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  • Por qué deben interesarle los milagros
    La Atalaya 2012 | 1 de agosto
    • Por qué deben interesarle los milagros

      “Los milagros, por definición, violan los principios de la ciencia.” (RICHARD DAWKINS, EX CATEDRÁTICO PARA LA COMPRENSIÓN PÚBLICA DE LA CIENCIA)

      “La creencia en los milagros es absolutamente racional. Los milagros no son motivo de vergüenza para la fe religiosa; al contrario, son muestras del amor y del constante interés de Dios por sus creaciones.” (ROBERT LARMER, CATEDRÁTICO DE FILOSOFÍA)

      ¿EXISTEN los milagros? Estas dos citas demuestran que las opiniones pueden ser totalmente opuestas. ¿Y usted? ¿Qué opina?

      Tal vez le cueste admitir que sí cree en los milagros. Puede que piense, como muchos otros, que eso lo hará parecer un crédulo o un ignorante.

      O es posible que usted esté convencido de que se producen milagros. Quizás no solo crea en los milagros bíblicos, como cuando Moisés dividió las aguas del mar Rojo, sino también en los que ocurren hoy. Cierto informe publicado hace poco reveló que “una importante proporción de la población del mundo occidental —por ejemplo, un 75% de los estadounidenses y el 38% de los británicos⁠— aún cree en los milagros” (The Cambridge Companion to Miracles [Guía Cambridge de los milagros], editada por Graham H. Twelftree). Además, los cristianos no son los únicos que sostienen que los milagros existen. Tal como señala el Diccionario Espasa. Religiones y creencias, son un “rasgo constante de las tradiciones religiosas del mundo”.

      Otra posibilidad es que usted pertenezca a un tercer grupo, el de aquellos que responderían: “Ni lo sé ni me importa. En mi vida no hay milagros”. Ahora bien, ¿por qué deberían interesarle los milagros?

      Suponga que usted padece una enfermedad incurable y se entera por una prestigiosa revista de medicina que hay un nuevo medicamento que podría sanarlo. ¿No dedicaría al menos un poco de tiempo y esfuerzo a investigar el asunto? La Biblia promete que pronto ocurrirán milagros sorprendentes que beneficiarán a todos los que vivan en la Tierra. ¿No cree que valdría la pena invertir tiempo y esfuerzo en averiguar si esta promesa es confiable?

      Antes de ver cuáles son esos sucesos milagrosos, analicemos tres objeciones que suelen presentar quienes no creen que existan los milagros.

      [Recuadro de la página 3]

      ¿QUÉ ES UN MILAGRO?

      Un acontecimiento que va mas allá de toda causa humana o natural conocida y que suele atribuirse a algún poder sobrenatural.

  • ¿Son posibles los milagros? Tres objeciones habituales
    La Atalaya 2012 | 1 de agosto
    • ¿Son posibles los milagros? Tres objeciones habituales

      PRIMERA OBJECIÓN: Contradicen las leyes de la naturaleza. Las leyes naturales que conocemos se basan en la observación científica del mundo que nos rodea. Sin embargo, al igual que las normas gramaticales de un idioma, pueden tener excepciones. De hecho, nuestro entendimiento de las leyes que rigen el universo probablemente dista mucho de ser completo (Job 38:4). Un científico puede dedicar toda su vida a estudiar cierta ley natural y un buen día descubrir una excepción que lo obligue a replantearse todo. Por ejemplo, basta con encontrar un cisne negro para echar por tierra la afirmación de que todos los cisnes son blancos.

      El filósofo John Locke (1632-1704) relató una anécdota que demuestra que es muy fácil formarse una opinión equivocada por no tener todos los datos. Los protagonistas eran el rey de Siam y un embajador holandés. En la descripción que hizo de Holanda, el embajador explicó que en ciertas ocasiones un elefante podría caminar sobre el agua. El rey pensó que el embajador le estaba mintiendo, cuando en realidad solo estaba aludiendo a algo que se desconocía en Siam: el agua, al congelarse, se endurece tanto que puede aguantar el peso de un elefante. Como ignoraba este detalle, el monarca concluyó que eso era imposible.

      Fíjese en algunos logros modernos que parecían imposibles no hace tanto tiempo:

      ● Un avión con más de ochocientos pasajeros puede viajar desde Nueva York hasta Singapur a una velocidad de crucero de 900 kilómetros (560 millas) por hora sin hacer una sola escala.

      ● Dos personas que viven en continentes distintos pueden verse y conversar por videoconferencia.

      ● Se pueden almacenar miles de canciones en un aparato más pequeño que una caja de fósforos.

