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  • Dando atención a las “ovejas” esparcidas de Caprivi
    La Atalaya 1986 | 15 de septiembre
    • EL LAND-ROVER de color crema estaba cargado de provisiones, repuestos y literatura bíblica. Se dirigía hacia el norte desde Windhoek, capital de África del Sudoeste (Namibia). ¿La fecha? Mayo de 1981. A medida que viajaban por las llanuras secas, los cuatro pasajeros tenían tiempo para meditar en el excitante viaje que les esperaba.

      Chris du Plessis, conductor del vehículo, y su compañero eran testigos de Jehová y precursores regulares, es decir, predicadores de tiempo completo del mensaje del Reino. Acababan de disfrutar de unas semanas gozosas en Katatura, un pueblo grande de la raza negra cerca de Windhoek. Ambos habían hallado estimulante predicar las buenas nuevas del Reino de Dios de casa en casa a las personas de la raza negra, quienes eran amistosas y mostraban una buena disposición para con el mensaje.

      A estos jóvenes se les pidió que proporcionaran transportación al superintendente de circuito Schalk Coetzee y a su esposa para visitar grupos aislados de Testigos en la región norteña, donde algunas carreteras eran intransitables en vehículos ordinarios. Con el Land-Rover podían acampar en cualquier sitio... los Coetzee dormían en la “planta baja”, dentro del vehículo, y los dos jóvenes en la “planta alta”, ¡en una tienda sobre el techo!

      Después de viajar unos 370 kilómetrosa llegaron al “triángulo de la muerte”... llamado así porque muchas personas han muerto allí debido a la intensa actividad guerrillera por parte de invasores procedentes de Angola. Más hacia el norte vieron varios vehículos destruidos, pero ellos no tuvieron ningún problema.

      Su primera visita fue a Ondangwa, un puesto militar no muy lejos de Angola. Unos precursores especiales atendían a las necesidades de la pequeña congregación de aquella zona. Christo Els y su esposa Elizabeth aprendieron el idioma local, el ndonga, lo cual fue un verdadero desafío. Pero la gente prestaba mucha atención y tenía profundo respeto a la Biblia. A veces Christo tenía que encargarse del arado tirado por burros, o su esposa tenía que ponerse a trabajar en el campo con la azada, ¡para que los amos de casa pudieran estar libres para escuchar el mensaje del Reino!

      Puesto que esta era una zona de guerra, los que viajaban por los caminos de grava corrían el riesgo de pisar una mina explosiva. Por lo tanto, Christo y Elizabeth a menudo viajaban por caminos polvorientos y arenosos, y la gente con quien se encontraban se sorprendía de que no llevaran armas.

      Para ellos fue un verdadero placer visitar a los ovahimba, quienes viven una vida primitiva en una zona remota. Estos se visten con pieles y se tiñen el cuerpo de color ocre. Los precursores usaron una publicación que ellos mismos habían ayudado a traducir. ¡Qué emocionante fue ver a estas personas mostrar aprecio por el mensaje del Reino!

      Durante la semana de la visita del hermano Coetzee y sus acompañantes, se celebró una asamblea de un día. La asistencia fue pequeña debido a que la zona está escasamente poblada. Pero todos en este lugar tan remoto se emocionaron por el programa y la excelente asociación de que disfrutaron.

      La faja de Caprivi

      Después de una breve parada en Rundu para obtener ciertos permisos, entraron en la faja de Caprivi. Como lo muestra el mapa, este es un territorio estrecho que se extiende desde el noroeste de Namibia hasta dentro del corazón del sur de África. Mide 480 kilómetros de largo y 80 kilómetros en su sección más ancha, y comparte sus fronteras con Angola, Zambia, y Botswana. A pesar de que es una zona controlada por el ejército, es mucho más pacífica que el territorio que queda hacia el oeste.

