La bomba y el futuro del hombre
LA DIFÍCIL búsqueda de la seguridad en esta era nuclear ha resultado en la acumulación de centenares de miles de armas de destrucción en masa.
Las personas informadas reconocen que las naciones están resueltas a usar estas armas si fueran provocadas a hacerlo. De hecho, la posibilidad de que se desate tal poder destructivo es lo que sirve de fuerza disuasoria. El general B. L. Davis, comandante de estrategia aérea de los Estados Unidos, escribió recientemente: “En resumidas cuentas, el que podamos mantener una fuerza disuasoria creíble es una función que depende de dos factores interdependientes. Primero, tenemos que tener el poder de negar a nuestros enemigos en perspectiva sus metas en cualquier nivel de conflicto, y hacerles comprender que sí tenemos dicho poder. Segundo, tenemos que estar dispuestos, como nación, a ejercer tal poder en defensa de nuestros intereses nacionales, y nuestros enemigos tienen que percibir esto”. (Cursivas nuestras. Air Force Magazine, julio de 1985.)
Hace 40 años que no se han utilizado armas nucleares en un conflicto, pero las restricciones que se han impuesto sobre ellas en el pasado no dan ninguna garantía para el futuro. Una encuesta nacional que se efectuó recientemente indica que el 68% de los estadounidenses cree que con el tiempo se usarán las armas nucleares si la carrera de armamentos continúa.
Alrededor del mundo la gente siente esa misma inquietud. Note lo que escribió una estudiante de 18 años de edad de Sierra Leona: “Una guerra nuclear afectará a todo ser humano en este planeta [...] Por eso hasta las personas que viven en África deben sentirse alarmadas aunque estén lejos del territorio de las superpotencias. [...] En general, los investigadores describen la actitud de la gente respecto a la amenaza de una aniquilación mundial como un ‘cierre síquico’, por ejemplo, el no querer pensar en ello en absoluto. Sin embargo, a medida que las tensiones en el mundo aumentan, se hace cada vez más difícil ejecutar tal maniobra emocional y sencillamente ignorar la amenaza”.
Otras amenazas a la seguridad
Pero aparte de la evidente amenaza de guerra deliberada entre las superpotencias, la seguridad de la humanidad se halla amenazada de otras maneras. Uno de los peligros es que cada vez más países obtendrán armas nucleares. Además de las cinco naciones de que se sabe que positivamente tienen la bomba atómica, hay otros seis países que ya la tienen o están a punto de tenerla. Los expertos creen que por lo menos 20 naciones tendrán la bomba para fines de este siglo.
Otro peligro es que tal vez alguna organización terrorista obtenga una de estas armas. ¡Imagínese lo que un terrorista haría con una bomba atómica! ¡Toda una ciudad podría ser tomada como rehén!
¿Cómo podría algún grupo terrorista conseguir una bomba nuclear? Hay dos maneras de hacerlo. Una es por medio de robársela... ¡recuerde que hay unas 50.000 bombas de entre las cuales escoger! Y la otra es por medio de fabricarla. La tecnología para construir una bomba atómica ya no es un secreto. Y el plutonio, que es uno de los constituyentes básicos, está llegando a ser cada vez más fácil de obtener. De hecho, ¡se calcula que para el año 2000 los programas nucleares civiles por sí solos producirán suficiente plutonio como para fabricar anualmente 750.000 bombas del tamaño de la que estalló en Nagasaki!
Otro factor que incrementa la amenaza a la seguridad es la posibilidad de que ocurra un accidente, un error o falla en el sistema.
Soluciones humanas
Científicos, eruditos, comandantes militares y políticos han escrito extensamente acerca de este tema. Ven cada vez más claro que la carrera de armamentos nucleares es costosa, inútil y extremadamente peligrosa. Proponen diversas soluciones. Algunos piden que se efectúe un desarme total. Otros quieren que se descontinúe la producción de armas. Otros hasta sugieren que se adopte el sistema de defensa conocido como ‘guerra de las galaxias’. En enero de este año los dos líderes de las dos superpotencias hicieron varios comentarios animadores. Mikhail Gorbachev propuso un procedimiento para eliminar gradualmente de la Tierra las armas nucleares para el año 2000. Ronald Reagan dijo que estaba muy agradecido por tal propuesta. ¿Resultará ser este un verdadero plan para alcanzar la paz, o será una táctica propagandista? Todas estas propuestas tienen una cosa en común: señalan a algún tipo de solución a manos del hombre.
Esto hace surgir una pregunta de importancia fundamental: ¿Es apegarse a la realidad el cifrar nuestra confianza en que el hombre nos libre de la amenaza de una guerra nuclear si él mismo ha creado tal amenaza? El hombre ha demostrado tener gran dominio sobre sus mortíferas y destructoras armas controladas por computadoras, pero ¿ha mostrado el mismo dominio sobre la naturaleza humana? Esta generación ya ha visto dos crueles guerras mundiales, cuya magnitud y destrucción hicieron lucir muy pequeñas las guerras que había habido en la historia humana. Y en los 40 años que han trascurrido desde la II Guerra Mundial, ha habido unas 150 guerras más pequeñas en las que han muerto 30.000.000 de personas.
La solución de Dios
No es de extrañar que la Biblia diga: “No cifren su confianza en nobles, ni en el hijo del hombre terrestre, a quien no pertenece salvación alguna”. Jehová ya tiene una solución respecto al dilema nuclear. Contrario a la de los hombres, la solución de Dios eliminará las guerras completamente y para siempre. (Salmo 46:9; 146:3.)
Dicha solución solo es posible mediante el Reino de Dios, un gobierno mundial que traerá seguridad duradera a todos los que aman la paz. Tres millones de personas en más de 200 países reconocen que este Reino pronto ejercerá su autoridad sobre la Tierra y eliminará para siempre la perspectiva de una destrucción nuclear. Estas personas son los testigos de Jehová.
En sumisión a las leyes justas de ese Reino, ellos cumplen con la profecía de Miqueas 4:3, que dice: “Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzarán espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra”. Una cuarta parte de los científicos del mundo están ocupados de un modo u otro en la defensa militar. Ninguno de ellos es testigo de Jehová. Hay unos 70.000.000 de personas que están empleadas en labores de índole militar. Ni siquiera una de ellas es testigo de Jehová.
Pero lejos de ser meramente observadores pasivos de la difícil situación relacionada con lo nuclear, los Testigos amorosamente enseñan a la gente lo que Dios hará para remediar la situación. Los hechos están registrados en la misma Biblia que usted tiene. Para recibir ayuda a fin de entender estos asuntos, comuníquese con los testigos de Jehová de su localidad. Con mucho gusto le ayudarán.
[Comentario en la página 7]
La raíz del problema es que las superpotencias tienen gran desconfianza y temor entre sí
[Comentario en la página 8]
Hay unos 70.000.000 de personas que están empleadas en labores de índole militar. Ni siquiera una de ellas es testigo de Jehová