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El poder de los periódicos¡Despertad! 2005 | 22 de octubre
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El poder de los periódicos
La I Guerra Mundial trajo consigo la caída de la monarquía alemana y la instalación en el gobierno berlinés de los socialdemócratas. Los comunistas, decididos a derrocarlos, sabían tan bien como ellos que si tomaban las riendas de la prensa, no solo manipularían la opinión pública, sino a las propias masas. De ahí que ambos bandos emprendieran una lucha sin cuartel por el control de la prensa.
EN LOS últimos siglos, los periódicos han influido significativamente en la cultura, la política, los negocios y la vida de millones de seres, de modo que cabría preguntarse qué papel desempeñan en nuestra propia existencia.
Por lo que sabemos, Alemania se convirtió en 1605 en la cuna del primer periódico europeo. En la actualidad hay países donde la lectura del periódico es un acto cotidiano, ya que lo realizan 3 de cada 4 ciudadanos mayores de 14 años. Y mientras que en algunas naciones en vías de desarrollo no se llega a los 20 ejemplares diarios por cada 1.000 habitantes, en Noruega se sobrepasan los 600. En total, hay en el mundo unos treinta y ocho mil rotativos luchando por abrirse paso en el mercado.
Además de informar sobre sucesos importantes, realizan una labor más trascendental: forjar la opinión de muchos lectores. “La lectura del diario —indica Dieter Offenhäusser, de la comisión alemana de la UNESCO— [...] condiciona nuestras actitudes, nuestra conducta e incluso nuestras convicciones fundamentales.”
Los historiadores afirman que estas publicaciones han instigado, respaldado y justificado guerras como la francoprusiana (1870-1871), la hispanonorteamericana (1898) y la de Vietnam (1955-1975). También han arruinado la reputación de diversas figuras de los negocios, la ciencia, el espectáculo y la política al divulgar sus escándalos. Por ejemplo, a mediados de la década de 1970, el periodismo de investigación desató en el famoso caso Watergate una serie de acontecimientos que forzaron la dimisión del presidente estadounidense Richard M. Nixon. En efecto, sea para bien o para mal, la prensa posee un tremendo poder.
Pero ¿cómo llegó a ejercer tanta influencia? ¿Cuánta fiabilidad tiene? ¿Qué precauciones nos ayudarán a sacarle el máximo beneficio?
[Ilustración de la página 3]
Tras la I Guerra Mundial, vino la guerra de la prensa berlinesa
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Sacian el hambre de noticias¡Despertad! 2005 | 22 de octubre
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Sacian el hambre de noticias
“TODOS los atenienses y los extranjeros que residían allí temporalmente no pasaban su tiempo libre en ninguna otra cosa sino en decir algo o escuchar algo nuevo”, reseñó el cronista Lucas hace casi dos mil años (Hechos 17:21). Un siglo antes, el gobierno romano, consciente del hambre de noticias que sentía el público, comenzó a exhibir todos los días las Acta diurna (crónicas diarias) en los lugares más frecuentados.
Para el siglo VII, los chinos ya producían el primer periódico conocido, el Dibao (Pao). En Europa, donde aún estaba muy extendido el analfabetismo, se dependía de narradores ambulantes que relataban guerras, catástrofes y otros asuntos. Más tarde se adoptó la costumbre de difundir tales sucesos por escrito, vendiendo en mercados y ferias los noticieros, es decir, manuscritos acompañados de ilustraciones grabadas en madera.
Las compañías mercantiles pasaron a enriquecer sus cartas comerciales con importantes boletines de novedades. Estos terminaron convirtiéndose en hojas aparte, denominadas nova (nuevas, o noticias), que solían circular de mano en mano.
El nacimiento de los periódicos
A comienzos del siglo XVII se inició la edición regular de dos periódicos alemanes: Relation (Relación), de Estrasburgo, que salió en 1605, y Avisa Relation oder Zeitung (Aviso), publicado en 1609 en Wolfenbüttel. El primer diario europeo fue el Einkommende Zeitungen (Noticias entrantes), y surgió en la localidad alemana de Leipzig en 1650.