      ● Los cirujanos pueden hacer trasplantes de corazón y otros órganos.

      ¿A qué conclusión lógica llegamos tras analizar estos ejemplos? Que si los seres humanos pueden lograr proezas que hace unos pocos años parecían imposibles, el Creador del universo puede hacer cosas sorprendentes aunque todavía no las entendamos completamente o no las podamos reproducir (Génesis 18:14; Mateo 19:26).a

      SEGUNDA OBJECIÓN: Son un medio para ganar adeptos. La Biblia no nos pide que creamos en todos los milagros. Al contrario, enfatiza la importancia de ser prudentes en este asunto, pues advierte: “El malvado vendrá, por obra de Satanás, con toda clase de milagros, señales y prodigios falsos. Con toda perversidad engañará” (2 Tesalonicenses 2:9, 10, Nueva Versión Internacional [NVI]).

      Jesucristo también señaló que muchos afirmarían ser sus discípulos aunque en realidad no lo fueran. Algunos incluso dirían: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros?” (Mateo 7:22, NVI). Pero Jesús aseguró que no los consideraría sus seguidores (Mateo 7:23). Así que él no enseñó que todos los milagros procedan de Dios.

      Además, Dios no espera que la fe de sus siervos se base solo en milagros. También debe apoyarse firmemente en pruebas (Hebreos 11:1).

      Veamos lo que les sucedió a los cristianos de la ciudad de Corinto. Años después de la muerte de Jesucristo, algunos comenzaron a dudar de su resurrección, uno de los milagros más conocidos de la Biblia. ¿Cómo los ayudó el apóstol Pablo? ¿Simplemente les dijo que debían tener más fe? De ningún modo. Les recordó las pruebas que había. Tras decirles que Jesús “fue enterrado” y “levantado al tercer día según las Escrituras”, añadió: “Se apareció a Cefas, entonces a los doce. Después de eso se apareció a más de quinientos hermanos de una vez, de los cuales la mayoría permanece hasta ahora” (1 Corintios 15:4-8).

      ¿Importaba si estos cristianos creían ese milagro? Pablo explicó: “Si Cristo no ha sido levantado, nuestra predicación ciertamente es en vano, y nuestra fe es en vano” (1 Corintios 15:14). El apóstol no se tomó este asunto a la ligera. Había que zanjarlo de inmediato: o Jesús había sido resucitado o no. Pablo sabía que era cierto. Al fin y al cabo, todavía vivían cientos de testigos presenciales que podían relatar lo ocurrido y que preferían morir a negar lo que habían visto (1 Corintios 15:17-19).

      TERCERA OBJECIÓN: Son fenómenos naturales para los que la gente inculta no encuentra explicación. Algunos expertos tratan de explicar los milagros bíblicos con fenómenos naturales en los que Dios no intervino. Piensan que así dan más credibilidad a los sucesos que relata la Biblia. Y aunque es verdad que ciertos milagros pudieron haber estado relacionados con algunos fenómenos naturales —como terremotos, plagas y deslizamientos de tierra⁠—, en todos estos casos hay algo que esos expertos están pasando por alto. ¿De qué se trata? Del factor tiempo: el momento exacto en que la Palabra de Dios indica que se produjeron.

      Veamos el caso de la primera plaga de Egipto, cuando el río Nilo se convirtió en sangre. Algunas personas afirman que fue provocada por material rojo arrastrado por el Nilo y por unos organismos flagelados rojizos. No obstante, el relato bíblico dice que el río se convirtió en sangre, no en lodo rojo. Al leer con atención Éxodo 7:14-21, observamos que el milagro tuvo lugar en el momento en que Aarón, siguiendo las instrucciones de Moisés, golpeó el río con su vara. Y aun si fuera cierto que esa transformación tuvo causas naturales, ¿no le parece milagroso que ocurriera justo en el instante en que Aarón golpeó el río?

      Otro caso que destaca la importancia del factor tiempo fue lo que sucedió cuando la nación de Israel se disponía a entrar en la Tierra Prometida. El río Jordán se interponía en su camino y, para colmo, era la época en que se desbordaba. El relato dice: “Al instante que los transportadores del Arca llegaron hasta el Jordán y los pies de los sacerdotes que llevaban el Arca se mojaron en la orilla de las aguas [...], entonces las aguas que venían descendiendo de arriba empezaron a detenerse. Se elevaron como una sola represa muy lejos, en Adán, la ciudad al lado de Zaretán” (Josué 3:15, 16). ¿Fue todo esto provocado por un terremoto o un deslizamiento de tierra? El relato no lo menciona. Pero el momento en que ocurrió es sorprendente. Sucedió en el mismísimo instante en que Jehová Dios dijo que sucedería (Josué 3:7, 8, 13).

