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  • Fije límites claros
    ¡Despertad! 2012 | noviembre
    • 4 Fije límites claros

      Sea firme y cumpla su palabra

      “Criar hijos sola no es fácil, sobre todo cuando llegan a la adolescencia y sienten la presión del mundo para rebelarse.” (DULCE, DE SUDÁFRICA)

      El desafío.

      La Biblia predijo que en “los últimos días” los hijos serían “desobedientes a los padres” (2 Timoteo 3:1, 2).

      Sugerencias.

      Tome en cuenta que, como dice la educadora Maite Vallet, “el niño necesita orden para realizar su proyecto de vida. El orden en su horario y en su entorno le proporciona seguridad”. Barry G. Ginsberg, psicólogo infantil y familiar, explica que, “cuando existen límites claros, las relaciones mejoran y causan menos estrés”. Luego apunta: “Cuanto más claros sean los límites, cuanto mejor expresados estén, más armoniosa será la vida familiar”. ¿Qué puede usted hacer en este campo?

      Sea firme y cumpla su palabra (Mateo 5:37). En Australia, un estudio reveló que cuando los padres son incapaces de decir no a sus hijos y ceden vez tras vez a sus demandas, estos suelen portarse mal. Bien dice la Biblia: “Un hijo [o hija] sin disciplina avergüenza a su madre” (Proverbios 29:15, Nueva Traducción Viviente).

      Aunque tenga sentimientos de culpa por la situación en la que se encuentra, no sea permisivo. Yasmin reconoce: “En ocasiones, mi primera reacción es compadecer a mis dos hijos porque no tienen a su padre en casa”. Como veremos más adelante, Yasmin no dejó que sus sentimientos —perfectamente naturales⁠— le impidieran actuar con sensatez.

      Sea constante. Una revista asegura: “Una clave para prevenir problemas emocionales y de conducta en los hijos es ser predecible y constante al aplicar la disciplina” (American Journal of Orthopsychiatry). “Mis hijos saben qué disciplina recibirán, pues he hablado con ellos del tema —dice Yasmin⁠—. Cuando se portan mal, trato de reaccionar siempre de la misma manera. Claro, he aprendido a escucharlos primero y luego explicarles con calma cómo afectó a la familia su conducta. Solo después de eso aplico la disciplina que acordamos en un principio.”

      Sea razonable y nunca los discipline en un momento de ira. Es cierto que hay que ser firme, pero también hay que ser flexible cuando el caso lo merece. “La sabiduría de arriba”, es decir, la que Dios da, es razonable (Santiago 3:17). La persona razonable no se precipita ni se deja llevar por la cólera; tampoco aplica las reglas estrictamente y sin compasión. Primero piensa y quizás hasta ora a Dios sobre el asunto. Eso le permite tranquilizarse y actuar como corresponde según el caso.

      Si usted es firme, constante y razonable, y da un buen ejemplo, podrá establecer límites que harán de su hogar un verdadero refugio para sus hijos.

  • Inculque valores morales en sus hijos
    ¡Despertad! 2012 | noviembre
    • 5 Inculque valores morales en sus hijos

      Los padres sabios inculcan en sus hijos los sanos valores de la Biblia

      “Antes no seguía los principios bíblicos, así que se me hacía muy difícil educar a mis hijos. Pero ahora es mucho más fácil: ahora tengo la Biblia.” (ELIZABETH, DE SUDÁFRICA)

      El desafío.

      La presión de los compañeros en la escuela y el aumento de la inmoralidad en el mundo producen un poderoso efecto negativo en las familias. Para contrarrestarlo, los niños necesitan valores sanos por los cuales regirse; de otro modo es muy poco probable que lleguen a ser adultos responsables, educados y con principios.

      Sugerencias.

      Un gran número de padres solos —incluidos los que hemos citado en esta serie de artículos⁠— han buscado orientación en la Biblia, pues reconocen que contiene la inigualable sabiduría de Dios. Piense, por ejemplo, en lo que dicen las Escrituras sobre el más importante de los principios: mostrar amor sincero.

      “El amor es sufrido y bondadoso. El amor no es celoso, no se vanagloria, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se siente provocado. No lleva cuenta del daño. No se regocija por la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Todas las cosas las soporta, [...] todas las espera, todas las aguanta. El amor nunca falla.” (1 Corintios 13:4-8.)

      Cuando los padres tienen esa clase de amor, los hijos se desarrollan a plenitud. Colette escribió: “Constantemente les decía a mis hijos que los quería, que los veía como regalos de Dios y que por eso necesitaba cuidarlos bien. Por su parte, ellos tenían que ser amables y respetuosos conmigo y con su padre [que no tenía la custodia]. Estos principios me ayudaron a crear un ambiente de confianza y respeto en nuestro hogar” (Salmo 127:3).

      Anna escribió: “Cuando mis hijos discuten, les recuerdo lo que Jesús dijo: tenemos que hacer a los demás lo que queremos que nos hagan a nosotros” (Mateo 7:12). Roberto vive un problema que es muy común entre los padres solos. Él comenta: “Los hijos tienen ante sí dos conjuntos distintos de valores: los de un padre y los del otro. En mi caso, sé que cuando tengo que hacer respetar los principios bíblicos, dejo de ser el padre favorito”. Además señala: “Quizás el otro les haga regalos a los niños con la intención de ganárselos. Pero aunque la presión por entrar en ese juego es difícil de resistir, lo mejor es ayudarles a comprender que lo que uno les está inculcando tiene más valor”.

      No siempre es fácil vivir a la altura de las normas bíblicas, pero los resultados valen la pena. Sara, una madre sola de Sudáfrica, dice: “Me da un gusto enorme haber seguido la guía de Dios al criar a mis hijos. Sí, es cierto que tuvimos nuestras dificultades, pero él siempre nos tendió la mano”.

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