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Un imperio perdido que desconcertó a los críticos de la BibliaLa Atalaya 1993 | 1 de junio
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[Ilustración en las páginas 6, 7]
Abajo: Dibujo de un mural asirio que representa el sitio de Lakís
[Reconocimiento]
(De The Bible in the British Museum, editado por British Museum Press)
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Un imperio perdido que desconcertó a los críticos de la BibliaLa Atalaya 1993 | 1 de junio
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Un arrogante rey asirio
El palacio de Nínive tenía 70 habitaciones y unos tres kilómetros de muros. En estos muros se hallaron los restos quemados de esculturas que conmemoraban victorias militares y otros logros. La mayoría de ellas estaban muy estropeadas. No obstante, hacia el final de su estancia, Layard descubrió una cámara muy bien conservada. En las paredes estaba representada la captura de una ciudad bien fortificada, con los cautivos marchando ante el rey invasor, que estaba sentado en un trono fuera de la ciudad. Sobre el rey hay una inscripción que los entendidos en escritura asiria traducen de la siguiente manera: “Senaquerib, rey del mundo, rey de Asiria, sentóse en un trono nīmedu y revisó el botín (tomado) en Lakis̆ (la-ki-su)”.
Hoy se puede ver esta representación en el Museo Británico. Coincide con el acontecimiento histórico que se relata en la Biblia en 2 Reyes 18:13, 14: “En el año catorce del rey Ezequías, Senaquerib el rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá y procedió a apoderarse de ellas. De manera que Ezequías el rey de Judá envió a decir al rey de Asiria en Lakís: ‘He pecado. Vuélvete de contra mí. Lo que me impongas llevaré’. Por lo tanto, el rey de Asiria impuso a Ezequías el rey de Judá trescientos talentos de plata y treinta talentos de oro”.
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