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Las redes sociales | Parte 1: ¿Deberían mis hijos usar redes sociales?Ayuda para las familias
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Las redes sociales | Parte 1: ¿Deberían mis hijos usar redes sociales?
Según una encuesta, el 97 % de los adolescentes dijeron que usan redes sociales. Y su hijo, ¿tiene ganas de unirse al club de las redes? Si es así, hay algunas cosas que debería tener en cuenta.
En este artículo analizaremos lo siguiente:
¿Cuánto tiempo le va a dedicar su hijo a las redes sociales?
Según el sitio web HelpGuide, “las redes sociales están diseñadas para robar tu atención, para que siempre estés conectado y para que estés todo el tiempo pegado a la pantalla de tu dispositivo, pendiente de las últimas notificaciones”.
“Mi intención es solo pasar unos minutos en las redes sociales. Pero, sin querer, acabo pasando horas viendo todo lo que se ha publicado. Es superdifícil soltar el teléfono y ponerse a hacer algo más productivo” (Lynne, de 20 años).
Pregúntese: ¿Será mi hijo capaz de controlarse y seguir las normas que le ponga para usar las redes sociales? ¿Tiene la madurez necesaria para ponerse sus propios límites y respetarlos?
Texto bíblico clave: “Tengan muchísimo cuidado de no comportarse como tontos, sino como sabios, aprovechando el tiempo de la mejor manera” (Efesios 5:15, 16).
Permitir que su hijo use las redes sociales sin una guía es como dejarle que monte a caballo sin haberle enseñado.
¿Qué concepto tendrá su hijo de las amistades?
El término redes sociales da a entender que uno puede estar conectado con amigos o con gente que conoce, pero muchas veces esos no son amigos de verdad.
“Me he dado cuenta de que muchos jóvenes piensan que cuantos más seguidores o más ‘me gusta’ tengan, más personas se preocupan por ellos, aunque no los conozcan. Pero eso es un error” (Patricia, de 17 años).
Pregúntese: ¿Tiene mi hijo la madurez necesaria para entender que no es importante ser popular en las redes sociales? ¿Sabe hacer amigos en la vida real?
Texto bíblico clave: “El verdadero amigo ama en todo momento y es un hermano en tiempos de angustia” (Proverbios 17:17).
¿Cómo le afectará emocionalmente a su hijo?
Los expertos han descubierto que el uso excesivo de las redes sociales muchas veces produce sentimientos de soledad, ansiedad e incluso depresión.
“No es agradable ver fotos de tus amigos cuando salen con otros amigos tuyos, pero sin ti” (Serena, de 19 años).
Pregúntese: ¿Tendrá mi hijo la madurez necesaria para no volverse egocéntrico, competitivo, o para que no le afecte demasiado lo que publican los demás en las redes sociales?
Texto bíblico clave: “No nos volvamos egocéntricos, fomentando competencias entre unos y otros y envidiándonos unos a otros” (Gálatas 5:26).
¿Qué hará su hijo en internet?
Las redes sociales pueden ser una puerta abierta para el ciberacoso, el sexteo y la pornografía. Aunque su hijo no quiera meterse en este tipo de cosas, podría exponerse a ellas.
“En las redes sociales se dicen malas palabras y hay mucha música sucia y vulgar. Me he dado cuenta de que, hasta cuando se publica algo que en principio es bueno, es muy fácil que la cosa acabe mal” (Linda, de 23 años).
Pregúntese: ¿Tiene mi hijo la madurez necesaria para ser un buen ciudadano digital, es decir, para usar internet de manera responsable? Si se encuentra con algo inmoral, ¿tendrá la suficiente fuerza de voluntad para rechazarlo de plano?
Texto bíblico clave: “Que la inmoralidad sexual, cualquier clase de impureza o la codicia ni siquiera se mencionen entre ustedes […]. Que tampoco haya comportamiento vergonzoso ni palabras insensatas ni bromas obscenas” (Efesios 5:3, 4).
¿Son necesarias las redes sociales?
Nadie necesita las redes sociales para vivir, ni siquiera para ser feliz o llevar una vida cómoda. Muchos jóvenes son felices sin redes sociales, y eso que algunos antes las usaban pero luego decidieron dejarlas.
“Vi cuánto le afectaron las redes sociales a mi hermana, y por eso decidí dejar de usarlas. Desde entonces, siento que soy más feliz y que disfruto más de la vida” (Nathan, de 17 años).