Aquel primer diario constaba de cuatro páginas de tamaño bolsillo que presentaban las noticias sin orden ni concierto. El precio del ejemplar era bastante módico. Con todo, una suscripción anual equivalía al salario mensual de un trabajador bien remunerado. Pese a todo, la demanda se disparó. Para el año 1700 ya había en Alemania unos cincuenta o sesenta periódicos estables, con cientos de miles de lectores.
Al principio, la información provenía de cartas, de otros periódicos, de noticias recibidas por los jefes de las oficinas de correos y de chismes escuchados por los propios periodistas en lugares públicos. Pero la competencia llevó a que los editores se esforzaran por mejorar la cantidad y calidad de las informaciones, para lo cual tuvieron que contratar a los primeros redactores profesionales. Además, dado que la mayoría de los editores no podían costear una extensa red de informantes y reporteros, el ansia de noticias tuvo que satisfacerse formando agencias que recopilaban y distribuían noticias a los editores suscritos a sus servicios.
Adelantos que impulsaron su desarrollo
La industria periodística no habría sido posible sin algunos importantes inventos, particularmente la imprenta de tipos móviles de Johannes Gutenberg. Otros adelantos agilizaron y rentabilizaron la producción. Por ejemplo, en la década de 1860, la rotativa permitió abandonar las hojas sueltas e imprimir en bobinas de papel. Poco después vino la linotipia, que unía los tipos metálicos y componía las páginas. Y en la segunda mitad del siglo XX se eliminó buena parte del costoso trabajo manual gracias a la fotocomposición electrónica.
Al mismo tiempo, las propias noticias empezaron a viajar con más rapidez al difundirse en la década de 1840 el uso del telégrafo y, en la de 1870, el empleo de la máquina de escribir y del teléfono. En años más recientes, millones de personas de la actualidad han visto cómo se han generalizado en el ámbito periodístico las computadoras, el correo electrónico y los faxes. Los reporteros llegan cada vez más rápido al lugar de los hechos gracias al tren, el automóvil y el avión. Y la eficiencia de los medios de transporte permite distribuir una creciente cantidad de ejemplares.
¿Qué se publica?
En muchos lugares de este mundo —cada vez más pequeño— hay noticias de sobra. “Lo difícil es realizar una buena selección de entre el inagotable torrente informativo”, dicen los directores del Frankfurter Allgemeine Zeitung. Las redacciones de los periódicos alemanes se ven diariamente inundadas por 2.000 noticias de agencias de prensa, noticias a las que se suman las aportaciones de reporteros, corresponsales, transmisiones y otras fuentes.
Dos tercios del total son anuncios: comunicados de prensa o avisos sobre actos programados como conciertos, encuentros deportivos y congresos. Los redactores deben conocer a fondo su mercado para brindar datos de interés local, como detalles sobre las cosechas, los aniversarios y los festejos.
Las secciones deportivas, las tiras cómicas, las caricaturas políticas y los editoriales gozan de gran popularidad. Además, pueden resultar muy informativos y entretenidos los artículos principales, los reportajes de corresponsales extranjeros y las entrevistas a celebridades y expertos muy diversos.
Afrontan una crisis
“Los periódicos alemanes afrontan la crisis financiera más grave de su historia”, indicó en 2002 el diario Die Zeit. Y en el año 2004, la Asociación de la Prensa Suiza informó que la circulación conjunta había sido la más baja de los últimos diez años. ¿Qué ha pasado con la demanda?
Para empezar, la crisis económica mundial redujo el número de anuncios publicitarios, los cuales generaban dos tercios de los ingresos de muchos diarios. Así, entre los años 2000 y 2004, el rotativo estadounidense The Wall Street Journal vio disminuir sus entradas en este sector en un 43%. ¿Regresará esa publicidad si mejora la economía? Tal vez, pero buena parte de las ofertas de inmuebles, trabajos y vehículos ahora se hace por Internet, a la que se suman otros dos medios electrónicos: la radio y la televisión.
