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  • El nuevo mundo... ¡el Paraíso recobrado!
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1988
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1988
w88 15/11 págs. 4-6

El nuevo mundo... ¡el Paraíso recobrado!

UNOS recién casados tenían un hogar muy hermoso: un parque grande lleno de flores, árboles, aves y animales. ¡Era el Paraíso, un regalo que con generosidad les había dado su amoroso Padre! ¿“Vivieron felices para siempre” estas personas? No. En poco tiempo perdieron su hogar. Pero ¿por qué?

Perdieron su hogar paradisíaco porque aquel matrimonio no apreció lo que su Padre había hecho para ellos. Peor aún, se hicieron desobedientes. Para probarlos respecto a su integridad, su Padre les había dicho que podían comer del fruto de todo árbol excepto uno, pero ellos fueron rebeldes y desobedecieron: comieron de aquel fruto. (Génesis 2:15-17; 3:6, 7.)

¿Por qué aquella pena por lo que pudiera parecer un delito leve? Una ilustración ayuda a contestar esa pregunta. El dueño de una tienda contrata a un administrador apto. Para asegurarse de que puede confiar en este nuevo empleado, el dueño le da las llaves, pero le dice que de ninguna manera abra cierto cajón. Si lo abre, será despedido. Una vez que el administrador está solo, vencido por la curiosidad abre el cajón. El dueño lo sorprende en aquel mismo momento, y lo despide.

El Paraíso perdido

¿Cómo relacionamos esto con la joven pareja mencionada? Porque comieron del árbol prohibido, su Padre los despidió de su hermoso hogar. Fuera del Paraíso de Edén, aquel matrimonio, Adán y Eva, afrontó espinos y cardos. En vez de ser perfectos, ahora eran imperfectos. En vez de vivir para siempre, empezaron a morir. Sus hijos heredaron su imperfección, el pecado y la muerte. (Romanos 5:12.)

Con el tiempo, “Jehová vio que la maldad del hombre abundaba en la tierra”. Por eso, en los días de Noé Dios usó el Diluvio para limpiar la Tierra. ¿Hubo sobrevivientes humanos? Solo ocho... Noé y sus tres hijos y sus respectivas esposas. En preparación para lo que pudiera llamarse su viaje a un mundo diferente, estas personas habían obedecido las instrucciones de Dios y construido un arca enorme que podía contenerlos a ellos, a muchas clases de animales y una cantidad adecuada de alimentos. (Génesis 6:5-7, 13-22.) El jardín de que habían disfrutado Adán y Eva fue borrado por el Diluvio. Así se perdió el Paraíso... ¡pero no para siempre!

Recobro del Paraíso

Siglos después, Dios envió a su Hijo unigénito a la Tierra para redimir del pecado y la muerte a la humanidad. Así, los que ejercieran fe en Jesucristo podrían adquirir vida eterna. (Juan 3:16.) Jesús también predijo el recobro del Paraíso. Sí, cuando moría en el madero de tormento dijo a un criminal que colgaba a su lado: “Estarás conmigo en el Paraíso”. (Lucas 23:43.)

El Paraíso será recobrado después de lo que suele llamarse el fin del mundo, predicho por Jesús cuando sus discípulos le preguntaron: “¿Qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?”. En respuesta Jesús indicó que habría guerras, escasez de alimentos, terremotos, pestes, aumento del desafuero y una campaña mundial de predicar el Reino. Estos rasgos de la señal, y otros, se han evidenciado desde 1914. (Mateo 24:3-14.) Anuncian el fin de este sistema y la restauración del Paraíso en la Tierra.

Además, en la misma profecía Jesús dijo: “Ahora bien, aprendan de la higuera como ilustración este punto: Luego que su rama nueva se pone tierna y brota hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Así mismo también, ustedes, cuando vean todas estas cosas, sepan que él está cerca, a las puertas. En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas”. (Mateo 24:32-35.) Otras profecías bíblicas también indican que el recobro o la restauración del Paraíso está muy cerca, y un nuevo mundo se ha acercado. Pero ¿cómo será?

El nuevo mundo... ¡muy diferente!

Los gobiernos actuales serán reemplazados por el Reino de Dios. (Daniel 2:44.) En el nuevo mundo habrá justicia y paz duraderas para todos bajo la gobernación del Reino de Jesucristo, el “Príncipe de Paz”. (Isaías 9:6, 7.) Puesto que él destruirá a los elementos inicuos y desaforados que ahora dominan a la humanidad, solo quedarán las personas ‘exentas de culpa’ que aman la paz. (Proverbios 2:21, 22; Revelación 19:11-21; 16:14-16.) Sí, los sobrevivientes serán mansos y pacíficos. ¡Qué alivio será eso!

