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ParaguayAnuario de los testigos de Jehová 1998
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Los misioneros aprenden las costumbres locales
Movida por su interés amoroso en el bienestar del rebaño en Paraguay, la sucursal argentina envió a Gwaenydd Hughes para supervisar la obra. Cuando se le invitó a la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower, en 1945, se hicieron planes para enviar al país a Ieuan Davies y su esposa, Delia. Pero debido a la demora en conseguir los documentos necesarios para viajar, llegó primero Hollis Smith, graduado de la escuela de Galaad, quien recibió a los hermanos Davies cuando arribaron a Asunción en una embarcación a fines de 1945. Unos días después, Albert y Angeline Lang, graduados de Galaad también, llegaron en avión. Posteriormente más misioneros fueron asignados allí. Se alquiló un hogar suficientemente grande para alojar a los misioneros y que también servía de lugar de reunión para la congregación local. Todos los misioneros estaban deseosos de servir, pero por supuesto, tenían que familiarizarse con el modo de vivir de la población.
Descubrieron que la gente era muy religiosa, aunque carecía de conocimiento bíblico. Cada pueblo tenía un “santo” patrono, que por lo general se identificaba con la “Virgen María”.
Al irse familiarizando con las costumbres de la gente, los misioneros encontraron que muchas de estas eran atrayentes. En el mercado veían abundantes frutas y verduras, así como a mujeres que llevaban con equilibrio sobre la cabeza cargas pesadas en canastas grandes. En las tiendas había un encaje hecho a mano conocido como ñandutí, tan delicado y fino que se parecía a una telaraña. También se dieron cuenta enseguida de que la gente empezaba a trabajar temprano por la mañana, y al mediodía todo se cerraba para tomar una siesta durante las horas más calurosas del día. Cuando los misioneros fueron a los hogares de las personas para comunicarles el mensaje del Reino, aprendieron que tenían que dar unas palmadas desde la verja y entrar en el patio solo cuando el amo de casa los invitara. No pudieron menos que sentir la amabilidad, la sencillez y el calor de los paraguayos. Pero también tenían que aprender a comunicarse con ellos en su propio idioma, no solo el español, sino también el guaraní.
En abril de 1946, poco después de la llegada de los misioneros, los hermanos Davies fueron asignados nuevamente a la Argentina. Pablo Ozorio Reyes, que solo llevaba unos meses asistiendo a las reuniones, fue nombrado conductor del Estudio de La Atalaya, aunque todavía no estaba bautizado. ¿Por qué se le nombró tan pronto? Porque sabía hablar el idioma y había progresado espiritualmente. Pero afrontó dificultades. El hermano Ozorio escribió más tarde: “Al poco tiempo de ser nombrado conductor del Estudio de La Atalaya, tuve que corregir un comentario equivocado que alguien había ofrecido. El que hizo el comentario se enfureció y me desafió a pelear con él allí mismo. Por supuesto, no lo hice, y un misionero ayudó a tranquilizarlo. No hay nada mejor que tener una responsabilidad que nos ayude a madurar”. Lamentablemente, con el tiempo esta persona de temperamento explosivo abandonó el servicio de Jehová.
Se edifica la organización
Antes de que terminara el año 1946, fue necesario conseguir unas instalaciones más amplias que fueran el centro de las actividades teocráticas. Habían llegado seis misioneros más: William y Fern Schillinger, y otros cuatro. Se alquiló una casa con un patio grande en la avenida Mariscal López. Estaba ubicada justo enfrente del Ministerio de Defensa. El rótulo grande que anunciaba “Salón del Reino” se colocó en la verja delantera para que lo vieran todos los que tuvieran relación con el departamento militar del gobierno.
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ParaguayAnuario de los testigos de Jehová 1998
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William Schillinger fue misionero en Paraguay por cuarenta años, hasta su muerte
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