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  • “Señor, enséñanos a orar”
    La Atalaya 2004 | 1 de febrero
    • “Señor, enséñanos a orar”

      “Cierto discípulo suyo le dijo: ‘Señor, enséñanos a orar’.” (LUCAS 11:1.)

      1. ¿Por qué pidió a Jesús uno de sus discípulos que les enseñara a orar?

      CORRÍA el año 32 E.C. cuando un discípulo de Jesús observó a su Maestro orar. No podía oír lo que le decía a su Padre, pues probablemente se trataba de una oración silenciosa. Pero al finalizar esta, el discípulo rogó a Jesús: “Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11:1). ¿Qué motivó aquella solicitud? La oración era parte integral de la vida y la adoración judías. Además, en el libro de los Salmos y en otros lugares de las Escrituras Hebreas aparecen numerosas oraciones. De modo que aquel discípulo no pedía que se le enseñara algo totalmente desconocido para él o que nunca hubiera hecho. Lo más probable es que conociera las oraciones ceremoniosas de los guías religiosos del judaísmo. Pero cuando observó a Jesús, al parecer se dio cuenta de que había una gran diferencia entre los rezos santurrones de los rabinos y las oraciones de Jesús (Mateo 6:5-8).

      2. a) ¿Qué indica que Jesús no pretendía que repitiéramos la oración modelo palabra por palabra? b) ¿Por qué debe interesarnos aprender a orar?

      2 Unos dieciocho meses antes, en su Sermón del Monte, Jesús había dado a sus discípulos un modelo en el que basarse para orar (Mateo 6:9-13). Es posible que ese discípulo en particular no estuviera presente en aquella ocasión, de modo que Jesús bondadosamente volvió a enumerar los puntos clave de su oración modelo. Cabe destacar que no los recitó palabra por palabra, lo que indica que no se trataba de un rezo litúrgico que debiera aprenderse de memoria (Lucas 11:1-4). Al igual que aquel discípulo cuyo nombre no se menciona, nosotros también deseamos aprender a orar, a fin de que nuestras oraciones nos acerquen más a Jehová. Examinemos, pues, la versión más ampliada de la oración modelo, la escrita por el apóstol Mateo. Se compone de siete peticiones, tres de las cuales se relacionan con los propósitos de Dios, y las otras cuatro, con nuestras necesidades materiales y espirituales. En este artículo nos centraremos en las tres primeras.

      Un Padre amoroso

      3, 4. ¿Qué denota el hecho de que nos dirijamos a Jehová llamándolo “Padre nuestro”?

      3 Jesús mostró desde el principio que nuestras oraciones deben ser reflejo de una relación estrecha, pero respetuosa, con Jehová. Especialmente para beneficio de los discípulos congregados junto a él en la ladera de la montaña, Jesús enseñó a dirigirse a Jehová como el “Padre nuestro que [está] en los cielos” (Mateo 6:9). Según cierto biblista, sea que Jesús hablara en una forma popular de hebreo, o en arameo, el término que empleó para “Padre” se parece a las tiernas expresiones de un bebé, “una voz que imita el balbuceo del niño”. Llamar a Jehová “Padre nuestro” denota una relación de afecto y confianza.

      4 Al decir “Padre nuestro”, también nos declaramos parte de una gran familia de hombres y mujeres que reconoce que Jehová es el Dador de la vida (Isaías 64:8; Hechos 17:24, 28). A los cristianos engendrados por espíritu se les adopta como “hijos de Dios”, así que pueden clamar: “¡Abba, Padre!” (Romanos 8:14, 15). Millones de personas se han convertido en sus fieles compañeros dedicando su vida a Jehová y simbolizándolo mediante el bautismo en agua. Todas estas “otras ovejas” también pueden dirigirse a Jehová en el nombre de Jesús y llamarlo “Padre nuestro” (Juan 10:16; 14:6). Continuamente podemos acudir en oración a nuestro Padre celestial para alabarlo, agradecerle todas sus expresiones de bondad y echar nuestras cargas sobre él con plena confianza en que nos cuidará (Filipenses 4:6, 7; 1 Pedro 5:6, 7).

      Amor por el nombre de Jehová

      5. ¿Cuál es la primera petición de la oración modelo, y por qué es apropiada?

