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  • Los milagros: ¿ficción o realidad?
    La Atalaya 2005 | 15 de febrero
    • Los milagros: ¿ficción o realidad?

      “LOS milagros son una realidad. Pregunte a los ángeles.” Así rezaba el adhesivo colocado en el parachoques de un automóvil que llamó la atención de cierto hombre religioso. Pero el señor no estaba seguro del significado del mensaje: ¿indicaba que el conductor creía en los milagros, o era una forma irónica de decir que no creía ni en los milagros ni en los ángeles?

      Puede que a usted le parezca interesante el comentario del escritor alemán Manfred Barthel en el libro Lo que dijo verdaderamente la Biblia: “Milagro, una palabra que despierta reacciones contradictorias en el lector de la Biblia”. Quienes creen en los milagros están convencidos de que suceden y de que ocurren a menudo.a En Grecia, por ejemplo, durante los últimos años algunas personas han afirmado que ocurren milagros como una vez al mes. Estas afirmaciones han llevado a un obispo de la Iglesia Ortodoxa Griega a advertir: “El creyente tiende a humanizar a Dios, a María y a los santos, pero no debe irse a los extremos”.

      La creencia en los milagros es menos popular en otros países. Una encuesta que se publicó en Alemania en el año 2002 indicó que el 71% de los ciudadanos de dicho país opinan que los milagros son ficción, no realidad. Sin embargo, entre los restantes que sí creen en los milagros, hay tres mujeres que dicen haber recibido un mensaje de la virgen María. Unos meses después de la supuesta aparición de María —acompañada de ángeles y una paloma—, el periódico alemán Westfalenpost comentó: “Hasta la fecha, unos cincuenta mil peregrinos, personas en busca de curación, así como algunos curiosos, han mostrado mucho interés en las visiones que tuvieron las mujeres”. Se esperaba que otras diez mil personas atestaran el pueblecito para presenciar más manifestaciones de María. Se dice que la virgen María también se apareció en Lourdes (Francia) en 1858 y en Fátima (Portugal) en 1917.

      Religiones no cristianas

      Casi todas las religiones creen en los milagros. The Encyclopedia of Religion explica que los fundadores del budismo, el cristianismo y el islam tenían diversas opiniones sobre los milagros, pero añade: “La historia posterior de estas religiones demuestra claramente que los milagros y los relatos sobre ellos han sido parte integrante de las creencias religiosas del hombre”. Esta obra de consulta dice que “el propio Buda efectuó milagros”. Más adelante, cuando “el budismo se introdujo en China, sus misioneros a menudo recurrían a manifestaciones de poderes milagrosos”.

      Después de referirse a varios de esos supuestos milagros, la enciclopedia concluye: “Quizás no estemos preparados para aceptar todas estas historias de milagros relatadas por biógrafos religiosos, pero no cabe duda de que se crearon con la buena intención de glorificar a Buda, quien confirió esos poderes milagrosos a sus celosos seguidores”. La misma autoridad dice lo siguiente sobre el islam: “La mayor parte de la comunidad islámica nunca ha dejado de esperar que se lleven a cabo milagros. Se presenta a Mahoma en las tradiciones (hadiz) como si hubiera realizado milagros en público en muchas ocasiones. [...] Incluso después de que mueren, se cree que los santos ejecutan milagros en sus sepulturas a favor de los fieles, y estos les piden su intercesión devotamente”.

      Milagros en el cristianismo

      Hay diferencias de opinión entre los muchos que profesan el cristianismo. Algunos dan por veraces los relatos bíblicos acerca de los milagros efectuados por Jesucristo u otros siervos de Dios de tiempos precristianos. No obstante, muchos concuerdan con el reformador protestante Martín Lutero. The Encyclopedia of Religion dice: “Tanto Lutero como Calvino escribieron que la época de los milagros había pasado a la historia y no cabía esperar que volvieran a suceder”. La Iglesia Católica se aferró a su creencia en los milagros “sin tratar de defenderla razonadamente”, dice esta obra de consulta. Sin embargo, “la comunidad protestante intelectual llegó a creer que la práctica del cristianismo era en su mayor parte un asunto de moralidad, y que ni Dios ni el mundo espiritual se comunicaban con los humanos ni influían notablemente en su vida cotidiana”.

