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  • “Sigue venciendo el mal con el bien”
    La Atalaya 2007 | 1 de julio
    • “Se encolerizó y se ofendió”

      5, 6. a) ¿Cuál fue la reacción de los enemigos de Nehemías al ver las obras de reconstrucción? b) ¿Por qué no se dejó intimidar Nehemías?

      5 Armándose de valor, Nehemías dirigió esta exhortación al pueblo: “Reedifiquemos el muro de Jerusalén”, a lo que ellos contestaron: “Levantémonos, y tenemos que edificar”. El propio Nehemías indica que “fortalecieron sus manos para la buena obra”. Luego describe la reacción de los enemigos: “Empezaron a escarnecernos y a mirarnos con desprecio y a decir: ‘¿Qué es esta cosa que ustedes están haciendo? ¿Contra el rey se están rebelando?’”. Pero Nehemías no se dejó intimidar por las burlas y calumnias de sus enemigos. Más bien les señaló: “El Dios de los cielos es Quien nos otorgará éxito, y nosotros mismos, los siervos de él, nos levantaremos, y tenemos que edificar” (Nehemías 2:17-20). Nehemías estaba decidido a seguir adelante con “la buena obra”.

      6 Uno de aquellos enemigos, Sanbalat, “se encolerizó y se ofendió” muchísimo, de modo que se volvió más agresivo en sus ataques verbales. “¿Qué están haciendo los endebles judíos?”, preguntó en son de burla, y agregó: “¿Harán vivir las piedras de entre los montones de escombros polvorosos?”. Y Tobías le hizo coro con este comentario despectivo: “Si una zorra subiera [...], ciertamente derribaría su muro de piedras” (Nehemías 4:1-3). ¿Qué hizo Nehemías entonces?

      7. ¿Cómo reaccionó Nehemías ante los ataques de sus enemigos?

      7 Nehemías no hizo el más mínimo caso a las burlas y, en obediencia al mandato divino, no se vengó (Levítico 19:18). Dejó las cosas en manos de Jehová, orándole así: “Oye, oh Dios nuestro, porque hemos llegado a ser objeto de desprecio; y haz que el oprobio de ellos vuelva sobre su propia cabeza” (Nehemías 4:4). Jehová había declarado: “Mía es la venganza, y la retribución” (Deuteronomio 32:35). Y Nehemías confiaba plenamente en aquellas tranquilizadoras palabras. De modo que Nehemías y su pueblo siguieron “edificando el muro” sin dejarse distraer. “Todo el muro vino a estar unido hasta la mitad de su altura, y el pueblo continuó teniendo corazón para trabajar.” (Nehemías 4:6.) Como vemos, los enemigos de la adoración pura no lograron parar las obras. Ahora bien, ¿de qué maneras podemos nosotros seguir el ejemplo de Nehemías?

      8. a) ¿Cómo podemos imitar a Nehemías cuando nos calumnian? b) Relate una experiencia, propia o ajena, que muestre que lo mejor es no pagar con la misma moneda.

      8 Es posible que nosotros también tengamos que soportar burlas y calumnias, que pudieran provenir de compañeros de estudios o de trabajo e incluso de familiares. En muchas ocasiones, lo mejor es actuar de acuerdo con las siguientes palabras de la Biblia: “Hay un tiempo [...] de callar” (Eclesiastés 3:1, 7). Por eso, al igual que Nehemías, no pagamos con la misma moneda (Romanos 12:17). En vez de responder con palabras hirientes, oramos con confianza al Dios que promete: “Yo pagaré” (Romanos 12:19; 1 Pedro 2:19, 20). Así no permitimos que los enemigos nos distraigan de nuestra comisión de predicar las buenas nuevas del Reino de Dios y hacer discípulos (Mateo 24:14; 28:19, 20). Cada vez que salimos a predicar, a pesar de la oposición, demostramos una actitud tan decidida como la del fiel Nehemías.

      “Ciertamente los mataremos”

      9. ¿De qué otra forma se opusieron a Nehemías sus enemigos, y cómo reaccionó él?