      5 La primera petición da prioridad a lo más importante cuando dice: “Santificado sea tu nombre” (Mateo 6:9). En efecto, tal santificación debe ser primordial para nosotros, ya que amamos a Jehová y detestamos ver todo el oprobio que se ha arrojado sobre su nombre. Al rebelarse e inducir a la primera pareja humana a desobedecer a Jehová, Satanás difamó el nombre de Dios, pues puso en entredicho la manera como Él ejercía su soberanía universal (Génesis 3:1-6). Además, el nombre de Jehová ha sido deshonrado a lo largo de los siglos debido a los vergonzosos actos y enseñanzas de quienes han afirmado representarlo.

      6. ¿Qué evitaremos hacer si oramos pidiendo que el nombre de Jehová sea santificado?

      6 El hecho de que oremos por la santificación del nombre de Dios indica cuál es nuestra postura en la cuestión de la soberanía universal: de apoyo total al derecho de Jehová a gobernar el universo. El Creador desea que este sea habitado por criaturas inteligentes que de buena gana y con gozo se sometan a su justa soberanía porque lo aman a él y aman todo lo que su nombre representa (1 Crónicas 29:10-13; Salmo 8:1; 148:13). El amor que sentimos por el santo nombre divino nos impedirá hacer algo que pueda deshonrarlo (Ezequiel 36:20, 21; Romanos 2:21-24). Puesto que la paz del universo y de sus habitantes depende de la santificación del nombre de Jehová y de la sumisión amorosa a su soberanía, el ruego “santificado sea tu nombre” constituye una expresión de nuestra confianza en que el propósito de Jehová se cumplirá para su alabanza (Ezequiel 38:23).

      El Reino por el que oramos

      7, 8. a) ¿Qué es el Reino por el que Jesús nos enseñó a orar? b) ¿Qué aprendemos en cuanto a este Reino en los libros de Daniel y Revelación?

      7 La segunda petición de la oración modelo es esta: “Venga tu reino” (Mateo 6:10). Es una solicitud muy relacionada con la anterior, ya que el instrumento de Jehová para santificar su santo nombre es el Reino mesiánico —su gobierno celestial— del cual su Hijo, Jesucristo, es el Rey debidamente nombrado (Salmo 2:1-9). La profecía de Daniel representa dicho Reino como “una piedra” cortada de una “montaña” (Daniel 2:34, 35, 44, 45). La montaña simboliza la soberanía universal de Jehová, de modo que la piedra —el Reino— es una nueva expresión de su gobernación universal. A su vez, la piedra de la profecía ‘llega a ser una gran montaña y llena toda la tierra’, lo que muestra que el Reino mesiánico gobernará nuestro planeta en representación de la soberanía divina.

      8 Al lado de Jesucristo en este Reino hay otros 144.000 reyes y sacerdotes, “comprados de la tierra” para gobernar con él (Revelación [Apocalipsis] 5:9, 10; 14:1-4; 20:6). Daniel los llama “los santos del Supremo”, y junto con Cristo, quien es su Cabeza, reciben “el reino y la gobernación y la grandeza de los reinos bajo todos los cielos [...]. Su reino es un reino de duración indefinida, y todas las gobernaciones servirán y obedecerán aun a ellos” (Daniel 7:13, 14, 18, 27). Este es el gobierno celestial por el que Cristo enseñó a sus discípulos a orar.

      ¿Por qué seguir pidiendo que venga el Reino?

      9. ¿Por qué es apropiado que pidamos en oración que venga el Reino de Dios?

      9 En su oración modelo, Cristo nos enseñó a pedir que viniera el Reino de Dios. El cumplimiento de las profecías bíblicas muestra que el Reino mesiánico se estableció en los cielos en 1914.a ¿Sigue siendo apropiado, entonces, que oremos pidiendo que “venga”? Desde luego que sí. La profecía de Daniel muestra que el Reino mesiánico, simbolizado por una piedra, sigue una trayectoria que lo hará chocar con los gobiernos políticos humanos, representados por una imagen inmensa. La piedra aún tiene que estrellarse contra la imagen, asestándole un golpe que la reducirá a polvo. La profecía de Daniel dice así: “El reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos” (Daniel 2:44).