Por otro lado, la sociedad sigue hambrienta de información. Axel Zerdick, profesor de Economía Mediática, hizo este comentario a un rotativo de la ciudad alemana de Frankfurt: “La crisis no es tan grave como cree la mayoría de los periodistas”. Coincide con esta opinión el redactor jefe de la sección local de un diario alemán, quien dijo: “La [prensa] regional mantiene su pujanza”.
Probablemente ningún medio supere a los periódicos en profundidad de análisis y creación de debate público. Con todo, quedan estas preguntas: ¿debemos fiarnos de la orientación que se da a las noticias? ¿Cómo podemos aprovecharlas al máximo?
[Ilustración y recuadro de la página 6]
LA ARDUA VIDA DEL PERIODISTA
El periodista es a veces una figura envidiada. De hecho, un hombre que tuvo una larga carrera de reportero en Francia hizo esta confesión: “Cuando uno como periodista ve su nombre en la prensa, disfruta de sus propios momentos de gloria”. Sin embargo, el periodismo también tiene sus frustraciones, como las noticias arrebatadas por los rivales, las entrevistas denegadas o las esperas durante horas por un suceso que no llega a materializarse.
Una redactora polaca apunta a otra dificultad: “Nunca sabemos cuándo dispondremos de tiempo libre o cuándo tendremos que trabajar. A veces no hay mucha vida privada, y el ritmo laboral suele trastocar las relaciones familiares”. Otra persona que en su día se dedicó al periodismo en la Unión Soviética destacó la que probablemente sea la mayor desilusión: “A veces me mataba trabajando y luego ni publicaban la noticia”.
Una redactora deportiva del principal periódico de los Países Bajos comenta: “No es raro que me llamen ignorante. Hay lectores que se molestan o incluso se ponen furiosos, y algunos, dejándose llevar por la pasión que genera el deporte, hasta han amenazado con matarme”. Si es tan dura la profesión, ¿por qué deciden seguir con ella?
Pudiera ser por el sueldo, pero no siempre es así. Un reportero que trabaja para un rotativo francés señala como razón que le encanta escribir. Y una colega suya de México comenta: “Por lo menos ofreces algo que vale la pena saber”. Y en Japón, uno de los principales redactores del segundo diario más grande del mundo dice: “Siento una gran satisfacción cada vez que logro ayudar a alguien o veo que se hace justicia”.
Pero el periódico, claro está, no es obra exclusiva de los periodistas. Dependiendo del tamaño y estructura de la editorial, tal vez cuente con redactores, correctores, verificadores de datos, archivistas y muchos otros empleados que realizan su agotadora labor —aunque de forma anónima— para que podamos recibir nuestro propio ejemplar.
[Ilustraciones de la página 4]
Antiguo periódico alemán y puesto de periódicos moderno
[Reconocimiento]
Antiguo periódico alemán: Bibliothek für Kunst - und Antiquitäten-Sammler, vol. 21, Flugblatt und Zeitung (1922)
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Cómo beneficiarse del periódico¡Despertad! 2005 | 22 de octubre
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Cómo beneficiarse del periódico
“Necio es quien nunca lee el periódico, y más aún quien siempre le hace caso.” August von Schlözer, historiador y periodista alemán de fines del siglo XVIII.
EN UN sondeo realizado en Francia y Gran Bretaña se pidió a miles de encuestados que ordenaran un total de trece instituciones según la confianza que depositaban en ellas. Concedieron el último lugar a la prensa, y antes de esta, a la política y los grandes negocios. Si bien es cierto que la mayoría de los estadounidenses dicen fiarse de los diarios, los estudios del Centro de Investigaciones Pew revelan que cada vez tienen menos fe en ellos.
Tal escepticismo suele estar justificado, sobre todo si un rotativo hace afirmaciones que afectan directamente a los intereses del país donde se edita. ¿Qué ocurre en tal caso? No es raro que se sacrifique la verdad. Bien dijo Arthur Ponsonby, estadista inglés del siglo XX, que “cuando se declara la guerra, la primera baja es la verdad”.