      La población de Caprivi es de unas 40.000 personas, compuesta mayormente de negros, aunque a menudo los bosquimanos vagan por la sección oeste. Muchos de sus habitantes hablan inglés y saben leer y escribir. Mientras los Coetzee y sus acompañantes viajaban hacia el este, a menudo se detenían para hablar con la gente y disfrutar del panorama... la flora y la fauna silvestre, que incluía elefantes y antílopes. A medida que se acercaban a Katima Mulilo, el único “pueblo” de la región, podían ver con más frecuencia los grupos de nítidas chozas con sus techos de paja. Los precursores estaban tan fascinados por el lugar que, cuando Schalk Coetzee les preguntó si estarían dispuestos a servir en esta zona remota, aceptaron con mucho gusto el privilegio.

      Después de una breve estadía en Katima Mulilo, los cuatro siguieron su viaje, esta vez para visitar a un grupo aislado en Kasane, al norte de Botswana. Cruzaron el coto de caza Chobe, donde a veces veían grandes manadas de búfalos y elefantes. Cuando acampaban de noche, oían el rugido de los leones en la cercanía.

      En Kasane, con la ayuda de los precursores locales sirviendo de intérpretes, predicaron al estilo africano, de choza en choza. La manera de abordar es lenta y dignificada. El visitante se para fuera de la choza y llama para atraer la atención. Alguien le contesta y le invita a entrar y a sentarse. Por lo general se convoca a toda la familia para que escuche. Luego sigue un intercambio prolongado de saludos y preguntas acerca de la salud y el origen de la persona. Sólo después de esto es que el Testigo comienza a conversar sobre la Biblia.

      Los Testigos de la localidad estaban muy contentos y agradecidos de que este grupo de hermanos viniera desde tan lejos para visitarlos. Puesto que las reuniones tenían que celebrarse en una choza de barro, Schalk Coetzee los animó para que construyeran su propio Salón del Reino.

      De regreso a Katima Mulilo, los viajeros disfrutaron de la visita que hicieron por una semana a los Testigos locales. Durante la noche acampaban cerca del río Zambeze donde podían disfrutar del silencio que era interrumpido tan solo por el distante sonido de tambores... el “latido” de África. Hallaron que los Testigos locales eran muy celosos pero necesitaban mucha ayuda en cuanto a cómo conducir las reuniones, testificar de choza en choza, legalizar debidamente los matrimonios, y así por el estilo.

      ¡Los visitantes realmente disfrutaron de la obra de predicar! Alguien dijo: “Cuando la gente se enteraba de que teníamos literatura bíblica en su propio idioma, silozi, nos abrumaban pidiéndonos no solo libros, sino también que alguien les enseñara. ¡Era increíble!”.

      Contra su voluntad, el grupo de visitantes dejó a sus nuevos amigos de Katima Mulilo y comenzó su viaje de regreso. Pasaron una semana con la congregación de Rundu, en el norte de Namibia. La mayoría de los hermanos eran refugiados de Angola, quienes hablaban portugués. ¡Otro problema de idioma! Después de un viaje de unos 4.000 kilómetros llegaron a Windhoek, cansados, pero muy contentos y agradecidos a Jehová por los muchos privilegios que disfrutaron.

  • Dando atención a las “ovejas” esparcidas de Caprivi
    La Atalaya 1986 | 15 de septiembre
    • [Fotografía en la página 23]

      Acampando cerca del río Zambeze, en Katima Mulilo. Schalk Coetzee haciendo su informe semanal como superintendente de circuito. Nótese el alojamiento en la “planta alta” del Land-Rover

      [Fotografía en la página 24]

      Predicación del Reino en Kasane, al norte de Botswana

      [Ilustración/Mapas en la página 21]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      OCÉANO ATLÁNTICO

      ANGOLA

      NAMIBIA

      Windhoek

      Otavi

      Tsumeb

      Grootfontein

      El “triángulo de la muerte”

      OVAMBOLAND

      Ondangwa

      Rundu

      FAJA DE CAPRIVI

      Katima Mulilo

      Río Zambeze

      BOTSWANA

      Kasane

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