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‘¡Babilonia ha caído!’Las profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad I
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20. ¿Por qué es tan importante para el pueblo de Jehová de nuestros días la declaración formal que se halla en Isaías 21:11, 12?
20 Esta breve declaración formal ha significado mucho en nuestros días para el pueblo de Jehová.e Sabemos que la humanidad está profundamente sumida en una oscura noche de ceguera espiritual y distanciamiento de Dios que acabará en la destrucción de este sistema de cosas (Romanos 13:12; 2 Corintios 4:4). Durante este período nocturno, cualquier fugaz rayo de esperanza que la humanidad pueda arrojar en cuanto a paz y seguridad es como los destellos matutinos ilusorios a los que solo siguen tiempos aún más oscuros. Se acerca un verdadero amanecer, el del Reinado Milenario de Cristo sobre esta Tierra. Pero mientras dure la noche, tenemos que obedecer las instrucciones de la clase del atalaya manteniéndonos alerta en sentido espiritual y anunciando con valor que este sistema de cosas corrupto se aproxima a su fin (1 Tesalonicenses 5:6).
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‘¡Babilonia ha caído!’Las profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad I
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18. ¿Cómo se cumplió en la antigua Edom la declaración: “La mañana tiene que venir, y también la noche”?
18 Para cuando se escribe el libro de Isaías, Edom se halla en el camino del poderoso ejército asirio. Algunos edomitas anhelan saber cuándo acabará la noche de opresión que padecen. ¿La respuesta? “Dijo el atalaya: ‘La mañana tiene que venir, y también la noche’.” (Isaías 21:12a.) El futuro de Edom no es nada esperanzador. En el horizonte se verá una tenue claridad matutina, pero será momentánea, ilusoria. La noche —otro oscuro período de opresión— llegará de inmediato. ¡Qué atinada representación del futuro de Edom! La opresión asiria pasará, pero Babilonia sucederá a esta potencia mundial y diezmará a los edomitas (Jeremías 25:17, 21; 27:2-8). Y el ciclo se repetirá. Tras la opresión babilónica sufrirán la de los persas, y luego, la de los griegos. A continuación, habrá una breve “mañana” en la época de Roma, cuando la dinastía de los Herodes, oriundos de Edom, obtenga el poder en Jerusalén. Pero esa “mañana” pasará pronto. Edom acabará por bajar definitivamente al silencio, desaparecerá de la historia. El nombre de Dumá por fin le encajará a la perfección.
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