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JesucristoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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La posición preeminente que ocupa la Palabra entre las criaturas de Dios como el Primogénito, aquel por medio de quien Dios creó todas las cosas y el que actuaba como su Portavoz, da base para que se le llame “un dios” o poderoso. La profecía mesiánica de Isaías 9:6 predijo que se le llamaría “Dios Poderoso”, aunque no el Dios Todopoderoso, y que sería el “Padre Eterno” de todos aquellos que tuvieran el privilegio de vivir bajo su gobernación. El celo de su propio Padre, “Jehová de los ejércitos”, haría posible el cumplimiento de esta predicción. (Isa 9:7.) Si al adversario de Dios, Satanás el Diablo, se le llama un “dios” (2Co 4:4) debido a su dominio sobre hombres y demonios (1Jn 5:19; Lu 11:14-18), con mucha más razón y propiedad se puede llamar “un dios” al Hijo primogénito de Dios, “el dios unigénito”, como lo llaman los manuscritos más confiables de Juan 1:18.
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JesucristoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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La declaración de Jesús en cuanto a ver al Padre ha de entenderse figuradamente, no de modo literal, como él mismo aclaró en Juan 6:45 y según lo que Juan escribió mucho tiempo después de la muerte de Jesús: “A Dios ningún hombre lo ha visto jamás; el dios unigénito que está en la posición del seno para con el Padre es el que lo ha explicado”. (Jn 1:18; 1Jn 4:12.)
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