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En busca de la paz con toda persona¡Despertad! 1986 | 8 de diciembre
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La religión tuvo mucho que ver con la naturaleza bélica de los vikingos. Ellos creían que solo muriendo en batalla podrían entrar en Valhala, el supuesto paraíso de los vikingos. Se decía que se hallaba en la morada de sus dioses, prominente entre ellos, Odín, el dios de la batalla y la muerte. De esta manera la religión vikinga fomentaba un espíritu guerrero. Una fuente de consulta la llamó una “religión bañada en sangre”.
Me molestaba que la religión pudiera ser promotora de violencia. Como resultado de esto, frecuentemente me preguntaba si algún día sería posible que la gente de todas las diferentes nacionalidades y religiones vivieran en paz. ¿Tendría la historia que continuar repitiéndose con los frecuentes arrebatos de odio, guerra y muerte violenta, mucho de lo cual promovía, apoyaba, o por lo menos condonaba la religión?
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En busca de la paz con toda persona¡Despertad! 1986 | 8 de diciembre
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La identidad de la mujer
¿Qué hay de la mujer sentada sobre la extraña bestia salvaje que recuerdo haber visto en aquel programa hace 14 años? Pues bien, Revelación 17:18 declara: “La mujer que viste significa la gran ciudad que tiene un reino sobre los reyes de la tierra”. Y en esa “ciudad”, Revelación 18:24 explica que “se halló la sangre [...] de todos los que han sido degollados en la tierra”.
¿Quién era esa mujer? La sorprendente respuesta es que ¡ella representaba al imperio mundial de la religión falsa! Pero, ¿cómo podrían las religiones del mundo, a las cuales generalmente se les considera como una fuerza en pro del bien, ser responsables de tales terribles delitos? Decidí investigar esto por mi propia cuenta. Aunque irónico, fueron las declaraciones hechas por líderes religiosos lo que quitó de mí toda clase de dudas. No solo los vikingos habían sido extraviados por la religión falsa, sino también, ¡las naciones de nuestro siglo XX!
Por ejemplo, durante la I Guerra Mundial el arzobispo de Colonia, Alemania, dijo a los soldados alemanes: “Les ordenamos en el nombre de Dios a que luchen hasta la última gota de sangre por el honor y la gloria de la patria”. En el otro bando, el obispo de Londres, Inglaterra, instó: “Maten alemanes, mátenlos [...] Tal como he dicho mil veces, considero esta guerra como una guerra a favor de la pureza, y a todo el que muera en ella como a un mártir”.
Por eso, en tiempo de guerra, católicos han matado a católicos y protestantes a protestantes, mostrando así que no eran cristianos genuinos, pues Jesucristo dijo a sus seguidores: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí”. (Juan 13:35.) El amor que observé entre los testigos de Jehová en la asamblea de Estocolmo y que tienen por todo el mundo, prescindiendo de la nacionalidad, los identifica como verdaderos discípulos de Jesús. Ellos nunca irían a la guerra ni les quitarían la vida a compañeros cristianos ni a ninguna otra persona. La Biblia muestra claramente que los hijos de Dios no se matan unos a otros. (1 Juan 3:10-12.)
De ese modo aprendí que las religiones de este mundo jamás podrían ser la fuerza impulsora tras la paz internacional. Ellas apoyan a un mundo dividido y guerrero que Dios ha ‘pesado en la balanza y lo ha hallado deficiente’, un mundo que dentro de poco será triturado y puesto fuera de existencia, junto con sus partidarios religiosos. (Daniel 2:44; 5:27.) Por otra parte, los testigos de Jehová no solo creen en lo que Jesús enseñó, sino que en realidad lo practican. Forman realmente una verdadera hermandad internacional en la que existen paz y unidad genuinas. La religión sí puede ser una fuerza en pro de la paz, pero no las religiones de este mundo.
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