      Entonces, ¿son posibles los milagros? La Biblia muestra que sí. De hecho, da a entender que no son simples fenómenos naturales. Ahora bien, ¿tiene sentido afirmar que los milagros son imposibles tan solo porque no ocurren todos los días?

      [Nota]

      a Si usted duda de la existencia de Dios, le recomendamos leer los folletos ¿De veras se interesa Dios por nosotros? y ¿Es la vida obra de un Creador?, editados por los testigos de Jehová. También puede hablar con quien le entregó esta revista.

      [Ilustración de la página 5]

      No hace tanto tiempo era inimaginable viajar en avión a cientos de kilómetros por hora

  • Razones para creer los milagros bíblicos
    La Atalaya 2012 | 1 de agosto
    • Razones para creer los milagros bíblicos

      SI UN viejo amigo le cuenta una historia asombrosa, ¿de qué dependerá que usted se la crea? No solo de cómo se la cuente, sino también de la reputación de su amigo, ¿no es cierto? Si desde que lo conoce siempre le ha dicho la verdad y nunca le ha dicho algo inexacto a propósito, usted tendrá buenas razones para creer la historia.

      Lo mismo ocurre con los milagros que se mencionan en la Biblia. Aunque la realidad es que ninguno de nosotros estaba vivo para verlos, podemos determinar si son o no dignos de confianza. ¿Cómo? Veamos a continuación cinco factores que respaldan su fiabilidad.

      Muchos milagros se realizaron en público. Hubo ocasiones en las que miles o incluso millones de personas los presenciaron (Éxodo 14:21-31; 19:16-19). No se realizaron a escondidas, sino a la vista de todo el mundo.

      Eran sencillos y espontáneos. No se hacían en medio de espectaculares puestas en escena y deslumbrantes efectos especiales. La mayoría de los milagros bíblicos se realizaron a raíz de un encuentro casual o una petición (Marcos 5:25-29; Lucas 7:1-16). Esos milagros no pudieron ser planificados.

      No estaban motivados por el deseo de alcanzar riquezas y fama. Todo lo contrario, quienes los realizaban deseaban dar gloria a Dios (Juan 11:1-4, 15, 40). Se censuraba cualquier intento de sacarle alguna ventaja económica a dichos milagros (2 Reyes 5:15, 16, 20, 25-27; Hechos 8:18-23).

      Fueron tan variados que no pudieron tener origen humano. Por ejemplo, se calmó al mar y al viento, se convirtió el agua en vino, se hizo que lloviera y que dejara de llover, se sanó a los enfermos y se les abrieron los ojos a los ciegos. Estos son solo algunos casos que prueban que el poder detrás de estos milagros —capaz de influir en todo tipo de materia⁠— tuvo que ser sobrehumano (1 Reyes 17:1-7; 18:41-45; Mateo 8:24-27; Lucas 17:11-19; Juan 2:1-11; 9:1-7).

      No los negó ningún observador, ni siquiera los hostiles. Los adversarios religiosos de Jesús no pusieron en duda que Lázaro estuviera muerto cuando fue resucitado. Al fin y al cabo, había estado en la tumba cuatro días (Juan 11:45-48; 12:9-11). Varios siglos después, los escritores del Talmud tampoco cuestionaron que Jesús hubiera hecho milagros. Lo único que pusieron en tela de juicio estos judíos era el origen de su poder. Lo mismo pasó con los que interrogaron a los discípulos de Jesús. No les preguntaron si habían realizado algún milagro, sino que les dijeron: “¿Con qué poder o en nombre de quién hicieron esto?” (Hechos 4:1-13).

      En resumen, ¿son creíbles los milagros de la Biblia? Teniendo en cuenta los cinco factores que acabamos de analizar, es evidente que merecen toda nuestra confianza. Pero hay más razones para creerlos. Con frecuencia, la Palabra de Dios indica cuándo y dónde ocurrieron y quiénes estaban presentes. Incluso sus críticos se han sorprendido por la exactitud de los datos específicos que aporta. De hecho, cientos de profecías bíblicas se han cumplido al pie de la letra. Además, los consejos de las Escrituras han ayudado a personas de cualquier edad y condición social a disfrutar de buenas relaciones con los demás. Dichos consejos han demostrado ser incomparables.

