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Papúa Nueva GuineaAnuario de los testigos de Jehová 2011
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Entre quienes se pusieron de parte de la verdad estaban Raho y Konio Rakatani, Oda Sioni, Geua Nioki y su esposo, Heni Heni, quien había obtenido publicaciones hacía dieciséis años cuando llegó la embarcación Lightbearer. Un grupo de casi treinta personas interesadas asistía a las reuniones que se celebraban en la casa de Heni Heni. “Los hombres se sentaban a un lado de la habitación, y las mujeres en el otro —recuerda Oda Sioni, quien entonces era un jovencito—. Las señoras vestían faldas de paja, no usaban blusa y llevaban coloridos bolsos de hilo donde cargaban a sus bebés. Tras amamantarlos, colgaban los bolsos de las vigas del techo y mecían suavemente a sus pequeños para que se quedaran dormidos.”
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Papúa Nueva GuineaAnuario de los testigos de Jehová 2011
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[Ilustraciones y recuadro de las páginas 83 y 84]
Logré vencer la timidez
ODA SIONI
AÑO DE NACIMIENTO 1939
AÑO DE BAUTISMO 1956
OTROS DATOS Fue el primer precursor originario de Papúa Nueva Guinea. Es precursor especial en la Congregación Hohola Motu, en Port Moresby.
◼ CUANDO mi hermana mayor vio a Tom y Rowena Kitto predicar por los puentes de madera de Hanuabada, me mandó ir a sus reuniones para que averiguara más sobre aquella “nueva religión”. En ese entonces, los hermanos se reunían en la casa de Heni Heni Nioki, un nativo que estudiaba la Biblia.
Por aquel tiempo yo tenía 13 años y era muy tímido. Así que cuando llegué a casa de Heni Heni y vi a unas cuarenta personas reunidas allí, me senté discretamente en la parte de atrás, con la barbilla entre las manos. Seguí asistiendo porque me gustó lo que escuché. Poco después, Heni Heni me pidió que interpretara los discursos de Tom Kitto del inglés al motu, el idioma que hablaba la mayoría de los presentes.
Pasados los años comencé a trabajar en un hospital de la zona con el objetivo de prepararme para ser médico. No obstante, un día me abordó John Cutforth y me dijo con bondad: “Si te haces doctor, podrás ayudar físicamente a las personas, pero si te haces ‘doctor espiritual’, podrás ayudarlas a obtener vida eterna”. Esa misma semana emprendí el precursorado.
Mi primera asignación fue Wau, ciudad en la que ya había estado y donde había encontrado a varias personas interesadas en la verdad. Allí, un hombre llamado Jack Arifeae me invitó a dar una plática en la iglesia luterana, y acepté. Escogí el tema de la ley divina sobre la sangre. Los seiscientos asistentes escuchaban con atención, pues muchos de ellos creían que si tomaban de la sangre de una persona, el espíritu de esta se apoderaría de sus cuerpos. El sacerdote, que estaba furioso, les ordenó que no me hicieran caso. Pero muchos aceptaron lo que oyeron y llegaron a progresar espiritualmente.
Más o menos un año después fui asignado a Manu Manu, a unos 50 kilómetros (30 millas) al noroeste de Port Moresby. Allí conocí a Tom Surau, un jefe local que me pidió que fuera a predicar a su aldea. Después de tres días de estar estudiando la Biblia conmigo, los lugareños decidieron hacer pedacitos la imagen de madera de la virgen María y los arrojaron a un río.
Las personas que vivían río abajo recogieron los restos de la imagen y se los llevaron a los curas de su aldea exclamando: “¡Han matado a la virgen!”. Dos sacerdotes me buscaron para reclamarme. Uno de ellos fue adonde yo estaba y me dio un puñetazo en la cara hiriéndome con su anillo. Cuando la gente salió a defenderme, los dos hombres se fueron corriendo.
Viajé a Port Moresby para que me cosieran la herida y de una vez presenté mi denuncia ante la policía. Aquellos religiosos fueron multados y se les apartó del sacerdocio. Yo volví a la aldea y contribuí a formar un grupo aislado. Está claro que solo con la ayuda de Jehová logré vencer la timidez.
[Ilustración]
Las primeras reuniones se celebraron en la casa de Heni Heni
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