Cabe señalar que muchas de estas construcciones exhiben el Tetragrámaton, las cuatro letras hebreas que componen el nombre propio de Dios.

Tomemos como ejemplo uno de los monasterios cistercienses más antiguos: la abadía de Stična (Eslovenia). Construida en 1135 —tan solo cuarenta años después de la fundación en Francia de la Orden Cisterciense—, se renovó en varias ocasiones, pese a lo cual conserva el estilo románico original, aunque con adornos barrocos. El templo está decorado en su interior con diversas pinturas y estatuas, y tiene un altar lateral ornamentado con un gran Tetragrámaton de color oro circundado por una aureola plateada.

Cerca del pueblecito de Podčetrtek se alza un monasterio del siglo XVII en cuyos frescos el observador atento descubrirá el nombre divino.

[Ilustración de la página 31]

Altar lateral de la abadía de Stična