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El nombre de Jesús asido con firmezaApocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!
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Se ha agitado el fervor patriótico, y el culto imperial tiene su paralelo moderno en la oleada de nacionalismo que ha barrido por la Tierra.
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El nombre de Jesús asido con firmezaApocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!
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En los Estados Unidos, centenares de niños y maestros fueron despedidos de las escuelas por negarse a saludar la bandera nacional, mientras que en Alemania los Testigos fueron perseguidos con crueldad por negarse a saludar la esvástica. Los nazis de Hitler mataron a miles de siervos leales de Jehová porque rehusaron participar en la idolatría nacionalista. En los años treinta, durante el apogeo de la adoración del emperador en el sintoísmo japonés, dos ministros precursores sembraron muchas semillas del Reino en Taiwan, entonces ocupada por los japoneses. Los gobernantes militares los arrojaron en prisión, donde uno de ellos murió como resultado de la crueldad de que fue objeto. Al otro lo pusieron en libertad más tarde, y entonces le dispararon por la espalda... un Antipas de nuestros tiempos. Hasta este día, todavía hay países donde se exige la adoración de símbolos nacionalistas y dar devoción exclusiva al Estado. Muchos Testigos jóvenes han sido encarcelados, y no pocos ejecutados, por su valerosa neutralidad cristiana.
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El nombre de Jesús asido con firmezaApocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!
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Jóvenes escolares se han encarado con cuestiones similares. En 1985, en el estado de Kerala, en la India, tres jóvenes hijos de testigos de Jehová se negaron a cantar el himno nacional, pues esto sería transigir en su fe. Se ponían de pie respetuosamente mientras otros cantaban, pero de todos modos fueron expulsados de la escuela.
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