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¿Éxito a toda costa?La Atalaya 1988 | 15 de agosto
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Jesús también dijo: “Dejen de acumular para sí tesoros sobre la tierra [...] Porque donde está tu tesoro, allí también estará tu corazón [...] No pueden ustedes servir como esclavos a Dios y a las Riquezas”. (Mateo 6:19-24.) ¿Siguen ese consejo los padres que orientan a sus hijos principalmente hacia metas materiales y carreras mundanas? ¿Vale el énfasis en el éxito mundano el costo de que ellos abandonen la verdad y adopten estilos de vida anticristianos? ¿Vale la pena que sus hijos sacrifiquen su vida espiritual, o siquiera que la pongan en peligro, por “tesoros sobre la tierra”? Muchas veces sucede que al fin los padres que hacen esto se ‘acribillan a sí mismos con los muchos dolores’ de la preocupación por sus hijos y del pesar que les viene cuando los pierden, espiritualmente y a veces físicamente.
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¿Éxito a toda costa?La Atalaya 1988 | 15 de agosto
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Jesús también dijo: “Dejen de acumular para sí tesoros sobre la tierra [...] Porque donde está tu tesoro, allí también estará tu corazón [...] No pueden ustedes servir como esclavos a Dios y a las Riquezas”. (Mateo 6:19-24.) ¿Siguen ese consejo los padres que orientan a sus hijos principalmente hacia metas materiales y carreras mundanas? ¿Vale el énfasis en el éxito mundano el costo de que ellos abandonen la verdad y adopten estilos de vida anticristianos? ¿Vale la pena que sus hijos sacrifiquen su vida espiritual, o siquiera que la pongan en peligro, por “tesoros sobre la tierra”? Muchas veces sucede que al fin los padres que hacen esto se ‘acribillan a sí mismos con los muchos dolores’ de la preocupación por sus hijos y del pesar que les viene cuando los pierden, espiritualmente y a veces físicamente.
El amor a las riquezas es un amo exigente. Demanda el tiempo, las fuerzas y las aptitudes de la gente; y ahoga la devoción piadosa. Por lo general lleva a las personas a seguir buscando riqueza y prestigio mundano, y las va alejando cada vez más de la fe. Sí, la Biblia tiene razón cuando dice: “Un simple amador de la plata no estará satisfecho con plata, ni ningún amador de la riqueza con los ingresos”. (Eclesiastés 5:10.)
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