9.)
-