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“El espíritu mismo da testimonio”La Atalaya (estudio) 2020 | enero
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En Pentecostés, Jehová derramó su espíritu santo de una manera impactante sobre un grupo de unos 120 discípulos. (Vea los párrafos 1 y 2).
1, 2. ¿Qué impactante suceso ocurrió el día del Pentecostés del año 33?
ERA el día del Pentecostés del año 33. Era un domingo por la mañana, y en Jerusalén había unos 120 discípulos reunidos en el cuarto de arriba de una casa (Hech. 1:13-15; 2:1). Unos días antes, Jesús les había ordenado que se quedaran en la ciudad porque iban a recibir algo especial (Hech. 1:4, 5). ¿Qué fue lo que pasó?
2 “De repente se oyó un ruido desde el cielo, como el de una fuerte ráfaga de viento, y llenó toda la casa”. Entonces, los discípulos “vieron aparecer algo similar a lenguas de fuego” sobre sus cabezas, y “todos se llenaron de espíritu santo” (Hech. 2:2-4). Así, de esta manera tan impactante, Jehová derramó su espíritu santo sobre aquellos discípulos (Hech. 1:8). Fueron los primeros en ser ungidos por espíritu santob y en recibir la oportunidad de gobernar con Jesús en el cielo.
¿QUÉ PASA CUANDO ALGUIEN ES UNGIDO?
3. ¿Por qué estaban aquellos cristianos convencidos de que habían sido ungidos por espíritu santo?
3 Si usted fuera uno de esos discípulos, nunca olvidaría lo que había sucedido ese día. Algo que parecía una lengua de fuego se le había posado sobre la cabeza, y usted había empezado a hablar en lenguas (Hech. 2:5-12). Seguro que estaría totalmente convencido de que había sido ungido por espíritu santo. Pero ¿unge Dios a los elegidos siempre de una manera impactante y siempre en el mismo momento de sus vidas? No. ¿Por qué lo sabemos? Veamos.
4. En el siglo primero, ¿recibieron todos los ungidos la llamada celestial en el mismo momento de sus vidas? Explique.
4 Analicemos primero el momento en que alguien es ungido por espíritu santo. Ese grupo de unos 120 cristianos no fueron los únicos que fueron ungidos por espíritu santo en el Pentecostés del año 33. Más tarde, ese mismo día, otras 3.000 personas recibieron el espíritu santo que Jesús había prometido. En el caso de ellos, fueron ungidos cuando se bautizaron (Hech. 2:37, 38, 41).
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