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La Navidad: ¿cuesta más de lo que a usted le parece?¡Despertad! 1993 | 22 de noviembre
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El amor es una motivación al bien mucho más satisfaciente. Glenn Austin, autor de Love and Power: Parent and Child (Amor y poder: padres e hijos), dice: “En una familia armoniosa, en la que los hijos aman y respetan a sus padres, los niños posiblemente se comportarán con corrección para complacerlos a ellos”. Los testigos de Jehová procuran crear ese ambiente cariñoso en la familia. Además, a sus hijos se les cría de forma que conozcan y amen a Jehová, el Dios al que sirven. ¡Qué fuerza motivadora tan poderosa es esta para que se comporten bien! No necesitan la coacción de un personaje mítico para que hagan cosas buenas.
Los testigos de Jehová quieren mucho a sus hijos y los consideran una dádiva de Dios. (Salmo 127:3.) Por eso, en lugar de esperar que el calendario dicte cuándo hacerles regalos, encuentran momentos apropiados para ello durante todo el año. En esas ocasiones, resulta difícil decir quiénes están más emocionados, si los sorprendidos niños o sus satisfechos padres. El niño sabe quién le hace el regalo. Además, a los padres Testigos se les anima a regalar con frecuencia a sus hijos algo muy importante: su propio tiempo. Cuando una niña se siente triste o sola, ¿qué la animará más: una habitación llena de muñecas, o unos momentos acurrucada en los brazos de mamá escuchándola contar historias de cuando era pequeña? ¿Cómo aprende mejor un muchachito a ser un hombre: con un armario lleno de todo tipo de artículos relacionados con el béisbol, o teniendo charlas agradables con su padre mientras pasean juntos?
Cultivar esa intimidad puede salvar la vida. Los investigadores del comportamiento infantil han descubierto que cuando la proverbial brecha entre generaciones se empieza a abrir ante un joven, aumenta la influencia de sus compañeros. El mal comportamiento de los jóvenes está muy relacionado con el deterioro de su actitud con respecto a los adultos. “Pero los que siguieron viendo de manera favorable a sus padres y a los adultos en general no participaron en la mala conducta de otros jóvenes.”
A veces se ha criticado a los testigos de Jehová por no participar con sus familiares en la diversión de los días de fiesta. Puede parecer que a sus hijos se les priva de unos momentos de diversión especiales. Pero estos padres e hijos sinceros tienen firmes razones bíblicas para abstenerse de participar. (Véanse las páginas 11 a 14) Y los jóvenes adquieren una fortaleza moral capaz de soportar el peso de la presión de sus compañeros, presión esta que consigue doblegar la voluntad de otros jóvenes. La creciente oleada de iniquidad está erosionando la moralidad. Relaciones sexuales inmorales, drogas, violencia, consumo excesivo de alcohol, sectas, abusos deshonestos de menores..., sí, son muchos los peligros que amenazan la vulnerabilidad de los jóvenes.
¿Cómo pueden los padres proteger a un joven de estos constantes peligros? Los hijos de los Testigos reciben desde la infancia instrucción coherente para apoyarse en las firmes leyes morales de la Biblia. Sus amorosos padres les ayudan a entender el punto de vista de Dios, no solo acerca de las festividades, sino también de todos los aspectos de la vida. La obediencia a su Dios emana del amor y el respeto que sienten por él, aunque eso implique ser diferente. Imagínese la preparación que esto les da para llegar a ser jóvenes adultos de provecho. Si un niño es capaz de sentarse en una clase llena de condiscípulos que participan en actividades que parecen divertidas y defender lo que cree que está bien, cuánto más podrá resistir después la tentación de otras cosas que quizás parezcan divertidas, como las drogas, las relaciones sexuales premaritales y demás tentaciones perjudiciales. Los hijos de los testigos de Jehová pueden adquirir el carácter moral del que muchos otros niños se ven privados.
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La Navidad: ¿cuesta más de lo que a usted le parece?¡Despertad! 1993 | 22 de noviembre
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‘¿No es represivo para los niños?’
Pero ¿no es represivo para un niño someterlo a una estricta crianza religiosa? ¿No es mejor dejar que escojan la religión por sí mismos cuando sean adultos? Esa es precisamente la tercera regla para criar hijos delincuentes mencionada en el folleto 12 Rules for Raising Delinquent Children: “Nunca le dé ningún tipo de instrucción espiritual. Espere a que cumpla los 21 años y deje que entonces ‘decida por sí mismo’”.
Sin embargo, el sentido moral básico de un niño, según el Dr. Coles, empieza a aparecer a partir de los 3 años de edad. “En el interior del niño se desarrolla un sentido moral. He llegado a creer que este proviene de Dios, que se anhela un orden moral.” Este es el momento decisivo de la vida para inculcar los verdaderos valores morales. Es el momento para, entre otras cosas, enseñar mediante el ejemplo el valor de la verdad en contraste con la mentira. La Biblia subraya la importancia de educar a los hijos desde pequeños: “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él”. (Proverbios 22:6.)
La autora Dolores Curran comenta: “No se puede esperar que los niños de hoy sean morales sin ayuda. [...] Las opiniones recogidas en mi sondeo indican que cuanto más sana es la familia, más agudizado está su sentido del bien y del mal”.
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