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¿Cuál es la solución a la obesidad?¡Despertad! 2004 | 8 de noviembre
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¿Cuál es la solución a la obesidad?
¡DESPERTAD! entrevistó a Diane y a Ellen, dietista y enfermera titulada respectivamente, quienes son especialistas en sobrepeso y obesidad. Ambas concuerdan en que ciertas dietas que eliminan los carbohidratos y aumentan la ingesta de proteínas (carnes) ayudan a perder peso, pero reconocen que a la larga pueden tener efectos secundarios.a Dicho dictamen también lo recoge el informe médico “Cómo mantener un peso saludable”, el cual dice: “Las dietas bajas en carbohidratos son peligrosas, sobre todo las que carecen de supervisión médica. Se han preparado para estimular una desaconsejable concentración de cuerpos cetónicos (producto de la metabolización de las grasas) y lograr así una rápida pérdida de peso”. Consulte a su médico en caso de querer iniciar este tipo de dieta.
Si se ha propuesto adelgazar, no se desespere. “No es imposible. Además, no tiene por qué pasar hambre ni ser esclavo de una dieta repetitiva y aburrida”, dice el doctor Walter C. Willett. “Con voluntad y creatividad, una alimentación variada y equilibrada, y ejercicio casi a diario, la mayoría de nosotros podemos controlar el peso durante mucho tiempo. El esfuerzo merece la pena, pues el premio es vivir más y mejor.” (Cursivas nuestras.)b
La importancia del ejercicio
El doctor Willett asevera: “Aparte de no fumar, hacer ejercicio es la mejor forma de conservar la salud y prevenir las enfermedades crónicas”. ¿Con qué frecuencia deberíamos practicar deporte? ¿Y qué beneficios entraña?
Según algunos entendidos, las sesiones diarias de ejercicio, aunque sean de treinta minutos, dan muy buenos resultados. Pero incluso con tres sesiones semanales también puede evitarse la aparición futura de graves complicaciones de salud. La actividad física quema calorías, de modo que todo aquel que quiera adelgazar debe preguntarse si ingiere más calorías al día de las que quema. Si la respuesta es positiva, lo que conseguirá es engordar. Por eso, en lugar de ir siempre en automóvil, camine o use la bicicleta. No tome el ascensor, suba por las escaleras. ¡Haga ejercicio! ¡Queme calorías!
El doctor Willett explica: “Para mucha gente, caminar es la mejor alternativa a otras formas de ejercicio físico, pues no requiere ningún equipamiento especial y puede hacerse a toda hora y en todo lugar, además de que suele ser bastante seguro”. Este médico —que se está refiriendo, por supuesto, a las caminatas a paso ligero y no a un simple paseo— recomienda treinta minutos de actividad física diaria, si es posible.
¿Es la cirugía la mejor solución?
Con la idea de perder peso de forma definitiva, algunos pacientes extremadamente obesos se han sometido a procedimientos quirúrgicos recomendados por especialistas en Bariatría (obesidad). ¿Para quiénes están indicadas dichas intervenciones? Los autores del libro Mayo Clinic on Healthy Weight señalan: “Si su índice de masa corporal es mayor de 40, lo que revela obesidad mórbida, su médico tal vez le recomiende pasar por el quirófano” (véase la tabla de la pág. 5). El informe Mayo Clinic Health Letter señala: “Los tratamientos quirúrgicos suelen estar pensados para pacientes de 18 a 65 años con un índice de masa corporal superior a 40 y cuya vida corra grave peligro” (cursivas nuestras).
¿Qué técnicas hay disponibles? Entre otras figuran la derivación del intestino delgado, la partición gástrica, la gastroplastia y la derivación gástrica. Esta última consiste en grapar la parte superior del estómago a fin de crear un pequeño reservorio en el que solo quepan unos 15 gramos de comida. A continuación se extirpa un tramo del intestino delgado y se deriva hacia el estómago reducido, de modo que el duodeno y la mayor parte del estómago queden fuera del circuito digestivo.
Pero ¿qué puede decirse de quienes han logrado adelgazar? ¿Valió la pena el esfuerzo?
[Notas]
a Entre estos figuran estreñimiento, trastornos renales y exceso de hierro en la sangre.
b Los cristianos dedicados que quieren usar su vida de una forma aceptable en el servicio sagrado de Dios tienen más razones para cuidarse y adelgazar, pues al evitar una muerte prematura, pueden servir a Dios durante más tiempo (Romanos 12:1).