En pocas palabras: Antes de permitirle a su hijo usar redes sociales, asegúrese de que tiene la madurez necesaria para tener amistades sanas, para evitar el contenido inmoral y para respetar los límites y no dedicarles demasiado tiempo.
Texto bíblico clave: “El prudente mide bien todos sus pasos” (Proverbios 14:15).
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Las redes sociales | Parte 2: Enséñele a su hijo adolescente a usar con seguridad las redes socialesAyuda para las familias
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Las redes sociales | Parte 2: Enséñele a su hijo adolescente a usar con seguridad las redes sociales
Muchos padres no dejan que sus hijos adolescentes usen redes sociales por los riesgos que conllevan. Pero, si usted sí le permite a su hijo usarlas, ¿cómo puede ayudarlo a evitar los peligros? ¿Cómo puede enseñarle a ser un buen ciudadano digital, es decir, a usar internet de manera responsable?
En este artículo veremos lo siguiente:
Las prioridades de su hijo
Lo que debe saber: Como las redes sociales son adictivas, quizás tenga que ayudar a su hijo adolescente a controlar el tiempo que les dedica.
Texto bíblico clave: “Que se aseguren de qué cosas son las más importantes” (Filipenses 1:10).
Piense en esto: ¿Interfieren las redes sociales con el descanso de su hijo, las tareas escolares o la vida de familia? Muchos investigadores dicen que los adolescentes necesitan unas nueve horas de sueño cada noche. Pero es probable que los que pasan varias horas al día en las redes sociales duerman menos de siete horas.
Lo que puede hacer: Hable con su hijo de las actividades que deben ser prioritarias y de las razones por las que es bueno limitar el tiempo que pasa en las redes sociales. Póngale normas razonables, como, por ejemplo, no utilizar dispositivos electrónicos en su cuarto a la hora de dormir. La idea es que usted lo ayude a desarrollar autocontrol, una cualidad que le será muy útil cuando sea adulto (1 Corintios 9:25).
La salud emocional de su hijo
Lo que debe saber: Ver las selfis retocadas y los videos de los mejores momentos de las vidas de sus amigos puede hacer que un joven tenga sentimientos de soledad, ansiedad y depresión.
Texto bíblico clave: “Líbrense de todo tipo de […] envidia” (1 Pedro 2:1).
Piense en esto: Cuando su hijo usa las redes, ¿se siente mal al comparar su apariencia o su imagen corporal con la de otros? ¿Le parece que todo el mundo lleva vidas emocionantes mientras él se muere de aburrimiento?
Lo que puede hacer: Hable con su hijo de lo peligroso que es compararse. Y recuerde que esto les puede afectar más a las chicas que a los chicos, porque para ellas suelen ser más importantes las relaciones personales y la imagen corporal. Incluso puede recomendarle a su hijo o a su hija que, de vez en cuando, se tome unas vacaciones de las redes. Un joven llamado Jacob comenta: “Borré la aplicación de la red social por un tiempo, y eso me ayudó a cambiar mis prioridades y también la forma en que me veo a mí mismo y a los demás”.
El comportamiento en línea de su hijo
Lo que debe saber: Se dice que estar en las redes sociales es como exhibir tu vida delante de muchos espectadores. Como todo el mundo puede ver lo que uno hace, es muy fácil que surjan conflictos y malentendidos.
Texto bíblico clave: “Líbrense de todo amargo rencor, furia, ira, gritería y palabras hirientes […]. Más bien, sean bondadosos unos con otros” (Efesios 4:31, 32).
Piense en esto: ¿Han hecho las redes sociales que su hijo se enrede en chismes y discusiones o que haga comentarios poco amables?
Lo que puede hacer: Enséñele a su hijo a demostrar buenos modales cuando esté en internet. El libro Niños conectados (de Martin Kutscher, traducido por José Pérez Escobar) dice: “Forma parte de nuestra tarea como padres enseñar explícitamente que la crueldad no es aceptable en ningún entorno —ya sea en el mundo virtual o en el mundo físico real—”.
Recuerde que las redes sociales no son una necesidad básica y que no todos los padres dejan que sus hijos adolescentes las usen. Si usted sí le permite a su hijo usarlas, haría bien en asegurarse de que tiene la madurez necesaria para controlar el tiempo que pase en ellas, tener amistades sanas y evitar los contenidos inapropiados.
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