      10. ¿Por qué anhelamos que venga el Reino de Dios?

      10 Anhelamos ver el día en que el Reino de Dios venga contra el sistema de cosas malvado de Satanás, pues ello supondrá la santificación del santo nombre de Jehová y la eliminación de todos los opositores de la soberanía divina. Oramos con fervor: “Venga tu reino”, y con el apóstol Juan decimos: “¡Amén! Ven, Señor Jesús” (Revelación 22:20). Sí, que Jesús venga para santificar el nombre de Jehová y vindicar Su soberanía, de modo que se hagan realidad las palabras del salmista: “Para que la gente sepa que tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra” (Salmo 83:18).

      “Efectúese tu voluntad”

      11, 12. a) ¿Qué estamos pidiendo al orar para que la voluntad de Dios se efectúe “como en el cielo, también sobre la tierra”? b) ¿Qué manifestamos también cuando pedimos en oración que se haga la voluntad de Jehová?

      11 A continuación, Jesús enseñó a sus discípulos a pedir lo siguiente: “Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra” (Mateo 6:10). El universo llegó a existir por voluntad de Jehová. Poderosas criaturas celestiales gritaron: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas” (Revelación 4:11). Jehová tiene un propósito para “las cosas en los cielos y las cosas en la tierra” (Efesios 1:8-10). Al solicitarle que se efectúe su voluntad, en realidad pedimos a Jehová que lleve a cabo su propósito. Además, manifestamos el anhelo de ver cumplirse la voluntad divina en todo el universo.

      12 Con esas palabras también expresamos el deseo de conformar nuestra vida a la voluntad de Jehová. Jesús afirmó: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra” (Juan 4:34). Al igual que a él, a los cristianos dedicados nos deleita hacer la voluntad de Dios. El amor por Jehová y su Hijo nos impulsa a vivir, “ya no para los deseos de los hombres, sino para la voluntad de Dios” (1 Pedro 4:1, 2; 2 Corintios 5:14, 15). Nos esforzamos por no hacer lo que sabemos que es contrario a la voluntad de Jehová (1 Tesalonicenses 4:3-5). Al comprar tiempo para el estudio y la lectura de la Biblia, “[seguimos] percibiendo cuál es la voluntad de Jehová”, la cual incluye que tengamos una participación activa en la predicación de “estas buenas nuevas del reino” (Efesios 5:15-17; Mateo 24:14).

      La voluntad de Jehová en los cielos

      13. ¿Cómo se estaba cumpliendo la voluntad de Dios mucho antes de que Satanás se rebelara?

      13 La voluntad de Jehová ya se estaba cumpliendo en los cielos mucho antes de que uno de sus hijos espirituales se rebelara y se convirtiera en Satanás el Diablo. El libro de Proverbios representa al Hijo primogénito y unigénito de Dios como la sabiduría personificada, y muestra que durante incontables milenios estuvo “alegre delante de él todo el tiempo”, feliz de hacer la voluntad de su Padre. Más adelante llegó a ser el “obrero maestro” de Jehová en la creación de todas las cosas que hay “en los cielos y sobre la tierra, las cosas visibles y las cosas invisibles” (Proverbios 8:22-31; Colosenses 1:15-17). Jehová lo empleaba como su Palabra, o Vocero (Juan 1:1-3).

      14. ¿Qué podemos aprender del Salmo 103 en cuanto a la manera como los ángeles cumplen la voluntad de Jehová en los cielos?

      14 El salmista muestra que toda la creación está bajo la soberanía de Jehová y que las huestes angélicas obedecen sus instrucciones y mandatos. Leemos: “Jehová mismo ha establecido firmemente su trono en los cielos mismos; y sobre toda cosa su propia gobernación real ha tenido la dominación. Bendigan a Jehová, oh ángeles suyos, poderosos en potencia, que llevan a cabo su palabra, mediante escuchar la voz de su palabra. Bendigan a Jehová, todos los ejércitos suyos, ministros suyos, que hacen su voluntad. Bendigan a Jehová, todas las obras suyas, en todos los lugares de su dominación [o “soberanía”, según la nota]” (Salmo 103:19-22).