[Ilustraciones y recuadro de la página 7]
Una pirámide nutricional saludable
Dulces Dulces procesados o concentrados
(muy pocos; un máximo de 75 calorías
diarias)
Grasas Aceite de oliva, frutos secos, aceite
de canola, aguacates (de tres a cinco porciones
diarias; una porción equivale a una cucharadita
de aceite o a dos cucharadas de frutos secos)
Proteínas y lácteos Frijoles, pescado, carne magra,
huevos, lácteos bajos en grasa, queso (de tres a siete
porciones diarias; 85 gramos de carne o pescado
cocinado equivalen a una porción)
Carbohidratos Sobre todo productos integrales, pasta, pan,
arroz y cereales (de cuatro a ocho porciones diarias;
una rebanada de pan corresponde a una porción)
Frutas y verduras Un amplio surtido (sin límite, como mínimo tres porciones de cada grupo)
¡Despertad! no recomienda ninguna dieta o método en particular para controlar el peso. Se limita a informar a los lectores de algunas opciones disponibles. Cada persona debería consultar a su médico antes de someterse a una dieta o iniciar un programa de ejercicio.
[Reconocimiento]
Información basada en las recomendaciones de la Clínica Mayo
[Ilustraciones y recuadro de las páginas 8 y 9]
Algunas sugerencias para adelgazar:
1 Tenga presentes las calorías que consume. Por ejemplo, muchas bebidas son hipercalóricas, sobre todo las que contienen alcohol y los jugos azucarados. No se deje entrampar con los refrescos que aparecen constantemente en los anuncios. Si mira la etiqueta, tal vez le sorprenda su alto valor calórico.
2 Evite las tentaciones. Si tiene a mano papas fritas, bombones o galletas, seguro que acabará sucumbiendo. Sustitúyalos por refrigerios bajos en calorías, como manzanas, zanahorias y galletas integrales.
3 Coma algo antes del almuerzo y de la cena. Reducirá su apetito y tal vez le ayude a no comer tanto.
4 No acepte todo lo que le ofrezcan. Sea selectivo y rechace lo que contenga demasiadas calorías.
5 Tómese su tiempo y disfrute de la comida. Fíjese en los colores, los sabores y la combinación de los alimentos. Haga caso a su estómago cuando le diga: “Estoy lleno, ya es suficiente”.
6 Pare antes de sentirse satisfecho.
7 Los restaurantes de algunos países son famosos por sus abundantes raciones. Coma solo la mitad del plato principal o compártalo con alguien.
8 No es imprescindible terminar con un postre dulce. Es mejor elegir una fruta u otro alimento con menos calorías.
9 La industria alimentaria quiere que usted coma más. Su objetivo es ganar dinero, así que tratarán de aprovecharse de sus debilidades. No se deje engañar por los anuncios seductores y las imágenes bonitas. Usted puede decir que no.
[Reconocimiento]
Lista adaptada del libro Eat, Drink, and Be Healthy, del doctor Walter C. Willett
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¿Merece la pena combatir la obesidad?¡Despertad! 2004 | 8 de noviembre
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¿Merece la pena combatir la obesidad?
¡DESPERTAD! entrevistó a varias personas que han luchado contra la obesidad. ¿Han logrado buenos resultados? ¿Qué recomiendan a las demás víctimas de la epidemia?
◼ Veamos qué dice Mike, de 46 años, 1,83 metros de altura y 130 kilos de peso (llegó a pesar 157 kilos).
Mike: De joven ya me sobraban kilos. Mi problema viene de familia, pues tanto mi hermano como mis hermanas padecen de sobrepeso. Nuestra norma era dejar el plato limpio, por lleno que estuviera. ¿Qué me hizo cambiar la forma de comer? El médico me advirtió del riesgo que tenía de sufrir diabetes y me asustó la idea de depender de la insulina toda la vida. Además, mis niveles de colesterol estaban muy altos y necesitaba medicarme.
Mi trabajo era y sigue siendo sedentario. Así que para compensar esa inactividad, emprendí un programa regular de ejercicio, que incluye usar la cinta para correr media hora como mínimo tres veces por semana. El siguiente paso fue anotar lo que comía cada día. Sabía que la dietista miraría la lista todas las semanas, así que me controlaba, pues pensaba: “Si no me lo como, no tendré que apuntarlo”.
Gracias a ello he perdido 27 kilos en los pasados quince meses, aunque quiero bajar hasta los 102 kilos. Así que he eliminado las papas fritas y los guisos, y ya no pico entre horas. ¡He comido más ensaladas y verduras en los últimos meses que en toda mi vida!
Otra cosa que me motivó era pensar que si me enfermaba de diabetes, quizá no pasaría la revisión médica que nos hacen cada año a los camioneros para renovar la licencia de conducir. Ahora todo es diferente. Ya no necesito medicarme para controlar el colesterol, y me han reducido los medicamentos para la tensión arterial, pues no la tengo tan alta. Me siento con más energía e incluso noto una gran mejoría de mis graves problemas de espalda. Poco a poco estoy saliendo de la categoría de obeso.
¡Despertad!: ¿Cree que la esposa desempeña un papel positivo en la lucha contra la obesidad?
