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Llegué a apreciar la verdadera sabiduría¡Despertad! 1988 | 22 de noviembre
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Por ejemplo: poco después del alba, monjes con la cabeza totalmente rapada y vestidos con hábitos de color azafrán hacían visitas diarias para pedir limosna. Andaban descalzos por los caminos o remaban una barca por el klong, parando para que las amas de casa depositaran arroz u otros alimentos en sus tazones de limosna.
Desde muy temprana edad, se me enseñó a respetar a los monjes budistas por haber adoptado un modo de vida en imitación de Buda. Se les debía considerar poseedores de gran sabiduría, y se nos estimulaba a tener en alta estima su opinión y consejo.
Durante la segunda guerra mundial, Bangkok sufrió bombardeos aéreos. De manera que mi madre me llevó con unos parientes suyos que vivían en una de las provincias. Puesto que el templo local, o wat, se encontraba cerca, llegué a estar bien familiarizado con los monjes. Algunos de ellos hacían y distribuían amuletos budistas. En las paredes de la vieja capilla, había millares de pequeñísimas imágenes de Buda hechas de plomo fundido. Algunos de los muchachos ayudábamos a limpiarlas. Entonces, los monjes inscribían en ellas algunos antiguos caracteres en el idioma khmer y decían encantamientos para que las imágenes se convirtieran en potentes amuletos de buena suerte.
Me fascinaba pensar que con solo llevar una imagen de Buda alrededor del cuello uno podía protegerse de cualquier daño y asegurar su buena suerte. De forma que comencé a coleccionar amuletos. Estuve con los monjes en el wat por unos meses, y durante ese tiempo, me introdujeron en la meditación, la adivinación y otras prácticas espiritistas.
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Llegué a apreciar la verdadera sabiduría¡Despertad! 1988 | 22 de noviembre
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[Fotografía en la página 25]
Los budistas creen que apoyar a los monjes les aporta méritos
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