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Myanmar (Birmania)Anuario de los testigos de Jehová 2013
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Militares que abrazaron el cristianismo
Una característica de la turbulenta historia moderna de Myanmar es que gran parte de sus ciudadanos han sido militares o guerrilleros. Al igual que Cornelio, oficial del ejército romano del siglo I, muchos son hombres devotos que temen a Dios (Hech. 10:2). Una vez que aprenden la verdad, se esfuerzan por vivir de acuerdo con las justas normas de Jehová.
Gracias al poder de la Palabra de Dios, estos dos hombres se libraron de las cadenas del odio; ahora los unen los lazos del amor cristiano
Tomemos como ejemplo a Hlawn Mang, un suboficial de marina que conoció la verdad mientras estaba destinado en Mawlamyine. “Desde el principio quise predicar —cuenta—. Justo cuando estaba a punto de presentar mi renuncia al ejército, me enteré de que estaban pensando ascenderme de rango y concederme una beca para estudiar en una escuela militar de un próspero país occidental. ¡Qué oportunidad tan tentadora! Pero ya había tomado mi decisión y, para sorpresa de mis superiores, entregué mi renuncia y comencé a servir a Jehová. Han pasado treinta años, y sigo convencido de que escogí lo mejor. Nada se puede comparar al privilegio de servir al Dios verdadero.”
Aik Lin (izquierda) y Sa Than Htun Aung (derecha) lucharon en bandos opuestos en batallas encarnizadas en medio de la jungla
Un soldado llamado La Bang Gam se hallaba convaleciente en un hospital militar cuando Robin Zauja le mostró el libro De paraíso perdido a paraíso recobrado.f A La Bang Gam le fascinó, y preguntó si se lo podía quedar. Pero como Robin solo tenía ese ejemplar, le dijo que se lo prestaría por una noche. Al día siguiente, cuando Robin regresó, La Bang Gam le dijo entusiasmado: “Aquí está su libro. Ahora ya tengo el mío”. ¡Se había pasado toda la noche copiando a mano las 250 páginas del libro en varios cuadernos! Poco después, dejó el ejército y utilizó su libro Paraíso para ayudar a muchas personas a conocer la verdad.
En el montañoso estado Shan, un capitán del ejército birmano, Sa Than Htun Aung, y un comandante del Ejército Unido del Estado Wa, de nombre Aik Lin, lucharon en bandos opuestos en batallas encarnizadas en medio de la jungla. Cuando se negoció un alto el fuego entre ambos bandos, los dos hombres se establecieron en el estado Shan. Andando el tiempo, aprendieron la verdad, cada uno por su lado, renunciaron a sus puestos militares y se bautizaron. Estos anteriores enemigos llegaron a conocerse en una asamblea de circuito, donde se abrazaron como hermanos. Gracias al poder de la Palabra de Dios se libraron de las cadenas del odio; ahora los unen los lazos del amor cristiano (Juan 8:32; 13:35).
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