      15. ¿Cómo ha influido la entronización de Jesús en que se haga la voluntad de Dios en los cielos?

      15 Tras su rebelión, Satanás todavía tenía acceso a los cielos, tal como se indica en el libro de Job (Job 1:6-12; 2:1-7). Sin embargo, el libro de Revelación profetizó que llegaría el día en que sus demonios y él serían expulsados de allí. Según parece, ese día llegó poco después de la entronización de Jesucristo en 1914. A partir de entonces ya no ha habido lugar en los cielos para esos rebeldes, sino que están confinados a la vecindad de la Tierra (Revelación 12:7-12). En el cielo ya no se alzan voces de discordia, sino únicamente las que se unen en aclamar al “Cordero”, Cristo Jesús, y en alabar de forma sumisa a Jehová (Revelación 4:9-11). Realmente, en los cielos se está cumpliendo la voluntad divina.

      La voluntad de Jehová para la Tierra

      16. ¿Cómo desmiente la oración modelo la enseñanza de la cristiandad respecto a la esperanza de la humanidad?

      16 Con su afirmación de que todos los buenos van al cielo, las iglesias de la cristiandad excluyen la Tierra de los propósitos de Dios. Pero Jesús nos enseñó a orar: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra” (Mateo 6:10). ¿Acaso puede decirse que la voluntad de Jehová en general se está cumpliendo hoy en una Tierra plagada de violencia, injusticias, enfermedades y muerte? ¡Claro que no! Por consiguiente, debemos pedir sinceramente en oración que se efectúe la voluntad de Dios en la Tierra, en armonía con esta promesa que escribió el apóstol Pedro: “Hay nuevos cielos [el Reino mesiánico en manos de Cristo] y una nueva tierra [una sociedad humana justa] que esperamos según su promesa, y en estos la justicia habrá de morar” (2 Pedro 3:13).

      17. ¿Cuál es el propósito de Jehová para la Tierra?

      17 Jehová creó la Tierra con un propósito. Al profeta Isaías lo inspiró a escribir: “Porque esto es lo que ha dicho Jehová, el Creador de los cielos, Él, el Dios verdadero, el Formador de la tierra y el Hacedor de ella, Él, Aquel que la estableció firmemente, que no la creó sencillamente para nada, que la formó aun para ser habitada: ‘Yo soy Jehová, y no hay ningún otro’” (Isaías 45:18). Dios puso a la primera pareja humana en un jardín paradisíaco y les dio estas instrucciones: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla” (Génesis 1:27, 28; 2:15). Está bien claro que el propósito del Creador es que la Tierra sea el hogar de seres humanos justos y perfectos, que se sometan gustosos a Su soberanía y vivan para siempre en el Paraíso que Cristo prometió (Salmo 37:11, 29; Lucas 23:43).

      18, 19. a) ¿Qué debe hacerse antes de que la voluntad de Dios se efectúe plenamente en la Tierra? b) ¿Qué otra parte de la oración modelo de Jesús examinaremos en el próximo artículo?

      18 La voluntad de Jehová para la Tierra nunca podrá cumplirse plenamente mientras la habiten hombres y mujeres que desafíen Su soberanía. Por ello, Dios empleará poderosas fuerzas espirituales bajo el mando de Cristo para “causar la ruina de los que están arruinando la tierra”. Será eliminado para siempre todo el sistema de cosas perverso de Satanás, con su religión falsa, sus políticos corruptos, su sistema comercial avariento y sin escrúpulos, y sus ejércitos destructores (Revelación 11:18; 18:21; 19:1, 2, 11-18). La soberanía de Jehová quedará vindicada, y su nombre, santificado. Todo esto pedimos cuando oramos: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra” (Mateo 6:9, 10).

      19 Sin embargo, Jesús mostró en su oración modelo que también podemos dirigir peticiones a Dios sobre asuntos personales. Examinaremos esta cuestión en el próximo artículo.

      [Nota]

      a Véase el cap. 6 del libro Prestemos atención a las profecías de Daniel, editado por los testigos de Jehová.

