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Aprendimos a confiar por completo en JehováLa Atalaya 2005 | 1 de enero
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Marinero y predicador
En noviembre de 1931, Ferdinand viajó en tren hasta los Países Bajos a fin de colaborar en la predicación. Cuando le mencionó su profesión al hermano que organizaba la obra allí, este exclamó: “¡Justo el hombre que necesitamos!”. Habían alquilado una embarcación para que un grupo de precursores (evangelizadores de tiempo completo) predicaran a quienes vivían en las orillas de los canales del norte del país. De los cinco miembros de la tripulación, ninguno sabía navegar, por lo que Ferdinand se convirtió en el capitán.
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[Ilustración de la página 19]
El Almina, un barco para predicar, y su tripulación
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