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    Anuario de los testigos de Jehová 2011
    • NIÑOS QUE HONRAN AL CREADOR

      Muchos niños en Papúa Nueva Guinea han dado buen testimonio al dejarse guiar por su conciencia educada por la Biblia. Por ejemplo, a principios de 1966, una maestra de primaria les advirtió a siete hijos de Testigos que tenían que saludar la bandera durante las ceremonias que se celebrarían la semana siguiente. El momento llegó, y los siete niños rehusaron saludar la bandera frente a unos trescientos estudiantes. Como resultado, fueron expulsados de la escuela, a pesar de que los padres habían solicitado por escrito que se les eximiera de participar. Un anciano de la congregación apeló a las autoridades gubernamentales de Papúa Nueva Guinea y de Australia.

      El 23 de marzo, el administrador australiano de Papúa Nueva Guinea telefoneó a las autoridades escolares y les ordenó que readmitieran a los niños de inmediato. La adoración verdadera había ganado una pequeña victoria legal. Hasta el día de hoy, el gobierno del país respeta el derecho de los estudiantes a no saludar la bandera por razones de conciencia.

      Hay otras maneras en las que Jehová recibe alabanza “de los pequeñuelos y de los lactantes” (Mat. 21:16). Veamos el ejemplo de una niñita de las tierras altas llamada Naomi, cuyos padres, Joe y Helen, no eran Testigos. Cuando tenía tres años, vivió casi un año en Lae con su tía materna, una fiel sierva de Jehová. A menudo, ella llevaba a Naomi a la predicación en una especie de bolsa portabebés que se colgaba al hombro. Gracias a esto y a que le enseñaba las láminas de Mi libro de historias bíblicas, la niña se familiarizó con la esperanza del Reino.

      Un día, viviendo ya con sus padres, Naomi salió de su casa con una de nuestras publicaciones, se paró frente a la puerta y tocó con fuerza. “Entra”, le ordenaron sus padres. La pequeña entró y les dijo: “Hola. Soy testigo de Jehová y vengo a hablarles de la Biblia”. Ellos se miraron con extrañeza, pero Naomi continuó: “La Biblia dice que vendrá un paraíso y que un rey que se llama Jesús nos va a gobernar. Jehová hizo todas las cosas”.

      Joe y Helen se quedaron pasmados. “¿Qué van a pensar los vecinos? —le dijo Joe a su esposa—. No dejes que mañana se vuelva a salir.”

      Al otro día, mientras sus padres estaban sentados fuera de la casa, Naomi comenzó a dar golpes en la pared de su habitación. “¡Ven acá!”, exclamó Joe. La niña salió y dijo: “Hola. Soy testigo de Jehová y vine a predicarles. La gente buena va a vivir para siempre en la Tierra. Pero la gente que se enoja y hace cosas malas no estará en el Paraíso”. Totalmente confundida, Helen se echó a llorar, y Joe se fue furioso a la cama.

      Esa noche le entró curiosidad a Joe, comenzó a hojear su vieja Biblia y de casualidad encontró el nombre Jehová. A la mañana siguiente, en lugar de ir a trabajar, escribió una carta a los Testigos y manejó 40 kilómetros (25 millas) hasta Mount Hagen para dejarla en el Salón del Reino.

      Los hermanos visitaron a los padres de Naomi y comenzaron a impartirles clases bíblicas. Este matrimonio llegó a bautizarse, y Helen tuvo la oportunidad de ayudar a otros estudiantes —tal como los Testigos la ayudaron a ella— a que aprendieran a leer. Todo esto fue posible gracias a las expresiones de alabanza a Jehová que salieron del corazón de una niñita.

  • Papúa Nueva Guinea
    Anuario de los testigos de Jehová 2011
    • [Ilustración de la página 145]

      Algunos de estos niños fueron expulsados de la escuela por no saludar la bandera

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