  • Jehová satisface nuestras necesidades diarias
    La Atalaya 2004 | 1 de febrero
    • Jehová satisface nuestras necesidades diarias

      “Dejen de estar en ansiedad y suspenso; porque [...] el Padre de ustedes sabe que ustedes necesitan estas cosas.” (LUCAS 12:29, 30.)

      1. ¿Cómo da Jehová el sustento a la creación animal?

      ¿HA CONTEMPLADO alguna vez un gorrión u otra ave picoteando en lo que parecía simple polvo? Probablemente se preguntó qué comida podría encontrar en el suelo. En su Sermón del Monte, Jesús mostró que podemos extraer una lección del modo como Jehová da el sustento a las aves. “Observen atentamente las aves del cielo —dijo—, porque ellas no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; no obstante, su Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes más que ellas?” (Mateo 6:26.) De maneras maravillosas, Jehová alimenta a todas sus criaturas (Salmo 104:14, 21; 147:9).

      2, 3. ¿Qué lecciones espirituales encierra el hecho de que Jesús nos enseñara a pedir el pan para el día?

      2 ¿Por qué, entonces, incluyó Jesús en su oración modelo la petición “Danos hoy nuestro pan para este día”? (Mateo 6:11.) Esta sencilla solicitud encierra profundas lecciones espirituales. En primer lugar, nos recuerda que Jehová es el Gran Proveedor (Salmo 145:15, 16). Los seres humanos pueden plantar y cultivar, pero solo Dios hace que las cosas crezcan, tanto en términos espirituales como físicos (1 Corintios 3:7). Lo que comemos y bebemos es un don de Dios (Hechos 14:17). Rogarle que cubra nuestras necesidades diarias significa que no damos por sentadas tales dádivas, si bien, claro está, no nos libera de la responsabilidad de trabajar si podemos hacerlo (Efesios 4:28; 2 Tesalonicenses 3:10).

      3 En segundo lugar, pedir “nuestro pan para este día” indica que no debemos preocuparnos demasiado por el futuro. Como también afirmó Jesús: “Nunca se inquieten y digan: ‘¿Qué hemos de comer?’, o ‘¿qué hemos de beber?’, o ‘¿qué hemos de ponernos?’. Porque todas estas son las cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño. Pues su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas. Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de Dios, y todas estas otras cosas les serán añadidas. Por lo tanto, nunca se inquieten acerca del día siguiente, porque el día siguiente tendrá sus propias inquietudes” (Mateo 6:31-34). La petición de “pan para este día” fija el modelo para llevar vidas sencillas de “devoción piadosa junto con contentamiento” (1 Timoteo 6:6-8, nota).

      Alimento espiritual día a día

      4. ¿Qué sucesos de la vida de Jesús y de los israelitas subrayan la importancia del alimento espiritual?

      4 La solicitud a Dios del pan diario también debe recordarnos que necesitamos alimento espiritual todos los días. Pese a estar muy hambriento tras un largo ayuno, Jesús resistió la tentación de Satanás de convertir las piedras en pan y le contestó: “Está escrito: ‘No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová’” (Mateo 4:4). En esta ocasión, Jesús citó al profeta Moisés, quien dijo al pueblo de Israel: “[Jehová] te humilló y te dejó padecer hambre y te alimentó con el maná, que ni tú habías conocido ni tus padres habían conocido; para hacerte saber que no solo de pan vive el hombre, sino que de toda expresión de la boca de Jehová vive el hombre” (Deuteronomio 8:3). La forma en que Jehová proporcionó el maná no solo aportó a los israelitas alimento físico, sino también lecciones espirituales. Por un lado, tenían que “recoger cada cual su cantidad día por día”. Si acumulaban más de lo necesario para el día, el sobrante comenzaba a oler mal y a producir gusanos (Éxodo 16:4, 20). Sin embargo, eso no ocurría el sexto día, en el que tenían que recoger el doble a fin de cubrir las necesidades del sábado (Éxodo 16:5, 23, 24). Así que el maná grabó en su mente que debían ser obedientes y que su vida no solo dependía del pan, sino de “toda expresión de la boca de Jehová”.

      5. ¿Cómo nos proporciona Jehová alimento espiritual a diario?

