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MozambiqueAnuario de los testigos de Jehová 1996
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El pueblo de Jehová de Mozambique también se regocijó mucho por el arribo de los primeros misioneros de Galaad, que se instalaron en hogares misionales en Maputo y Beira. Al mismo tiempo se estaba adecuando uno más en Tete para otros misioneros que llegarían pronto.
Felicidad a causa de los misioneros
Un verdadero campo misionero se abría en Mozambique. Motivados por la abnegación y el deseo de participar en la reconstrucción y la siega espirituales en Mozambique, un buen número de graduados de Galaad y precursores especiales que habían atendido otros campos, aceptaron gustosos la invitación a servir en este país. Procedían de cinco continentes, muchos de países de habla portuguesa, como Brasil y Portugal. Su nueva asignación no estaba exenta de obstáculos, ya que en 1990 y 1991 el país apenas comenzaba a salir del atolladero económico provocado por la guerra y la sequía. Hans Jespersen, misionero danés que había servido en Brasil y ahora es superintendente de distrito, recuerda: “Prácticamente no había nada en las tiendas; las secuelas de la guerra saltaban a la vista”. Sin embargo, actualmente se registra una tendencia de recuperación económica ininterrumpida, pese a lo cual muchos de nuestros hermanos del norte y de las zonas rurales aún viven en condiciones extremadamente difíciles.
Los misioneros se enfrentaron a multitud de situaciones nuevas para ellos. Por ejemplo, antes del acuerdo de paz suscrito entre el gobierno del FRELIMO y la RENAMO, a veces tenían que viajar en colunas (largos convoyes de vehículos escoltados por los ejércitos del gobierno), que en ocasiones eran atacadas. Pero sintieron mucha alegría al llegar a conocer a sus hermanos, para muchos de los cuales ver a Testigos de otras razas y nacionalidades era un sueño hecho realidad.
En una remota zona del norte, un niño caminó todo el día con su padre para ver a un misionero australiano. Contemplando la cara de asombro del pequeño, el padre le dijo: “¿No te dije acaso que también tenemos hermanos blancos?”. Muchos manifestaban su complacencia al saludar a los misioneros, diciendo: “Solo sabíamos de ustedes por las experiencias del Anuario”. Los Testigos mozambiqueños que permanecían en los campos de refugiados zambeses para 1993 relatan: “Cuando oímos en Zambia que había un hogar misional en Tete, hicimos todo cuanto pudimos para ir a verlo con nuestros propios ojos y quedarnos allí sirviendo, dieciocho años después de haber sido llevados a Carico”.
El objetivo fundamental de estos misioneros en Mozambique, a saber, predicar las buenas nuevas del Reino de Dios, les ha proporcionado inmensa satisfacción. Los primeros misioneros que llegaron a Maputo y Beira recuerdan: “Era tanta el hambre espiritual de la gente que todos los días dejábamos cantidades enormes de publicaciones”. Las obras de la Sociedad son las únicas en el país impresas a cuatro colores, por lo que atraen mucho la atención del público. A petición de muchos estudiantes, los hogares misionales se usan frecuentemente como sede de estudios bíblicos.
Hay ahora seis hogares misionales en el país y 50 misioneros sirviendo en diversos lugares. Algunos viajan todos los meses por rutas establecidas por la sucursal para recoger informes y entregar correspondencia, revistas y publicaciones. Entre tales rutas figura el antiguo Círculo de Carico, en Milange.
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MozambiqueAnuario de los testigos de Jehová 1996
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[Fotografías en la página 177]
Arriba: ancianos y superintendentes de circuito en el lugar donde los misioneros entregan publicaciones y correo todos los meses
Abajo: misioneros en Tete recibiendo clases de chichewa
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