      Si aún no está totalmente convencido de que la Biblia sea confiable, ¿por qué no la examina más a fondo? Cuanto más la conozca, mayor será su confianza en ella (Juan 17:17). Y cuando llegue a creer los milagros bíblicos de tiempos pasados, tendrá razones de sobra para confiar en que las promesas de la Biblia para el futuro sin falta se cumplirán.

      [Ilustración de la página 7]

      Los adversarios de Jesús no cuestionaron que Lázaro hubiera estado muerto

  • Los milagros que están a punto de ocurrir
    La Atalaya 2012 | 1 de agosto
    • Los milagros que están a punto de ocurrir

      IMAGÍNESE que está a punto de entrar en el quirófano y se entera de que su cirujano nunca ha realizado una operación así. ¿Cómo se sentiría? Seguro que estaría preocupadísimo. Pero ¿verdad que sería distinto si el cirujano fuera el mejor en su especialidad y hubiera realizado con éxito cientos de operaciones como la suya? Saber eso le inspiraría confianza.

      El mundo también está enfermo y necesita cirugía mayor. Jehová ha prometido mediante su Palabra, la Biblia, que transformará la Tierra en un paraíso (2 Pedro 3:13). Pero para que eso ocurra, primero hay que cortar por lo sano y eliminar la maldad (Salmo 37:9-11; Proverbios 2:21, 22). Este planeta nunca podrá convertirse en un paraíso a menos que se ponga fin a los terribles problemas que plagan a la familia humana. ¡Sin duda alguna hace falta un milagro! (Revelación [Apocalipsis] 21:4, 5.)

      Los testigos de Jehová están convencidos de que esos grandes cambios pronto tendrán lugar. ¿Por qué? Porque los milagros que Dios ya ha realizado demuestran que tiene el poder para cumplir sus promesas. Comparemos tan solo seis milagros bíblicos con las promesas divinas para el futuro.

      Le animamos a conocer mejor las promesas bíblicas. A medida que su fe se fortalezca, también lo hará su esperanza de beneficiarse personalmente de los milagros que Jehová pronto realizará.

      [Ilustraciones y recuadro de las páginas 9 y 10]

      MILAGRO:

      JESÚS ALIMENTÓ A MILES DE PERSONAS CON UNOS CUANTOS PANES Y PESCADOS. (MATEO 14:13-21; MARCOS 8:1-9; JUAN 6:1-14)

      PROMESA:

      “La tierra misma ciertamente dará su producto; Dios, nuestro Dios, nos bendecirá.” (SALMO 67:6)

      BENEFICIO:

      NADIE VOLVERÁ A PASAR HAMBRE.

      MILAGRO:

      JESÚS DEVOLVIÓ LA VISTA A LOS CIEGOS. (MATEO 9:27-31; MARCOS 8:22-26)

      PROMESA:

      “Los ojos de los ciegos serán abiertos.” (ISAÍAS 35:5)

      BENEFICIO:

      TODOS LOS CIEGOS PODRÁN VER.

      MILAGRO:

      JESÚS SANÓ A LOS DISCAPACITADOS. (MATEO 11:5, 6; JUAN 5:3-9)

      PROMESA:

      “El cojo trepará justamente como lo hace el ciervo.” (ISAÍAS 35:6)

      BENEFICIO:

      TODAS LAS DISCAPACIDADES FÍSICAS SERÁN SANADAS.

      MILAGRO:

      JESÚS CURÓ ENFERMEDADES DIVERSAS. (MARCOS 1:32-34; LUCAS 4:40)

      PROMESA:

      “Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’.” (ISAÍAS 33:24)

      BENEFICIO:

      TODAS LAS ENFERMEDADES DESAPARECERÁN Y DISFRUTAREMOS DE SALUD PERFECTA.

      MILAGRO:

      JESÚS CONTROLÓ LAS FUERZAS DE LA NATURALEZA. (MATEO 8:23-27; LUCAS 8:22-25)

      PROMESA:

      “Y ciertamente edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. No se afanarán para nada.” (ISAÍAS 65:21, 23)

      “Estarás lejos [...] de cualquier cosa aterradora, porque no se acercará a ti.” (ISAÍAS 54:14)

      BENEFICIO:

      NO HABRÁ MÁS CATÁSTROFES NATURALES.

      MILAGRO:

      JESÚS RESUCITÓ A LOS MUERTOS. (MATEO 9:18-26; LUCAS 7:11-17)

      PROMESA:

      “Todos los que están en las tumbas conmemorativas [...] saldrán.” (JUAN 5:28, 29)

      “El mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos.” (REVELACIÓN 20:13)

      BENEFICIO:

      NUESTROS SERES QUERIDOS SERÁN RESUCITADOS.

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