      5 Del mismo modo, nosotros hemos de ingerir a diario el alimento espiritual que Jehová nos proporciona mediante su Hijo. Con este propósito, Jesús ha nombrado un “esclavo fiel y discreto” para suministrar “alimento al tiempo apropiado” a la casa de la fe (Mateo 24:45). Esta clase del esclavo no solo facilita alimento espiritual en abundancia mediante ayudas para el estudio de la Biblia, sino que también nos anima a leer las Escrituras todos los días (Josué 1:8; Salmo 1:1-3). Al igual que Jesús, podemos sostenernos espiritualmente esforzándonos por aprender y llevar a cabo la voluntad de Jehová a diario (Juan 4:34).

      El perdón de los pecados

      6. ¿Por qué clase de deudas hemos de pedir perdón, y con qué condiciones está dispuesto Jehová a cancelarlas?

      6 La siguiente solicitud de la oración modelo es esta: “Perdónanos nuestras deudas, como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores” (Mateo 6:12). Jesús no se refería a las deudas de dinero; más bien, pensaba en el perdón de nuestros pecados. En el relato que hace Lucas de la ocasión, esta petición se expresa así: “Perdónanos nuestros pecados, porque nosotros mismos también perdonamos a todo el que nos debe” (Lucas 11:4). De modo que, cuando pecamos, es como si contrajéramos una deuda para con Jehová. No obstante, nuestro amoroso Dios está dispuesto a ‘borrarnos’, o cancelarnos, esa deuda si nos arrepentimos sinceramente, nos ‘volvemos’ y le pedimos perdón sobre la base de la fe en el sacrificio redentor de Cristo (Hechos 3:19; 10:43; 1 Timoteo 2:5, 6).

      7. ¿Por qué debemos pedir perdón a Dios todos los días?

      7 Por otro lado, pecamos cuando no cumplimos con las normas de justicia de Jehová. Debido al pecado heredado, todos pecamos en palabra, acciones y pensamientos, o por no hacer lo que deberíamos (Eclesiastés 7:20; Romanos 3:23; Santiago 3:2; 4:17). Por consiguiente, sea que tengamos o no conciencia de haber pecado durante el día, en las oraciones diarias necesitamos incluir el perdón por nuestros pecados (Salmo 19:12; 40:12).

      8. ¿A qué debe impulsarnos nuestra petición de perdón, y con qué buen resultado?

      8 El ruego por el perdón debe ir acompañado de un autoexamen honrado, arrepentimiento y confesión, y debe hacerse con fe en el poder redentor de la sangre derramada de Cristo (1 Juan 1:7-9). Para probar la sinceridad de nuestra oración, hemos de respaldar la petición de perdón con “obras propias del arrepentimiento” (Hechos 26:20). Entonces podemos confiar en la disposición de Jehová a perdonarnos los pecados (Salmo 86:5; 103:8-14). Como resultado, disfrutaremos de una paz interior incomparable, “la paz de Dios que supera a todo pensamiento”, la cual “guardará [nuestros] corazones y [nuestras] facultades mentales mediante Cristo Jesús” (Filipenses 4:7). Pero la oración modelo de Jesús nos enseña aún más cosas que debemos hacer para obtener el perdón de nuestros pecados.

      Para obtener el perdón, debemos perdonar

      9, 10. a) ¿Qué explicación añadió Jesús a la oración modelo, y qué subrayó con ella? b) ¿Cómo ilustró también Jesús que es necesario que perdonemos?

      9 Es de interés que la solicitud “perdónanos nuestras deudas, como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores”, es la única parte de la oración modelo sobre la que Jesús dio una explicación. Tras concluir dicha oración, añadió: “Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, su Padre celestial también los perdonará a ustedes; mientras que si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco perdonará su Padre las ofensas de ustedes” (Mateo 6:14, 15). Como vemos, Jesús indicó muy claramente que si esperamos que Jehová nos perdone, tenemos que estar dispuestos a perdonar (Marcos 11:25).