      Otros que afirman ser cristianos, incluso algunos clérigos, dudan de que los milagros mencionados en la Biblia sean verídicos. Tomemos como ejemplo el incidente de la zarza ardiente que se registra en Éxodo 3:1-5. El escritor Manfred Barthel, antes citado, explica que algunos teólogos alemanes no lo consideran un relato literal de un milagro. Más bien, hablan de la “conciencia encendida de Moisés, de la espina que tenía clavada en el corazón”. Él agrega que lo interpretan “como un símbolo de un proceso interior, y presenta[n] las llamas como flores que se abren bajo el sol de [la presencia divina]”.

      Puede que a usted no le parezca satisfactoria esa explicación. Entonces, ¿qué debe creer? ¿Es realista creer que los milagros sucedieron alguna vez? ¿Puede decirse que ocurren en nuestros tiempos? Ya que no podemos preguntar a los ángeles, ¿a quién podemos preguntar?

      La postura bíblica

      Nadie puede negar que la Biblia señala que en tiempos antiguos Dios intervino para efectuar actos humanamente imposibles. De él leemos: “Procediste a sacar a tu pueblo Israel de la tierra de Egipto, con señales y con milagros y con mano fuerte y con brazo extendido y con gran aterramiento” (Jeremías 32:21). Imagínese: la nación más poderosa de su día fue humillada mediante diez plagas de origen divino, entre ellas la muerte de sus primogénitos. ¡Milagros de verdad! (Éxodo, capítulos 7 a 14.)

      Siglos después, los cuatro evangelistas describieron unos treinta y cinco milagros de Jesús. De hecho, sus palabras indican que realizó más hazañas sobrenaturales de las que narraron. ¿Inventaron los relatos, o fueron realidad?b (Mateo 9:35; Lucas 9:11.)

      Si la Biblia es lo que afirma ser, la Palabra de verdad de Dios, entonces usted tiene base sólida para creer en los milagros que se mencionan en ella. La Biblia narra con detalle los milagros que ocurrieron en tiempos antiguos —curaciones, resurrecciones, etc.—; no obstante, también señala con claridad que tales milagros ya no se efectúan (véase el recuadro “¿Por qué no suceden ya ciertos milagros?”, de la pág. 4). Ahora bien, ¿significa esto que incluso las personas que aceptan como realidad lo que dice la Biblia no creen que sucedan milagros en nuestros tiempos? Dejemos que el siguiente artículo conteste esa pregunta.

      [Notas]

      a La palabra milagro, tal como se utiliza en este artículo, se define en un diccionario bíblico así: “Acto del poder divino superior al orden natural y a las fuerzas humanas”.

      b Usted puede analizar la prueba de que la Biblia es digna de confianza en el libro La Biblia... ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre?, editado por los testigos de Jehová.

      [Recuadro de la página 4]

      ¿Por qué no suceden ya ciertos milagros?

      La Biblia menciona diversas clases de milagros (Éxodo 7:19-21; 1 Reyes 17:1-7; 18:22-38; 2 Reyes 5:1-14; Mateo 8:24-27; Lucas 17:11-19; Juan 2:1-11; 9:1-7). Muchos de estos milagros sirvieron para presentar a Jesús como el Mesías y demostrar que tenía el respaldo de Dios. Los primeros seguidores de Jesús recibieron dones milagrosos, como el de hablar en lenguas y el de discernir las expresiones inspiradas (Hechos 2:5-12; 1 Corintios 12:28-31). Tales dones milagrosos fueron útiles para la recién formada congregación cristiana. ¿Por qué?

      Una razón es que había pocas copias de las Escrituras. Por lo general, solamente los ricos poseían rollos o libros. En las tierras paganas no se tenía conocimiento de la Biblia ni de su Autor, y las enseñanzas cristianas debían transmitirse de manera oral. Así, los dones milagrosos ayudaron a demostrar que Dios estaba utilizando a la congregación cristiana.

      No obstante, Pablo explicó que estos dones terminarían cuando ya no fueran necesarios. “Sea que haya dones de profetizar, serán eliminados; sea que haya lenguas, cesarán; sea que haya conocimiento, será eliminado. Porque tenemos conocimiento parcial y profetizamos parcialmente; pero cuando llegue lo que es completo, lo que es parcial será eliminado.” (1 Corintios 13:8-10.)

      Hoy día tenemos acceso a distintas traducciones de la Biblia, así como a concordancias bíblicas y enciclopedias. Más de seis millones de cristianos capacitados están ayudando a otras personas a adquirir conocimiento divino basado en la Biblia. Por eso, ya no se precisan milagros para atestiguar que Jesucristo es el Libertador nombrado por Dios ni para probar que Jehová está respaldando a sus siervos.