No habrá prejuicio racial ni de otra índole en el nuevo mundo. De hecho, una vasta muchedumbre ya ha adelantado mucho a ese respecto. ¿Quiénes son? Los testigos de Jehová. ¿Y qué los hace tan diferentes? El hecho de que estudian la Biblia con diligencia, la aplican en la vida y se aman unos a otros. (Juan 13:34, 35; Hechos 10:34, 35.) Ahora hay millones de Testigos por toda la Tierra, pero la Biblia predice que con el tiempo los adoradores terrestres de Jehová serán “una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas”. (Revelación 7:9, Biblia de Jerusalén.)

Ya no se perderán vidas humanas en guerras. Ya no se gastarán miles de millones de dólares en armas nucleares ni de otro tipo, ni en fuerzas militares. No habrá revoluciones, conflictos raciales ni otras formas de violencia. (Isaías 2:4.) Cesará el entrenamiento militar y el reclutamiento, porque no serán necesarios. ¡Qué día feliz cuando Dios ponga fin a las guerras! (Salmo 46:8, 9.)

Habrá verdadera paz. “Solo un poco más de tiempo —dijo el salmista—, y el inicuo ya no será [...] Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.” (Salmo 37:10, 11.)

En vez de escasez de alimento, habrá abundancia. En muchos lugares hay campesinos pobres que luchan con los espinos y los cardos, el terreno árido, los desiertos crecientes, la sequía e invasiones devastadoras de langostas. Todo esto cambiará. (Isaías 35:1, 6, 7.) ¿Qué vendrá? ¡Un enorme aumento de productividad! (Salmo 72:16.) Jehová eliminará la escasez de alimento y de bebida, ¡y suministrará “un banquete”! (Isaías 25:6.)

Todos disfrutarán de trabajo remunerador. ¡Cuánto satisfará el edificar hogares, plantar árboles frutales y atender jardines! ¡Y qué deleite será sentarse uno bajo la sombra de su propia higuera y comer del delicioso fruto! (Miqueas 4:4.)

La vivienda de todos será de la mejor calidad. Hoy, millones de personas viven en barrios pobres. ¡Qué vida infeliz! Por ejemplo, en África millones de personas de la población negra abandonan las zonas rurales, pero frecuentemente tienen que vivir en casas de lodo o barro con techos de hierro ondulado, en medio de malas condiciones higiénicas y con poca intimidad. No obstante, en el nuevo mundo la gente construirá casas excelentes, y las habitará. (Isaías 65:21, 22.)

En vez de malestares y enfermedades como el mortífero SIDA, habrá salud perfecta. El profeta inspirado predijo que nadie dirá: “Estoy enfermo”. Además, en el nuevo mundo cercano “los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos mismos de los sordos serán destapados. En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo, y la lengua del mudo clamará con alegría”. (Isaías 33:24; 35:5, 6.)

Desaparecerán la muerte, las lágrimas y las funerarias. (Revelación 21:4.) Pero ¿qué hay de los miles de millones de personas que han muerto? Como hombre en la Tierra, Jesús resucitó a varias personas. Por ejemplo, en cierta ocasión se encontró con una procesión fúnebre que acompañaba el ataúd de un joven de la ciudad de Naín. Después de consolar brevemente a la madre angustiada, una viuda, Jesús dijo: “Joven, yo te digo: ¡Levántate!”. ¡Y el joven se levantó! (Lucas 7:11-17.) En otra ocasión Jesús dio esta garantía: “Viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas [...] saldrán”. (Juan 5:28, 29.) Puesto que Dios ha creado trillones de estrellas y otros cuerpos celestes y los llama “aun por nombre”, de seguro no será ningún problema para él resucitar a miles de millones de muertos humanos. (Isaías 40:26.)

¿Estará usted allí?

El propósito original de Jehová Dios era que la humanidad no muriera; más bien, disfrutaría para siempre de las cosas buenas que él suministra amorosamente. Por eso, ¡imagínese las bendiciones de vivir en el nuevo mundo con familias felices! Piense en los niños que podrán jugar, sin peligro, con animales que ahora son muy peligrosos. (Isaías 11:6-9.) Considere las bendiciones de paz, buena vivienda, trabajo remunerador, alimento abundante. Sí, imagínese el vivir para siempre en un paraíso terrestre.

¿Puede estar usted allí? Sí, si adquiere conocimiento exacto de la Palabra de Dios y lo aplica. Los testigos de Jehová están dispuestos a ayudarle a edificar fe en los propósitos infalibles de Dios. ¡Usted puede confiar en que el Paraíso pronto será recobrado, porque estamos en los umbrales de un nuevo mundo!

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