      10 En otra oportunidad, Jesús usó una ilustración para mostrar que es necesario que perdonemos a los demás si esperamos que Jehová nos perdone. Habló de un rey que con generosidad canceló la enorme deuda de un esclavo y que, más tarde, castigó a ese mismo hombre por haberse negado a perdonar a un coesclavo una deuda muchísimo menor. Jesús concluyó su parábola diciendo: “Del mismo modo también tratará mi Padre celestial con ustedes si no perdonan de corazón cada uno a su hermano” (Mateo 18:23-35). La lección está clara: la deuda del pecado que Jehová nos ha perdonado a cada uno de nosotros es infinitamente mayor que las transgresiones que cualquiera pueda haber cometido contra nosotros. Además, Jehová nos perdona todos los días. Por lo tanto, de seguro nosotros podemos perdonar las ofensas de las que de vez en cuando somos víctimas.

      11. ¿Qué consejos del apóstol Pablo seguiremos si queremos que Jehová nos perdone, y qué magníficos resultados podemos esperar de ello?

      11 El apóstol Pablo escribió: “Háganse bondadosos unos con otros, tiernamente compasivos, y perdónense liberalmente unos a otros, así como Dios también por Cristo liberalmente los perdonó a ustedes” (Efesios 4:32). El perdón mutuo promueve la paz entre los cristianos. Pablo también nos dio esta exhortación: “Como escogidos de Dios, santos y amados, vístanse de los tiernos cariños de la compasión, la bondad, la humildad mental, la apacibilidad y la gran paciencia. Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros si alguno tiene causa de queja contra otro. Como Jehová los perdonó liberalmente a ustedes, así también háganlo ustedes. Pero, además de todas estas cosas, vístanse de amor, porque es un vínculo perfecto de unión” (Colosenses 3:12-14). Todas estas ideas están implícitas en la oración que Jesús nos enseñó: “Perdónanos nuestras deudas, como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores”.

      Nos protege en la tentación

      12, 13. a) ¿Cuál no puede ser el significado de la penúltima petición de la oración modelo? b) ¿Quién es “el Tentador”, y qué queremos decir cuando le pedimos a Jehová que no nos meta en tentación?

      12 La penúltima petición de la oración modelo es esta: “No nos metas en tentación” (Mateo 6:13). ¿Quiso decir Jesús que debemos pedirle a Jehová que no nos tiente? Obviamente no, pues el discípulo Santiago escribió bajo inspiración divina: “Al estar bajo prueba, que nadie diga: ‘Dios me somete a prueba’. Porque con cosas malas Dios no puede ser sometido a prueba, ni somete a prueba él mismo a nadie” (Santiago 1:13). Por su parte, el salmista cantó: “Si errores fuera lo que tú vigilas, oh Jah, oh Jehová, ¿quién podría estar de pie?” (Salmo 130:3). Jehová no está esperando a que erremos, y desde luego no nos induce a pecar. ¿Qué significa, pues, esta parte de la oración modelo?

      13 El que intenta entramparnos, derribarnos mediante artimañas y hasta devorarnos es Satanás (Efesios 6:11, nota). Él es “el Tentador” (1 Tesalonicenses 3:5). Cuando rogamos a Jehová que no nos meta en tentación, lo que le pedimos es que no nos permita caer en ella. En realidad, le solicitamos que nos ayude a no ser “alcanzados por Satanás”, a no sucumbir a las tentaciones (2 Corintios 2:11). Le pedimos que nos conceda permanecer en “el lugar secreto del Altísimo” para así recibir la protección espiritual que se ofrece a quienes se someten a la soberanía de Jehová en todo lo que hacen (Salmo 91:1-3).

      14. ¿Cómo nos asegura el apóstol Pablo que Jehová no nos abandonará si acudimos a Él cuando nos hallemos ante alguna tentación?

      14 Podemos estar seguros de que, si ese es nuestro sincero deseo, expresado en nuestras oraciones y actos, Jehová nunca nos abandonará. El apóstol Pablo nos asegura: “Ninguna tentación los ha tomado a ustedes salvo lo que es común a los hombres. Pero Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación también dispondrá la salida para que puedan aguantarla” (1 Corintios 10:13).

      “Líbranos del inicuo”

      15. ¿Por qué es ahora más importante que nunca orar para que se nos libre del inicuo?

