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El ruido: cómo combatirlo¡Despertad! 1997 | 8 de noviembre
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Los efectos del ruido
Puesto que el oído es el “mejor detector” de ruido, obviamente también es el órgano más susceptible de ser afectado por este. El daño a las sensibles células nerviosas del oído interno puede provocar pérdida auditiva permanente. Es cierto que no todo el mundo reacciona igual a los sonidos intensos, pero la exposición continua a sonidos por encima de los 80 ó 90 decibeles puede producir sordera gradualmente. De hecho, cuanto más elevado sea el nivel del sonido, menos tiempo se podrá pasar expuesto diariamente a él sin riesgo de sufrir lesiones auditivas.
La revista New Scientist informa que muchos de los aparatos portátiles de música con auriculares que se venden en Francia tienen una salida máxima de 113 decibeles. También menciona que, según cierto estudio, “la música rock que se puso a todo volumen durante una hora en un reproductor de compactos portátil con auriculares, sobrepasó los 100 decibeles la mayor parte del tiempo y alcanzó picos de unos 127 decibeles”. Más serio aún es el efecto del ruido de los conciertos en vivo. Un investigador encontró a la gente que se había apiñado cerca de unas torres de altavoces en un estado de estupor. “Veía borroso, las cavidades del cuerpo me resonaban con el ritmo grave —cuenta— y el ruido me taladraba los oídos.”
¿Qué repercusiones puede tener en usted el ruido? Un especialista afirma: “Los ruidos continuos de niveles moderados a altos causan estrés, fatiga e irritabilidad”. “El ruido atormentador, además de hacer infeliz a uno, puede agotarlo física y emocionalmente”, señala el profesor Gerald Fleischer, de la Universidad de Giessen (Alemania). Cuando el ruido se añade a otras circunstancias estresantes, según el profesor Makis Tsapogas, puede provocar depresión, así como trastornos orgánicos.
La exposición prolongada al ruido puede afectar la personalidad. Cuando unos investigadores del gobierno británico preguntaron a un grupo de víctimas de la contaminación acústica qué sentían hacia los que la ocasionaban, aquellas hablaron de odio, venganza e incluso asesinato. Por otra parte, a menudo los que generan el ruido se vuelven agresivos si reciben quejas continuas. “El ruido mina el altruismo de la gente y crea agresión y hostilidad”, asegura un participante en una campaña antirruido.
La mayor parte de los individuos afectados por la contaminación acústica perciben un debilitamiento gradual de su resistencia a la molestia. Comparten la siguiente opinión de una mujer cuyos vecinos ruidosos ponían música a todo volumen constantemente: “Cuando uno se ve obligado a escuchar algo que no desea, se desgasta. [...] Aun cuando el ruido cesaba, quedábamos a la espera de que volviera a empezar en cualquier momento”.
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El ruido: cómo combatirlo¡Despertad! 1997 | 8 de noviembre
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El ruido y usted
“El ruido es el peligro industrial más extendido en Gran Bretaña hoy —indica The Times—, y la sordera, su consecuencia más común.” Algunos estudios sobre la salud laboral demuestran que el ruido por encima de los 85 decibeles perjudica al feto. La criatura sufre lesiones en el oído, y puede desarrollar trastornos hormonales, así como defectos congénitos.
La exposición a ruidos intensos estrecha los vasos sanguíneos y disminuye el flujo de la sangre hacia los órganos corporales. El cuerpo, a su vez, reacciona produciendo hormonas que elevan la presión sanguínea y aumentan los latidos del corazón, lo cual a veces provoca palpitaciones e incluso angina de pecho.
Cuando el ruido trastorna su rutina, pueden surgir otros problemas. Es posible que la perturbación del sueño afecte sus reacciones diurnas. Y aunque el ruido no altere la velocidad a la que trabaja, puede repercutir en la cantidad de errores que cometa.
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