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Papúa Nueva GuineaAnuario de los testigos de Jehová 2011
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En Goroka, en la provincia de Tierras Altas Orientales, una pequeña congregación se reunía en una casa particular. Luego tuvieron un modesto lugar de reunión hecho de maleza. Entonces, en 1967, construyeron un hermoso Salón del Reino con 40 sillas. George Coxsen, quien sirvió en las montañas durante diez años, recuerda: “Yo decía en son de broma: ‘De aquí al Armagedón quizás llenemos el salón’. Pero qué equivocado estaba. Al cabo de un año, la congregación tuvo que dividirse porque ya no cabía la gente”.
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Papúa Nueva GuineaAnuario de los testigos de Jehová 2011
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Más al este, cerca de Kainantu, Norm Sharein dirigía estudios bíblicos a unos cincuenta aldeanos que llegaban todos los días a su cabaña. Posteriormente, Berndt y Erna Andersson —una pareja de precursores— se encargaron de este grupo durante dos años y medio. Erna recuerda: “Aquellas personas casi nunca se bañaban, usaban poca ropa, no sabían leer ni escribir y estaban sumidas en el espiritismo. Aun así, con paciencia y amor, logramos que algunos de ellos memorizaran y explicaran ciento cincuenta textos bíblicos”.
Berndt y Erna se encariñaron con este grupo. “Cuando se supo que nos habían asignado a Kavieng, las mujeres me rodearon y comenzaron a llorar a lágrima viva —dice Erna—. Una a una se acercaban para acariciarme el rostro y los brazos mientras se deshacían en lágrimas. Tuve que retirarme a mi cabaña varias veces para llorar en lo que Berndt trataba de confortarlas, pero estaban inconsolables. Al momento de partir, una multitud bajó corriendo por la montaña detrás de nuestro vehículo, y las mujeres lloraban a mares. Todavía se me hace difícil explicar lo que sentí aquel día. ¡Cuánto anhelamos ver a estos queridos amigos en el nuevo mundo!” Otros precursores dieron continuidad al trabajo de Berndt y Erna, y con el tiempo llegó a haber una hermosa congregación en Kainantu.
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