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ObedienciaPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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El Hijo de Dios aclaró que hasta los que hicieran cosas parecidas a las mandadas, pero de un modo o con un motivo incorrectos, nunca conseguirían entrar en el Reino, sino que se les rechazaría completamente. (Mt 7:15-23.)
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ObedienciaPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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De modo que Dios no ha comunicado al hombre simplemente una serie de mandatos estrictos como los de un dictador insensible. Dios no desea la clase de obediencia que se consigue de un animal cuando se le pone un freno (compárese con Snt 3:3; Sl 32:8, 9), ni una obediencia negligente u obligada, como la que incluso los demonios rindieron a Jesús y a sus discípulos (Mr 1:27; Lu 10:17, 20); Él desea una obediencia impulsada por un corazón apreciativo. (Sl 112:1; 119:11, 112; Ro 6:17-19.) Por lo tanto, Jehová acompaña sus expresiones de voluntad y propósito con información útil que apela al sentido de justicia de la persona, a su amor y bondad, inteligencia, raciocinio y sabiduría. (Dt 10:12, 13; Lu 1:17; Ro 12:1, 2.) Los que tienen la actitud de corazón correcta obedecen impulsados por amor. (1Jn 5:2, 3; 2Jn 6.) Además, la veracidad y corrección del mensaje que transmiten los siervos de Dios persuade a los oyentes a obedecer, por lo que el apóstol Pedro habla de “obediencia a la verdad con el cariño fraternal sin hipocresía como resultado”. (1Pe 1:22; compárese con Ro 2:8, 9; Gál 5:7, 8.)
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ObedienciaPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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El temor saludable a Dios es fundamental para la obediencia. Reconoce que Dios es omnipotente y que de Él nadie se puede mofar, pues paga a cada uno conforme a sus obras. (Compárese con Flp 2:12, 13; Gál 6:7, 8; Heb 5:7.)
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