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Se ofrecieron de buena gana para servir en MyanmarLa Atalaya (estudio) 2018 | julio
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“VENGAN, NECESITAMOS MÁS PRECURSORES”
Hace unos años, Kazuhiro, un precursor de Japón, tuvo un ataque epiléptico, perdió el conocimiento y terminó en el hospital. El doctor le prohibió conducir durante dos años. Kazuhiro no lo podía creer y pensó: “¿Qué voy a hacer? Lo que más me gusta es ser precursor y no quiero dejar de serlo”. Le rogó a Jehová con todas sus fuerzas que le abriera una puerta para seguir siendo precursor.
Kazuhiro y Mari
Kazuhiro cuenta: “Un mes después, un amigo mío que estaba sirviendo en Myanmar se enteró de mi situación. Me llamó y me dijo: ‘En Myanmar el autobús es el principal medio de transporte. Si vienes, podrías seguir siendo precursor sin necesidad de un automóvil’. Le pregunté al doctor si podía irme a vivir a Myanmar a pesar de mi enfermedad. Para mi sorpresa, me dijo: ‘Un neurólogo de Myanmar está de visita en Japón ahora mismo. Te lo voy a presentar. Si te vuelve a dar un ataque, él puede atenderte’. Para mí, esa fue la respuesta de Jehová”.
Enseguida Kazuhiro envió un correo electrónico a la sucursal de Myanmar indicando que él y su esposa querían servir allí de precursores. Solo cinco días después, la sucursal respondió: “Vengan, necesitamos más precursores”. Kazuhiro y su esposa, Mari, vendieron sus automóviles, tramitaron los visados y compraron los pasajes de avión. Actualmente, están muy contentos sirviendo en el grupo de lenguaje de señas de Mandalay. Kazuhiro dice: “Todo lo que nos ha pasado ha fortalecido nuestra fe en la promesa del Salmo 37:5, que dice: ‘Haz rodar sobre Jehová tu camino, y fíate de él, y él mismo obrará’”.
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Se ofrecieron de buena gana para servir en MyanmarLa Atalaya (estudio) 2018 | julio
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JEHOVÁ ESCUCHA LAS ORACIONES
Muchos hermanos que ayudan en territorios donde hay más necesidad han visto el poder de la oración. Por ejemplo, Jumpei y su esposa, Nao, los dos de treinta y tantos años, servían en una congregación de lenguaje de señas en Japón. ¿Por qué se mudaron a Myanmar? Jumpei nos cuenta: “Mi esposa y yo siempre tuvimos la meta de servir en otro país. Un hermano de nuestra congregación de lenguaje de señas se había mudado a Myanmar. Y nosotros también lo hicimos en mayo de 2010, aunque no teníamos mucho dinero ahorrado. Los hermanos de Myanmar nos recibieron con mucho cariño”. ¿Qué opina Jumpei de la predicación en Myanmar? Él dice: “A la gente le interesa mucho el mensaje. Al ver los videos en lenguaje de señas, los sordos se sorprenden. Estamos muy contentos de haber decidido venir aquí”.
Nao y Jumpei
¿Qué han hecho Jumpei y Nao para cubrir sus gastos? Él explica: “A los tres años, ya habíamos gastado casi todos nuestros ahorros y no teníamos dinero para pagar la renta del año siguiente. Oramos mucho a Jehová. Y, para nuestra sorpresa, la sucursal nos invitó a servir de precursores especiales temporales. Tuvimos fe en Jehová y él no nos abandonó. Siempre nos ha cuidado”. Hace poco, Jumpei y Nao asistieron a la Escuela para Evangelizadores del Reino.
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Se ofrecieron de buena gana para servir en MyanmarLa Atalaya (estudio) 2018 | julio
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Sachio y Mizuho
Mizuho, de Japón, relata: “Mi esposo, Sachio, y yo siempre habíamos querido irnos a un país en el que se necesitaran más publicadores, pero ¿adónde? Las conmovedoras experiencias del Anuario del 2013 nos llegaron al corazón. Así que empezamos a pensar en servir en Myanmar”. Sachio añade: “Decidimos pasar una semana en Yangón, la ciudad más importante de Myanmar. Queríamos espiar la tierra, por así decirlo. Esa breve visita nos convenció de que teníamos que mudarnos”.
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