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No dejemos caer las manosLa Atalaya (estudio) 2016 | septiembre
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9. a) ¿Qué situación no le impidió a Nehemías reconstruir las murallas de Jerusalén? b) ¿Qué respuesta dio Jehová a la oración de Nehemías?
9 Imaginemos lo que sintió Nehemías cuando fue a Jerusalén. La ciudad estaba prácticamente indefensa, y los judíos se sentían muy desanimados. Más tarde, las amenazas de los opositores extranjeros hicieron que los judíos dejaran de reconstruir las murallas de Jerusalén. ¿Se desanimó también Nehemías y dejó caer las manos? No. Igual que Moisés, Asá y otros siervos fieles de Jehová, ya tenía la costumbre de acudir a su Dios cuando se enfrentaba a dificultades. Y esta vez hizo lo mismo. A los judíos, los obstáculos que tenían delante podían parecerles insuperables. Pero Jehová respondió a la sincera súplica de Nehemías y utilizó su “gran poder” y su “mano fuerte” para fortalecer las manos de su pueblo (lea Nehemías 1:10; 2:17-20; 6:9). ¿Cree usted que Jehová utiliza hoy su “gran poder” y su “mano fuerte” para fortalecer a sus siervos?
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No dejemos caer las manosLa Atalaya (estudio) 2016 | septiembre
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16. a) ¿Cómo pueden los ancianos fortalecer las manos de otros tal como hizo Nehemías? b) ¿Cómo lo han ayudado a usted los hermanos? Ponga un ejemplo.
16 Con la ayuda de Jehová, Nehemías y los que estaban con él “fortalecieron sus manos para la buena obra”. ¿El resultado? Construyeron los muros de Jerusalén en tan solo cincuenta y dos días (Neh. 2:18; 6:15, 16). Nehemías no se limitó a supervisar la obra. Participó personalmente en la reconstrucción de las murallas (Neh. 5:16). Muchos ancianos entregados han imitado a Nehemías al colaborar en la construcción de los edificios que usamos para servir a Dios o al limpiar y mantener el Salón del Reino. Además, predican con sus hermanos y les hacen visitas de pastoreo. Así, fortalecen las manos débiles de los que “están ansiosos de corazón” (lea Isaías 35:3, 4).
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