Pero aunque no haya un conflicto bélico, es prudente examinar las noticias con sano escepticismo. Como indica un proverbio bíblico, “[el] inexperto pone fe en toda palabra, pero el sagaz considera sus pasos” (Proverbios 14:15). Así, si el lector es cauteloso, normalmente logrará saciar en las páginas del diario su sed de información.
La importancia de las noticias
Los medios informativos son muy importantes, pues nos mantienen al día con la actualidad mundial. Y es esencial que lo hagamos. ¿Por qué? Porque muchos de los sucesos modernos los anunció el mayor profeta de toda la historia: Jesucristo. Cuando le preguntaron por el tiempo del fin del presente sistema de cosas, dijo que se distinguiría por las guerras, el aumento de la criminalidad, la escasez de alimentos, las epidemias, los terremotos y otros acontecimientos semejantes (Mateo 24:3-14; Lucas 21:7-11).
Además, otra profecía bíblica indicó que “en los últimos días se presentar[ían] tiempos críticos, difíciles de manejar”. Luego añadió que durante ese período habría muchos individuos “amadores de sí mismos, amadores del dinero” y “desobedientes a los padres”, que en vez de mostrar “cariño natural”, “autodominio” y “amor del bien”, estarían “hinchados de orgullo” y serían “feroces [...], traicioneros, testarudos” y “amadores de placeres más bien que amadores de Dios” (2 Timoteo 3:1-5).
Sin duda, constatamos en nuestras comunidades el cumplimiento de esta profecía de las Santas Escrituras. Y lo que sucede en el mundo —y se anuncia en los periódicos— corrobora la exactitud de las profecías bíblicas. Ahora bien, ¿quiere decir esto que podemos creer a ciegas cuanto dice la prensa? De ningún modo, pues hasta quienes hacen del periodismo su profesión recomiendan ser cautelosos.
Las dificultades implicadas
Todos los profesionales, hasta los más honestos y capaces, cometen errores. “En los tres años que he trabajado como verificadora de datos independiente —señaló Ariel Hart en la revista Columbia Journalism Review—, nunca he encontrado un relato sin errores, tanto si era de cinco páginas como si abarcaba dos párrafos.” Pone como ejemplos “leves equivocaciones al mencionar un año, datos anticuados, nombres mal escritos e informaciones de fuentes indirectas que, pese a tener amplia circulación, eran desacertadas”.
El reportero tiene que lidiar con fuentes de información poco fiables y, a veces, con trampas intencionadas. Por ejemplo, en 1999, un bromista difundió la historia falsa de un “parque de diversiones que simulaba ser un cementerio” y la respaldó con una atrayente página en Internet de la supuesta constructora y una línea telefónica para entrevistas, en la que él se hacía pasar por portavoz de la empresa. El servicio de teletipo de la agencia Associated Press cayó en el ardid y muchos diarios estadounidenses publicaron la noticia. En efecto, se ha dicho que la receta para que triunfe un engaño es emplear “una historia llamativa, acompañada de buenas fotos, que sea escandalosa pero creíble”.
Hasta el profesional más riguroso no siempre capta la información como debiera. “El reportero suele trabajar a un ritmo acelerado —indica una periodista de Polonia—. Es una carrera contrarreloj con los diarios de la competencia. Cada uno quiere ser el primero en publicar la noticia. Así, por más que lo deseemos, muchos de nosotros no podemos escribir artículos bien documentados.”
Presiones manipuladoras
El informe Freedom of the Press 2003—A Global Survey of Media indicó que de un total de 193 países, 115 limitan o incluso anulan por completo la libertad de prensa. Y hasta en las naciones donde se respeta la independencia de los medios informativos, estos se ven expuestos a manipulaciones sutiles.
Algunos políticos no aportan información relevante a los periodistas más críticos, mientras que a los más complacientes brindan entrevistas exclusivas e invitaciones para acompañarlos en sus viajes. Y los ingresos publicitarios también pudieran coartar al reportero. “El patrocinador quizás amenace con retirar anuncios lucrativos si los editores publican comentarios negativos sobre él”, señaló una periodista polaca. Y un redactor corrector de un diario japonés hizo esta aclaración: “Debe tenerse en cuenta que es muy difícil que una noticia sea objetiva”.
