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Una guía segura a la felicidadLa Atalaya 2006 | 15 de junio
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Jesús confirmó esta verdad. De hecho, cuando murió su amigo Lázaro, comparó la muerte a un sueño. Si Lázaro hubiera ido al cielo para estar con el Todopoderoso, no habría sido ninguna bondad el que Jesús lo trajera de vuelta a la Tierra para que con el tiempo muriera otra vez. El relato bíblico señala que Jesús clamó frente a la tumba: “¡Lázaro, sal!”. Y entonces añade: “El hombre que había estado muerto salió”. Lázaro comenzó a vivir de nuevo. Jesús sabía que Lázaro no había abandonado la Tierra, sino que había yacido sin vida en la tumba (Juan 11:11-14, 34, 38-44).
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Una guía segura a la felicidadLa Atalaya 2006 | 15 de junio
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Hay por lo menos dos razones por las que Jesús realizó aquel milagro. Una fue acabar con la tristeza de Marta, María y los amigos de Lázaro, quienes de nuevo podrían disfrutar de la compañía de la persona que tanto amaban. Pero Jesús le mencionó a Marta una segunda razón, una de mayor importancia. Le preguntó: “¿No te dije que si creías habrías de ver la gloria de Dios?” (Juan 11:40). La Traducción en lenguaje actual traduce estas últimas palabras con la expresión “el poder de Dios”. Al devolver la vida a Lázaro, Jesús mostró de antemano lo que Jehová Dios puede hacer y hará en el futuro.
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