      9 Cuando los enemigos de la adoración verdadera se enteraron de que “la reparación de los muros de Jerusalén había adelantado”, tomaron sus espadas para “pelear contra Jerusalén”. El panorama que tenían ante sí los judíos no era nada alentador: al norte estaban los samaritanos; al este, los ammonitas; al sur, los árabes, y al oeste, los asdoditas. Jerusalén estaba rodeada; no parecía haber escapatoria. ¿Qué harían sus reconstructores? “Oramos a nuestro Dios”, dice Nehemías. Los adversarios lanzaron la siguiente amenaza: “Ciertamente los mataremos y haremos cesar la obra”. Ante aquello, Nehemías asignó a los trabajadores la tarea de defender la ciudad “con sus espadas, sus lanzas y sus arcos”. Humanamente hablando, aquel puñado de judíos no tenía ninguna posibilidad ante la arrolladora fuerza enemiga. Pero Nehemías los animó diciendo: “No tengan miedo [...]. Tengan presente a Jehová el Grande y el Inspirador de temor” (Nehemías 4:7-9, 11, 13, 14).

      10. a) ¿Por qué suspendieron el ataque los enemigos de Nehemías? b) ¿Qué medidas tomó Nehemías?

      10 De repente, la situación dio un giro al suspenderse el ataque. ¿La razón? “El Dios verdadero había frustrado [aquel plan]”, dice Nehemías. Aun así, él sabía que sus adversarios seguían representando una amenaza, por lo que se encargó de que los trabajadores adoptaran algunas precauciones. Desde entonces, “cada uno estaba activo en la obra con una mano, mientras la otra mano tenía asido el proyectil”. Además, Nehemías asignó a un hombre para que les avisara con el toque del cuerno en caso de ataque. Y, más importante aún, fortaleció la confianza de todos diciéndoles: “Nuestro Dios mismo peleará por nosotros” (Nehemías 4:15-20). Animados y preparados para repeler cualquier agresión, prosiguieron la obra. ¿Qué lecciones extraemos de este relato?

      11. En los países donde está proscrita la obra del Reino, ¿a quién recurren los cristianos para resistir el mal, y qué hacen para vencer el mal con el bien?

      11 La oposición que sufren los cristianos puede ser muy violenta. En algunos países, los enemigos de la adoración verdadera constituyen una fuerza abrumadora. Humanamente hablando, nuestros hermanos no tienen ninguna posibilidad ante sus feroces ataques. No obstante, estos Testigos confían en que “Dios mismo peleará por [ellos]”. Todos los cristianos perseguidos por su fe saben por experiencia que Jehová contesta sus oraciones y frustra los planes de los enemigos, por poderosos que sean. Aun si la obra del Reino está proscrita en su país, se las ingenian para seguir predicando las buenas nuevas. Antes vimos que, en la antigüedad, los trabajadores de Jerusalén tuvieron que hacer cambios. Hoy, a fin de seguir predicando, los testigos de Jehová que son perseguidos también tienen que hacer cambios, aunque es obvio que nunca recurren a las armas (2 Corintios 10:4). No dejan de predicar ni siquiera ante las amenazas de agresión (1 Pedro 4:16). Al contrario, estos valientes hermanos siguen “venciendo el mal con el bien”.

      “Ven, sí, y reunámonos”

      12, 13. a) ¿Qué trampa le tendieron a Nehemías sus enemigos? b) ¿Por qué rechazó Nehemías la invitación a reunirse con ellos?

      12 Cuando los enemigos de Nehemías comprendieron que sus ataques directos no habían surtido efecto, recurrieron a otras tácticas más sutiles; de hecho, le tendieron tres trampas. ¿Cuáles fueron?

      13 En primer lugar, intentaron engañar a Nehemías diciéndole: “Ven, sí, y reunámonos [...] en las aldeas [...] de Onó”. Dado que la llanura de Onó estaba situada entre Jerusalén y Samaria, lo que en realidad le estaban proponiendo era reunirse con ellos en un punto intermedio para llegar a un acuerdo. Nehemías pudo haber pensado: “Me parece buena idea; al fin y al cabo, es mejor hablar que pelear”. Pero no aceptó. ¿Por qué? Porque, como él mismo explicó, “tramaban hacer[le] daño”. Intuyendo que era una trampa, no se dejó engañar y cuatro veces les respondió lo mismo: “No puedo bajar. ¿Por qué debe cesar la obra mientras yo [bajo a reunirme con] ustedes?”. Los enemigos no lograron que Nehemías cediera en su postura, y este siguió centrado en la reconstrucción (Nehemías 6:1-4).