“Entonces —quizás diga el lector—, si tan difícil es que el profesional consiga publicar información fiable, ¿cómo voy a saber yo qué creer?”
Es preciso ser equilibrado
Obviamente, hace falta juicio crítico. Ya lo dijo el patriarca Job: “¿Acaso el oído mismo no prueba las palabras como el paladar gusta el alimento?” (Job 12:11). El lector prudente examinará con cuidado la información para ver si suena verosímil, la pondrá a prueba y aceptará lo que sea cierto. En el siglo primero, un discípulo de Jesucristo alabó en su libro a quienes escucharon al apóstol Pablo y luego comprobaron las fuentes que él había utilizado, y así se aseguraron de que sus enseñanzas eran verdaderas (Hechos 17:11; 1 Tesalonicenses 5:21).
De igual modo, al leer el periódico conviene preguntarse: ¿Qué historial tiene el periodista? ¿Qué prejuicios ha manifestado? ¿Incluye la noticia datos verificables? ¿Quién podría estar interesado en tergiversar la verdad? El lector hará bien en acudir a diversas fuentes. También puede analizar con otros la información. En un proverbio bíblico se hace este comentario: “El que está andando con personas sabias se hará sabio” (Proverbios 13:20).
Al mismo tiempo, no hay que esperar perfección. Como hemos visto, hay factores que impiden que los diarios sean completamente objetivos. Con todo, nos mantienen informados de lo que ocurre en el mundo. Y es importante estar al día, pues al hablar de nuestros tiempos, Jesús hizo esta exhortación: “Manténganse despiertos” (Marcos 13:33). Pese a sus limitaciones, el periódico puede ayudarnos a estar alerta.
[Ilustración y recuadro de la página 10]
CUANDO LA INFORMACIÓN ES TENDENCIOSA
Muchas veces, los hechos se tergiversan por la premura con que se escribe o por simple desinformación. No obstante, aunque las intenciones sean buenas, es posible que se esparzan graves mentiras como un reguero de pólvora. Ahora bien, existen casos de auténticas campañas de manipulación, como en la Alemania nazi, donde se difundían falsedades acerca de los miembros de ciertas razas y religiones.
Examinemos las consecuencias de la mal disimulada campaña de difamación que se lanzó en Moscú (Rusia) no hace muchos años durante un juicio sobre derechos humanos. “Tres muchachas se suicidaron en Moscú —señaló el diario The Globe and Mail, de Toronto (Canadá)— [...], y los medios de comunicación rusos se apresuraron a indicar que eran adeptas fanáticas de los testigos de Jehová.”
Tales noticias se publicaron el 9 de febrero de 1999, el mismo día que se reanudaba el juicio que pretendía proscribir la obra de los testigos de Jehová en la capital rusa. Geoffrey York, de la corresponsalía moscovita del citado periódico, hizo este comentario: “La policía admitió más tarde que las jóvenes no tenían ninguna relación con esa confesión religiosa. Pero para entonces un canal de televisión de Moscú ya había lanzado otro ataque contra los testigos de Jehová, acusándolos de haber colaborado con Adolf Hitler en la Alemania nazi, todo lo contrario a la realidad histórica, ya que miles de sus fieles murieron en los campos de exterminio nazis”.
Como consecuencia de la manipulación, y probablemente del temor, buena parte del público vio a los testigos de Jehová como secta suicida o colaboradores nazis.
[Ilustración de la página 7]
Jesucristo predijo muchos sucesos que hoy relatan los periódicos
[Ilustraciones de la página 8]
Las noticias de la prensa confirman las profecías bíblicas
[Reconocimiento]
Foto de la FAO/B. Imevbore
[Ilustración de las páginas 8 y 9]
En la Biblia se alaba a quienes comprobaron las fuentes que Pablo utilizó al enseñarles, práctica igualmente recomendable cuando leamos noticias extrañas
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