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MozambiqueAnuario de los testigos de Jehová 1996
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Los hermanos malauianos, organizados en ocho aldeas, ya estaban bien adaptados a su nueva forma de vida en el monte y se habían hecho hábiles constructores de casas, Salones del Reino y hasta Salones de Asambleas.
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MozambiqueAnuario de los testigos de Jehová 1996
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Por qué se desplomaron los salones
Los hermanos malauianos habían gozado de considerable libertad de culto en los campos, situación de la que se beneficiaron los mozambiqueños a su llegada. Todos los días concurrían a uno de los grandes Salones de Asambleas para examinar el texto diario, que por lo general presidía un superintendente de circuito malauiano. “Fue fortalecedor —recuerda Filipe Matola— escuchar exhortaciones espirituales en compañía de tantos hermanos después de meses de encarcelamiento y travesías.” No obstante, esta libertad relativa duró poco.
El 28 de enero de 1976, las autoridades gubernamentales, acompañadas de soldados, fueron por todas las aldeas anunciando: “Se les prohíbe usar estos salones o cualquier otro lugar de la aldea para el culto y la oración. El gobierno nacionalizará los salones y los empleará según estime conveniente”. Se les ordenó sacar los libros para confiscarlos. Por supuesto, los hermanos ocultaron lo que pudieron. Acto seguido, se puso la bandera frente a cada salón y se apostaron soldados para que velaran por la observancia de dicho decreto.
A pesar de que los salones estaban hechos de estacas y parecían rústicos, eran bastante resistentes. Aun así, todos empezaron a venirse abajo en relativamente poco tiempo. Xavier Dengo recuerda que en cierta ocasión en que acababa de llegar con el administrador a una de las aldeas, el salón comenzó a desplomarse, aunque no estaba lloviendo ni haciendo viento. El administrador exclamó: “¿Qué pasa? Ustedes son malos. Ahora que hemos nacionalizado los salones, se están cayendo”. En otra ocasión, el administrador dijo a uno de los ancianos: “Ustedes deben de haber orado pidiendo que los salones se caigan, [...] y su Dios los ha derrumbado”.
Organización de las aldeas
Surgieron nueve aldeas mozambiqueñas, paralelas a las ocho malauianas y mirando hacia ellas. Ambos grupos, unidos por el “lenguaje puro”, convivirían por los siguientes doce años. (Sof. 3:9.) Las aldeas estaban divididas en manzanas, cada una de las cuales abarcaba ocho solares de aproximadamente 25 por 35 metros, con calles bien cuidadas. Las congregaciones se agrupaban según las manzanas. Como la proscripción impedía la construcción de Salones del Reino visibles, se fabricaron con este fin casas especiales en forma de “L”, y para simular que se trataba de viviendas, habitaba en ellas alguna viuda o una persona soltera. Durante las reuniones, el orador se paraba en la esquina de la “L”, desde donde podía ver el auditorio a ambos lados.
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