      15 Según los manuscritos más confiables de las Escrituras Griegas Cristianas, la oración modelo de Jesús termina con las palabras: “Líbranos del inicuo” (Mateo 6:13).a La protección contra el Diablo es aún más necesaria en este tiempo del fin, pues Satanás y sus demonios están guerreando contra los miembros del resto ungido, “los cuales observan los mandamientos de Dios y tienen la obra de dar testimonio de Jesús”, y contra sus compañeros de la “gran muchedumbre” (Revelación 7:9; 12:9, 17). El apóstol Pedro aconsejó a los cristianos: “Mantengan su juicio, sean vigilantes. Su adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien. Pero pónganse en contra de él, sólidos en la fe” (1 Pedro 5:8, 9). Satanás quisiera detener nuestra obra de dar testimonio, así que trata de intimidarnos mediante sus agentes en la Tierra, sea que pertenezcan al ámbito religioso, comercial o político. Pero Jehová nos librará si nos mantenemos firmes, tal como escribió el discípulo Santiago: “Sujétense, por lo tanto, a Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes” (Santiago 4:7).

      16. ¿Qué medio tiene Jehová a su disposición para ayudar a sus siervos cuando atraviesan pruebas?

      16 Jehová permitió que Jesús fuera tentado, pero cuando este se opuso al Diablo amparándose en la Palabra de Dios, su Padre le envió ángeles para fortalecerlo (Mateo 4:1-11). Del mismo modo, Jehová emplea ángeles para ayudarnos si le oramos con fe y hacemos de él nuestro refugio (Salmo 34:7; 91:9-11). El apóstol Pedro escribió: “Jehová sabe librar de la prueba a personas de devoción piadosa, pero reservar a personas injustas para el día del juicio para que sean cortadas de la existencia” (2 Pedro 2:9).

      La liberación completa está cerca

      17. ¿Cómo puso Jesús los asuntos en su debida perspectiva al darnos la oración modelo?

      17 En la oración modelo, Jesús pone los asuntos en la debida perspectiva. Lo que más debe interesarnos es la santificación del excelso y santo nombre de Jehová. Puesto que el instrumento para ello es el Reino mesiánico, pedimos en oración que dicho Reino venga a destruir todos los reinos, o gobiernos, humanos imperfectos y así garantice el cumplimiento pleno de la voluntad de Dios, como en el cielo, también sobre la Tierra. Nuestra esperanza de vivir para siempre en un paraíso terrestre depende de la santificación del nombre de Jehová y del reconocimiento universal de su justa soberanía. Después de las peticiones relacionadas con estos asuntos primordiales, podemos orar para tener cubiertas las necesidades diarias, recibir el perdón de los pecados y ser librados de las tentaciones y tretas del inicuo, Satanás el Diablo.

      18, 19. ¿Cómo nos ayuda la oración modelo de Jesús a permanecer alerta y mantener nuestra esperanza “con firmeza hasta el fin”?

      18 Se acerca la liberación completa del inicuo y de su corrupto sistema de cosas. Satanás sabe muy bien que apenas le queda “un corto espacio de tiempo” para descargar su “gran cólera” en la Tierra, en particular sobre los siervos fieles de Jehová (Revelación 12:12, 17). En la señal compuesta de “la conclusión del sistema de cosas”, Jesús predijo acontecimientos emocionantes, algunos de los cuales todavía son futuros (Mateo 24:3, 29-31). Cuando los veamos suceder, nuestra esperanza de ser liberados se hará más brillante. “Al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca”, indicó Jesús (Lucas 21:25-28).

      19 La concisa oración modelo que Jesús dio a sus discípulos nos proporciona una guía confiable en cuanto a lo que debemos incluir en nuestras oraciones a medida que se acerca el fin. Podemos estar seguros de que, hasta el mismo fin, Jehová seguirá satisfaciendo nuestras necesidades diarias, tanto espirituales como materiales. Si permanecemos alerta y oramos de continuo, lograremos “mantene[r] fuertemente asida la confianza que tuvimos al principio con firmeza hasta el fin” (Hebreos 3:14; 1 Pedro 4:7).

      [Nota]

      a Algunas Biblias antiguas, como la versión Reina-Valera, terminan la oración del padrenuestro con lo que se conoce como una doxología (una expresión de alabanza a Dios): “Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén”. El Comentario Bíblico “San Jerónimo” afirma: “En los manuscritos más dignos de confianza no aparece la doxología”.

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