Mike: Cuando se combate el sobrepeso, hace falta apoyo. Antes, mi mujer me preparaba comidas suculentas, pues pensaba que era una forma de mostrarme su cariño. Ahora, en cambio, me ayuda a controlar las porciones de alimento. No puedo descuidarme, pues enseguida comenzaría a engordar de nuevo.
◼ Entrevistamos a otro hombre también llamado Mike, de Kansas (EE.UU.). Tiene 43 años y mide 1,73 metros. Le preguntamos cuál fue su peso máximo y la raíz de su problema.
Mike: Llegué a los 135 kilos. Estaba siempre cansado y sin fuerzas. Me costaba dormir, pues tenía dificultad para respirar. Así que acudí al doctor y me diagnosticó una de las causas de mi obesidad: apnea obstructiva del sueño.a Además tenía hipertensión.
¡Despertad!: ¿Cómo se solucionaron sus problemas?
Mike: El doctor me mandó dormir con una máquina que mantiene una presión positiva continua en las vías respiratorias, así no se me obstruye la garganta y puedo respirar con normalidad. A partir de entonces, me volví más activo durante el día y comencé a adelgazar. Además, decidí utilizar una cinta para correr tres veces por semana y seguir una dieta, que consistía en controlar las porciones y no repetir. Hasta ahora he perdido 20 kilos en solo un año, aunque me faltan otros 20. Voy poco a poco, pero lo lograré.
¡Despertad!: ¿Qué más lo motivó?
Mike: No resulta agradable oír comentarios sarcásticos e hirientes sobre tu aspecto. La gente, que desconoce que la obesidad tiene varias causas, suele pensar que el obeso es un perezoso. En mi caso, creo que el problema se debía en parte a factores genéticos, pues casi toda mi familia padece sobrepeso.
Sin embargo, reconozco que para adelgazar, debo mantenerme activo y seguir una dieta estricta.
◼ ¡Despertad! también entrevistó a Wayne, de Oregón (EE.UU.), quien cuenta 38 años de edad. A los 31 pesaba 112 kilos.
Wayne: Mi trabajo era sedentario, y yo no hacía ejercicio. Cuando fui al médico, me dijo que padecía hipertensión y que podría tener complicaciones cardíacas, lo cual me preocupó. Me envió a una dietista, quien me preparó un riguroso programa de ejercicio y me hizo vigilar las porciones en las comidas. Comencé a caminar cinco kilómetros sin parar todos los días y a madrugar para hacer gimnasia. Tuve que reeducarme con respecto a mis hábitos alimentarios. Eliminé la comida basura, decidí consumir menos pan y refrescos, y más frutas y verduras. Ahora peso 80 kilos.
¡Despertad!: ¿Qué beneficios ha observado?
Wayne: Me siento mucho mejor de salud, parece que he vuelto a vivir. Antes era como si estuviera paralizado, oxidado. Otra ventaja es que ya no tengo que tomar los medicamentos para la tensión. Puedo mirar a la gente a los ojos sin sentir que me condenan por mi sobrepeso.
◼ Carlos (nombre ficticio) mide 1,96 metros y alcanzó a pesar 168 kilos.
Carlos: Mi salud era mala y estaba empeorando. Era incapaz de subir las escaleras y me faltaban fuerzas para trabajar (ocupo un puesto de investigación y responsabilidad bastante sedentario). Sabía que debía hacer algo con mi peso, sobre todo después de hablar con el médico, quien me advirtió que podía sufrir un derrame cerebral. Como he visto sus efectos en otras personas, entendí enseguida que tenía que hacer algo al respecto. Mi doctor me dio un programa de ejercicio con una cinta para correr y me mandó una dieta rigurosa. Ahora, un año después, peso 136 kilos, pero todavía debo perder más. La mejoría que ya he notado me convence de que merece la pena el sacrificio. Ya puedo subir por las escaleras y me siento con más energías.
◼ Marta, oriunda de El Salvador, padecía obesidad, pues con una estatura de 1,65 metros pesaba 83 kilos.
Marta: Fui al médico y me dijo que adelgazara de inmediato. Respetaba su opinión profesional, de modo que acudí a la nutricionista que me recomendó, quien me explicó en detalle el régimen que iba a seguir. Asimismo me enseñó a reducir mis porciones y a vigilar lo que comía. Al principio tenía que visitarla cada semana para que viera cómo me iba; luego, una vez al mes. Tanto el médico como la nutricionista me dieron mucho ánimo al ver mi progreso. Conseguí perder 12 kilos. Mantengo mi peso actual en los 68 kilos.
¡Despertad!: ¿Tomaba algún medicamento? ¿Hacía ejercicio?
Marta: No tenía problemas de colesterol, así que no me hizo falta medicación. Con respecto al ejercicio, comencé a caminar a paso ligero todos los días.
¡Despertad!: ¿Qué hacía cuando visitaba a sus amigos y ellos insistían en que comiera más de la cuenta?
Marta: Les decía: “El médico me ha puesto a dieta por mi salud”, y por lo general dejaban de ofrecerme más comida.
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