  • Milagros que usted ha visto
    La Atalaya 2005 | 15 de febrero
    • Milagros que usted ha visto

      LA PALABRA milagro tiene el significado secundario de “suceso extraordinario que provoca admiración o sorpresa”. Todos hemos visto esta clase de milagros que no cuenta con la intervención divina.

      Gracias al mayor entendimiento de las leyes físicas de la naturaleza, el ser humano ha alcanzado logros considerados por mucho tiempo imposibles. Por ejemplo, hace cien años pocos hubieran pensado que podía lograrse lo que las computadoras, la televisión, la tecnología espacial y otros adelantos modernos han convertido en algo común hoy día.

      Reconociendo que solamente tienen conocimiento parcial de las maravillas de la creación de Dios, algunos científicos admiten que ya no pueden decir con certeza que algo es imposible. Lo más que están dispuestos a decir es que es improbable. Así dejan la puerta abierta a “milagros” futuros.

      Incluso si utilizamos el significado primario de “milagro”, es decir, sucesos ocasionados por un “poder divino superior al orden natural”, podemos decir que todos hemos visto milagros. Por ejemplo, observamos el Sol, la Luna y las estrellas, productos del “poder divino superior”, el Creador. Además, ¿quién puede explicar con detalle cómo funcionan el cuerpo humano y el cerebro, o cómo se desarrolla un embrión? El libro La máquina del cuerpo señala: “El organismo humano, controlado y coordinado por el sistema nervioso, es un sofisticado aparato sensorial, un motor con regulación propia, un ordenador auto-reproductor, en suma: una creación maravillosa y, en parte, misteriosa”. El Dios que creó “el organismo humano” verdaderamente efectuó un milagro que continúa asombrándonos. Hay otros tipos de milagros que usted ha visto, pero quizá no los considere como tales.

      ¿Puede un libro ser un milagro?

      La Biblia es el libro más difundido de la historia. ¿La considera usted un milagro? ¿Podemos atribuir su existencia a un “poder divino superior”? Es cierto que hombres la pusieron por escrito, pero afirmaron que habían expresado los pensamientos de Dios, no los de ellos (2 Samuel 23:1, 2; 2 Pedro 1:20, 21). Piense en lo que eso implica. Hubo unos cuarenta hombres que vivieron en un lapso de mil seiscientos años; entre ellos había pastores, militares, pescadores, funcionarios, médicos, sacerdotes y reyes. A pesar de sus diversos antecedentes, lograron transmitir un mensaje de esperanza unificado, verídico y exacto.

      Basándose en un estudio profundo de la Biblia, los testigos de Jehová la aceptan, “no como palabra de hombres, sino, como lo que verdaderamente es, como palabra de Dios”, tal como escribió el apóstol Pablo (1 Tesalonicenses 2:13). A lo largo de los años, sus publicaciones han explicado cómo las supuestas contradicciones de la Biblia pueden armonizarse con su mensaje general. Esta armonía interna es prueba de su autoría divina.a

      Ningún otro libro ha sido sometido a tantos esfuerzos concienzudos por destruirlo como la Biblia. Sin embargo, aún existe y se ha traducido entera o en parte a más de dos mil idiomas. Tanto su conservación física como la conservación de su integridad textual son prueba de la intervención divina. No cabe duda de que la Biblia es un milagro.

      Un milagro que está ‘vivo y ejerce poder’

      Los milagros de tiempos antiguos —curaciones milagrosas y resurrecciones— ya no se llevan a cabo. Pero tenemos razones para confiar en que en el nuevo mundo de Dios, tales milagros sí ocurrirán, y a escala mundial. Traerán un alivio permanente, más allá de lo que podemos comprender ahora.

      La Biblia, que constituye todo un milagro, puede incluso efectuar lo que equivale a milagros hoy día: motivar a las personas a mejorar su personalidad (véase el ejemplo del recuadro “El poder de la Palabra de Dios”, de la pág. 8). Hebreos 4:12 dice: “La palabra de Dios es viva, y ejerce poder, y es más aguda que toda espada de dos filos, y penetra hasta dividir entre alma y espíritu, y entre coyunturas y su tuétano, y puede discernir pensamientos e intenciones del corazón”. Así es, la Biblia ha desempeñado un papel importante en transformar la vida de más de seis millones de personas de todo el mundo, le ha dado un propósito a su existencia y les ha ofrecido una magnífica esperanza para el futuro.

