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¿Qué opinión tenía Jesús de la política?La Atalaya 2012 | 1 de mayo
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¿Qué opinión tenía Jesús de la política?
EN LOS Evangelios se narran varios episodios del ministerio de Jesús que nos aclaran su opinión respecto a la política. Por ejemplo, cuando tenía unos 30 años y acababa de bautizarse, el Diablo le ofreció ser el gobernante de la humanidad. Más tarde, una muchedumbre quiso hacerlo rey. Y tiempo después quisieron convertirlo en un activista político. ¿Cómo reaccionó él en cada caso?
Gobernante de la humanidad. Según los relatos de los evangelistas, el Diablo le ofreció a Jesús gobernar sobre “todos los reinos del mundo”. ¿Se imagina todo lo que Jesús podría haber hecho por los seres humanos si hubiera aceptado ese puesto? ¿Habría dejado escapar semejante oportunidad si hubiera creído que con la política podía lograr algo? Curiosamente, él rechazó la oferta (Mateo 4:8-11).
Rey. En tiempos de Jesús, muchos ansiaban encontrar a alguien que pudiera poner fin a la inestabilidad política y económica. Impresionados por todo lo que Jesús era capaz de hacer, quisieron que entrara en la carrera política. ¿Qué hizo él? El evangelista Juan escribió: “Sabiendo que estaban a punto de venir y prenderlo para hacerlo rey, se retiró otra vez a la montaña, él solo” (Juan 6:10-15). De nuevo, se negó a intervenir en política.
Activista político. Algo parecido ocurrió días antes de que Jesús muriera. Un grupo formado por discípulos de los fariseos y por miembros del partido de los herodianos lo abordaron. Los primeros estaban a favor de independizarse del Imperio romano, mientras que los segundos eran más tolerantes con el dominio extranjero. Tratando de obligarlo a tomar partido, le preguntaron si los judíos debían pagar impuestos a Roma.
Marcos registra la respuesta de Cristo: “‘¿Por qué me ponen a prueba? Tráiganme un denario para verlo’. Trajeron uno. Y él les dijo: ‘¿De quién es esta imagen e inscripción?’. Ellos le dijeron: ‘De César’. Jesús entonces dijo: ‘Paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios’” (Marcos 12:13-17). A propósito de esta respuesta, el libro Teología Moral dice: “Él era en verdad el Mesías, pero no el tipo de ‘mesías político’ que ellos [los judíos] se habían ideado. [...] Jesús enseña una doctrina que distingue y separa la religión de la política”.
¿Significa eso que Cristo era indiferente ante la pobreza, la corrupción y el sufrimiento? Al contrario, la Biblia dice que le dolía ver el penoso estado de la gente (Marcos 6:33, 34). Aun así, no emprendió una campaña para acabar con las injusticias del mundo, ni siquiera cuando insistieron en que se implicara activamente en las controversias de aquel tiempo.
Estos tres ejemplos demuestran que Jesús siempre se negó a participar en la política. ¿Y los cristianos de hoy? ¿Cuál debe ser su postura?
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¿Qué deben hacer los cristianos de hoy?La Atalaya 2012 | 1 de mayo
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¿Qué deben hacer los cristianos de hoy?
LOS cristianos verdaderos siguen el modelo de Jesús y no intervienen en política. Jesús fue claro cuando afirmó: “Yo no soy parte del mundo”. A sus discípulos les dijo: “Ustedes no son parte del mundo” (Juan 15:19; 17:14). Pues bien, ¿por qué los cristianos no deben mezclarse en política?
1. El poder del hombre es limitado. La Biblia explica que el ser humano no tiene ni la capacidad ni el derecho de gobernarse a sí mismo. En palabras del profeta Jeremías, “no pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso” (Jeremías 10:23).
Tal como el ser humano no fue creado con la capacidad de volar, tampoco fue creado con la capacidad de gobernar con éxito. El historiador David Fromkin reconoce las limitaciones de los gobiernos y declara: “Los gobiernos están compuestos por seres humanos y, dado que pueden equivocarse, sus perspectivas de éxito son inciertas. Tienen poder, pero limitado” (The Question of Government [La cuestión del gobierno]). ¡Con razón la Biblia nos aconseja que no depositemos nuestra confianza en el ser humano! (Salmo 146:3.)
2. Los espíritus malvados trabajan en las sombras. Cuando Satanás le ofreció todos los gobiernos del mundo a Jesús, este no negó que él pudiera hacerle semejante oferta. De hecho, en otra ocasión, Jesús identificó al Diablo como “el gobernante del mundo”. Y años después, el apóstol Pablo lo llamó “el dios de este sistema de cosas” (Juan 14:30; 2 Corintios 4:4). En una carta a sus hermanos cristianos, Pablo escribió: “Tenemos una lucha [...] contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales” (Efesios 6:12). Así pues, los verdaderos gobernantes del mundo son en realidad espíritus malvados que trabajan en las sombras. ¿Cómo debe influir esto en la visión de los cristianos sobre la política?
Ilustrémoslo con un ejemplo. Los sistemas políticos humanos son como pequeños botes arrastrados por una poderosa corriente: los espíritus malvados. Al igual que los marineros de esos botes no pueden evitar que la corriente se los lleve, los políticos tampoco pueden hacer mucho contra la poderosa influencia de esos malvados espíritus. Este ejército demoníaco está resuelto a corromper sin remedio a los seres humanos y causarles el mayor daño posible (Revelación [Apocalipsis] 12:12). Por tanto, solo alguien mucho más poderoso que Satanás y sus demonios puede cambiar las cosas. ¿Quién? Jehová Dios (Salmo 83:18; Jeremías 10:7, 10).
3. Los cristianos verdaderos solo son partidarios del Reino de Dios. Jesús y sus discípulos sabían que, al debido tiempo, Dios establecería un gobierno en el cielo que regiría sobre toda la Tierra: el Reino de Dios. La Biblia dice que Jehová nombró Rey de este Reino a Jesucristo (Revelación 11:15). Consciente de que este gobierno actuaría sobre toda la humanidad, Jesús hizo que su ministerio girara alrededor de “las buenas nuevas del reino de Dios” (Lucas 4:43). También enseñó a sus discípulos a pedir en sus oraciones: “Venga tu reino”. ¿Por qué? Porque bajo ese Reino, la voluntad de Dios se hará en la Tierra como ya se está haciendo en el cielo (Mateo 6:9, 10).
Entonces, ¿qué les ocurrirá a los gobiernos humanos? La Biblia explica que los sistemas políticos “de toda la tierra habitada” serán destruidos (Revelación 16:14; 19:19-21). Por eso, nadie que crea que el Reino de Dios pondrá fin a los gobiernos humanos va a depositar su confianza en ningún sistema político. Es más, si diera su apoyo a alguno sabiendo que todos están condenados a la destrucción, en realidad estaría poniéndose de parte de los enemigos de Dios.
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