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Parte 6: Camisas negras y esvásticas¡Despertad! 1990 | 22 de octubre
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Para que un gobierno fascista sea efectivo necesita un líder fuerte, oportunista y carismático. En consonancia con eso, tanto a Mussolini como a Hitler se les distinguía simplemente como “el líder”: il Duce y der Führer respectivamente.
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Parte 6: Camisas negras y esvásticas¡Despertad! 1990 | 22 de octubre
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¿Luchar? Sí. “La guerra es lo único que activa al máximo todas las energías humanas y pone el sello de nobleza en las gentes que tienen el valor de arrostrarla”, dijo Mussolini en cierta ocasión, y añadió: “La guerra es al hombre lo que la maternidad a la mujer”. Además, afirmó que la paz perpetua es “deprimente y una negación de todas las virtudes fundamentales del hombre”. Con estas palabras Mussolini solo reflejaba los puntos de vista de Treitschke, quien sostenía que la guerra es una necesidad y que desterrarla del mundo, además de ser profundamente inmoral, “implicaría la atrofia de gran parte de las fuerzas esenciales y sublimes del alma humana”.
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Parte 6: Camisas negras y esvásticas¡Despertad! 1990 | 22 de octubre
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Para 1922 los fascistas de Italia tenían suficiente poder como para colocar a Mussolini en el puesto de primer ministro, posición que rápidamente utilizó como trampolín para convertirse en dictador. En lo que respecta a salarios, horas y metas de producción, la industria privada fue sometida a un rígido control gubernamental. De hecho, solo se fomentaba la empresa privada si servía a los intereses del gobierno. Se declararon ilegales los partidos políticos no fascistas y se proscribieron los sindicatos de trabajadores. El gobierno controlaba hábilmente los medios informativos, acallando a los opositores con la censura. Se dio atención especial al adoctrinamiento de la juventud, y la libertad personal quedó muy reducida.
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