      14. ¿Cómo respondió Nehemías ante las falsas acusaciones?

      14 En segundo lugar, los adversarios difundieron falsos rumores sobre Nehemías, acusándolo de que estaba “tramando rebelarse” contra el rey Artajerjes. Una vez más le hicieron esta invitación: “Consultemos juntos”. Percibiendo sus intenciones, volvió a rechazarla. “Todos ellos trataban de infundirnos miedo —explica Nehemías—, pues decían: ‘Dejarán caer sus manos de la obra, de manera que no se hará’.” Esta vez, sin embargo, decidió responder a las acusaciones del enemigo: “Cosas tales como las que tú estás diciendo no se han efectuado, sino que de tu propio corazón las estás inventando”. Además, imploró la ayuda de Jehová. “Fortalece mis manos”, le suplicó, sabiendo que con su apoyo podría burlar aquel malvado plan y seguir adelante con la obra (Nehemías 6:5-9).

      15. ¿Qué recomendación le hizo un falso profeta a Nehemías, y por qué se negó él a seguirla?

      15 Por último, le pidieron al israelita Semaya que engañara a Nehemías para que desobedeciera la Ley de Dios. Aquel traidor le dijo: “Encontrémonos [...] en la casa del Dios verdadero, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo; porque van a venir para matarte”. En otras palabras, recomendó a Nehemías que corriera a esconderse en el templo para que no lo asesinaran. Pero como Nehemías no era sacerdote, ocultarse en la casa de Dios habría sido un pecado. ¿Violaría la Ley divina con tal de salvarse? No, sino que respondió: “[¿]Pudiera entrar [yo] en el templo y vivir? ¡No entraré!”. ¿Por qué no cayó Nehemías en la trampa? Porque sabía que aunque Semaya era su hermano judío, “no era Dios quien lo había enviado”; un verdadero profeta jamás le habría aconsejado desobedecer la Ley de Jehová. Así, Nehemías volvió a evitar que sus malévolos adversarios lo vencieran. Poco después dio este informe: “Por fin el muro quedó completo el día veinticinco de Elul, en cincuenta y dos días” (Nehemías 6:10-15; Números 1:51; 18:7).

      16. a) ¿Cómo debemos actuar ante los supuestos amigos, acusadores mentirosos y falsos hermanos? b) ¿Cómo demostramos en el hogar, la escuela o el trabajo que no cedemos en nuestra postura cristiana?

      16 Como Nehemías, nosotros también nos enfrentamos a adversarios, sean supuestos amigos, acusadores mentirosos o falsos hermanos. Por ejemplo, algunas personas nos animan a buscar un “punto intermedio”. Quieren hacernos creer que, si nos esforzáramos un poco menos en el servicio a Jehová, podríamos alcanzar también algunas metas mundanas. Sin embargo, para nosotros, el Reino de Dios es lo más importante, y por eso nos negamos a ceder (Mateo 6:33; Lucas 9:57-62). Por otro lado, los cristianos también tenemos que soportar calumnias. Tal como se acusó a Nehemías de rebelarse contra el rey, en algunos países se nos acusa de ser una amenaza para el Estado. A veces logramos demostrar en los tribunales que tales alegaciones son puras mentiras, y a veces no. Pero siempre oramos a Jehová con la seguridad de que él dirigirá el curso de los acontecimientos según su voluntad (Filipenses 1:7). Por último, la oposición puede venir de supuestos siervos de Jehová. Así como un hermano judío intentó persuadir a Nehemías para que violara la Ley divina a fin de salvar la vida, algunos Testigos que han apostatado tratan de manipularnos para que cedamos en algún aspecto de nuestra postura. Pero nos negamos a escucharles, porque sabemos que la vida nunca se salva violando las leyes de Dios, sino obedeciéndolas (1 Juan 4:1). No hay duda: con la ayuda de Jehová podremos vencer el mal en todas sus formas.

  • “Sigue venciendo el mal con el bien”
    La Atalaya 2007 | 1 de julio
    • [Ilustración y recuadro de la página 29]

      Lecciones del libro de Nehemías

      Los siervos de Dios se encaran a

      • burlas

      • amenazas

      • trampas

      El engaño viene de parte de

      • supuestos amigos

      • acusadores mentirosos

      • falsos hermanos

      Los siervos de Dios vencen el mal

      • manteniéndose constantes en la obra que Dios les ha encomendado

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