      ¿Por qué no permite que la Biblia efectúe un milagro en su vida?

      [Nota]

      a Si desea investigar más sobre estas supuestas contradicciones para ver cómo pueden armonizarse, encontrará muchos ejemplos en el capítulo 7 del libro La Biblia... ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre?, editado por los testigos de Jehová.

      [Ilustración y recuadro de la página 7]

      ¿Estaba vivo, o ya había muerto?

      Según Juan 19:33, 34, Jesús ya estaba muerto cuando “uno de los soldados le punzó el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua”. Sin embargo, Mateo 27:49, 50 indica que aún estaba vivo en ese momento. ¿Por qué la diferencia?

      La Ley mosaica prohibía que se dejara a un criminal colgado de un madero durante toda la noche (Deuteronomio 21:22, 23). Por eso, en los días de Jesús, si un criminal fijado en un madero aún estaba vivo tarde en el día, se aceleraba su muerte rompiéndole las piernas, ya que esto le impediría enderezarse para respirar. El hecho de que los soldados rompieran las piernas a los dos malhechores al lado de Jesús pero no a Jesús indica que pensaron que este ya había fallecido. El soldado tal vez le punzó el costado para asegurarse de que estuviera muerto y para impedir que reviviera y eso se proclamara falsamente como una resurrección.

      En Mateo 27:49, 50 se presentan los sucesos en un orden diferente: “Otro hombre tomó una lanza y le traspasó el costado, y salió sangre y agua. De nuevo clamó Jesús con voz fuerte, y cedió su espíritu”. La oración en cursiva no aparece en todos los manuscritos antiguos de la Biblia. Muchos especialistas creen que se tomó posteriormente del Evangelio de Juan, pero que no se colocó en el lugar apropiado. Por ello, numerosas traducciones ponen esta oración entre corchetes o paréntesis, dan una explicación en una nota o sencillamente la omiten.

      El texto maestro de Westcott y Hort —que se utilizó principalmente como base para la Traducción del Nuevo Mundo— incluye la oración entre corchetes dobles y señala que la oración “muy probablemente fue interpolada por los escribas”.

      Por lo tanto, hay prueba contundente de que Juan 19:33, 34 es verídico y de que Jesús ya estaba muerto cuando el soldado romano lo punzó con la espada en el costado.

      [Ilustración y recuadro de la página 8]

      El poder de la Palabra de Dios

      Detlef, un adolescente víctima de un hogar deshecho, se hundió en el mundo de las drogas, el alcohol y el rock heavy metal.b Se unió a los cabezas rapadas —un grupo neonazi—, y su comportamiento violento le causó problemas con la policía.

      En 1992, 60 cabezas rapadas se enzarzaron en una pelea con 35 roqueros punk en un bar del nordeste de Alemania. Uno de estos últimos, Thomas, murió a consecuencia de la paliza. Varios de los cabecillas, entre ellos Detlef, fueron condenados a prisión tras un juicio que recibió mucha publicidad.

      Poco después de que Detlef fuera puesto en libertad, un testigo de Jehová le entregó un tratado titulado: “¿Por qué hay tantos problemas en la vida?”. Él reconoció enseguida que decía la verdad, y empezó a estudiar la Biblia con los Testigos. Su vida cambió por completo. Desde 1996 es un celoso testigo de Jehová.

      Un antiguo punk llamado Siegfried —buen amigo de Thomas, el joven que fue asesinado— también se hizo testigo de Jehová y actualmente sirve de anciano de congregación. Cuando Siegfried visitó la congregación de Detlef para pronunciar un discurso bíblico (por cierto, la madre de Thomas también asiste a las reuniones de esa congregación de vez en cuando), Detlef lo invitó a almorzar. Diez años atrás no hubieran podido controlar su odio. Hoy, su amor fraternal es patente para todos.

      Detlef y Siegfried esperan con anhelo dar la bienvenida a Thomas cuando resucite en un paraíso terrestre. Detlef comenta: “Tan solo pensarlo me hace llorar. Lamento muchísimo lo que hice”. Ambos desean ayudar a Thomas en el futuro, tal como ayudan a otras personas hoy a conocer a Jehová y a regocijarse con la esperanza que ofrece la Biblia.

      No cabe duda de que la Palabra de Dios es sumamente poderosa.

      [Nota]

      b Los nombres se han cambiado.

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