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  • El aguante en las pruebas alaba a Jehová
    La Atalaya 2003 | 1 de octubre
    • [Ilustraciones y recuadro de la página 15]

      Cómo afrontaron la persecución

      • Antes de que los soldados de Herodes llegaran a Belén para matar a todos los niños varones menores de dos años, José y María huyeron con Jesús a Egipto siguiendo la guía angélica (Mateo 2:13-16).

      • Debido al vigoroso testimonio que Jesús dio durante su ministerio, muchas veces sus enemigos trataron de matarlo, pero él siempre los eludió (Mateo 21:45, 46; Lucas 4:28-30; Juan 8:57-59).

      • Cuando los soldados y oficiales fueron al jardín de Getsemaní para arrestar a Jesús, él se identificó sin rodeos y en dos ocasiones les dijo: “Soy yo”. Incluso impidió a sus discípulos que opusieran resistencia y dejó que la turba se lo llevara (Juan 18:3-12).

      • En Jerusalén, a Pedro y a otros cristianos se les arrestó, azotó y ordenó que dejaran de hablar sobre Jesús. Sin embargo, en cuanto se les puso en libertad “se fueron” y “todos los días en el templo, y de casa en casa, continuaban sin cesar enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús” (Hechos 5:40-42).

      • Cuando Saulo, quien posteriormente se convirtió en el apóstol Pablo, se enteró del complot que tramaban los judíos de Damasco para acabar con él, los hermanos lo descolgaron de noche en una cesta por una abertura del muro de la ciudad, y así pudo escapar (Hechos 9:22-25).

      • Años más tarde, Pablo decidió apelar a César, aunque ni el gobernador Festo ni el rey Agripa hallaron en él “nada que mere[ciera] muerte o cadenas” (Hechos 25:10-12, 24-27; 26:30-32).

  • El aguante en las pruebas alaba a Jehová
    La Atalaya 2003 | 1 de octubre
    • Fieles ante las pruebas

      3. ¿Qué ejemplos bíblicos de personas que afrontaron la persecución podría usted relatar? (Véase en la página siguiente el recuadro “Cómo afrontaron la persecución”.)

      3 En la Biblia hallamos numerosos relatos que muestran la reacción de siervos de Dios de la antigüedad ante situaciones en las que su vida se vio amenazada. Sus diversos modos de actuar sirven de guía a los cristianos de hoy en caso de que alguna vez tengan que afrontar pruebas similares. Lea los relatos del recuadro “Cómo afrontaron la persecución” y procure ver qué lecciones puede extraer.

      4. ¿Qué puede decirse sobre el proceder de Jesús y otros siervos fieles de Dios frente a las pruebas?

      4 Aunque Jesús y otros fieles siervos de Dios respondieron a la persecución de distintas maneras, dependiendo de las circunstancias, está claro que no arriesgaron la vida innecesariamente. Cuando se hallaron en peligro, fueron valientes, pero también cautelosos (Mateo 10:16, 23). Su objetivo era fomentar la predicación y mantenerse íntegros para con Jehová. Su conducta ante diversas situaciones sirve de modelo a los cristianos que hoy afrontan pruebas y persecución.

      5. ¿Qué persecución se desató en Malaui en la década de 1960, y cómo actuaron los Testigos de ese país?

      5 En tiempos modernos, los siervos de Jehová han sufrido a menudo condiciones y privaciones extremas causadas por guerras, proscripción o persecución directa. Por ejemplo, a los testigos de Jehová de Malaui se les persiguió con crueldad en la década de 1960. Sus Salones del Reino, hogares, fuentes de alimentos y negocios —prácticamente todo lo que poseían— fueron destruidos. Recibieron palizas y atravesaron otras horribles experiencias. ¿Qué hicieron ante aquello? Miles tuvieron que huir de sus aldeas. Muchos se escondieron en el bosque, mientras que otros se refugiaron temporalmente en el vecino país de Mozambique. Si bien numerosos hermanos fieles perdieron la vida, otros optaron por huir de la zona de peligro, lo que en aquellas circunstancias parecía razonable. De ese modo siguieron el precedente que fijaron Jesús y Pablo.

      6. ¿Qué siguieron haciendo los Testigos de Malaui pese a la cruel persecución?

      6 Aun cuando los hermanos de Malaui tuvieron que mudarse o esconderse, buscaron y siguieron la guía teocrática y llevaron a cabo las actividades cristianas en la clandestinidad lo mejor que pudieron. ¿Con qué resultado? En 1967, justo antes de la proscripción, lograron un máximo de 18.519 publicadores del Reino. En 1972, a pesar de que la proscripción seguía en vigor y de que muchos habían huido a Mozambique, se alcanzó otro máximo de 23.398. Como promedio, cada mes dedicaron más de dieciséis horas al ministerio. No cabe duda de que sus actos alabaron a Jehová, y él bendijo a aquellos hermanos leales en esos tiempos extremadamente difíciles.a

      7, 8. ¿Qué razones impulsan a algunos a no huir aunque la oposición les cause problemas?

      7 Por otro lado, en países donde la oposición causa dificultades a los hermanos, estos quizás opten por no marcharse aunque puedan hacerlo. Mudarse tal vez solucione ciertos problemas, pero es posible que también les provoque otros. Por ejemplo, ¿podrán mantenerse en contacto con la hermandad cristiana y no quedar aislados espiritualmente? ¿Podrán seguir con su programa de actividades espirituales teniendo que luchar por establecerse en un nuevo lugar, tal vez en un país más rico o con mayores oportunidades de prosperar en sentido económico? (1 Timoteo 6:9.)

      8 La razón por la que otros deciden no marcharse es su preocupación por el bienestar espiritual de sus hermanos. Eligen quedarse y afrontar la situación a fin de seguir predicando en su propio territorio y estimular a sus hermanos en la fe (Filipenses 1:14). En algunos casos, tal proceder les ha permitido desempeñar un papel importante en victorias legales conseguidas en su país.b

      9. ¿Qué factores deben evaluarse al decidir si quedarse o marcharse en tiempos de persecución?

      9 ¿Quedarse, o marcharse? No cabe duda de que esta es una decisión personal que, por supuesto, solo debe tomarse después de orar pidiendo la guía de Jehová. No obstante, prescindiendo de lo que escojamos, debemos recordar estas palabras del apóstol Pablo: “Cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios” (Romanos 14:12). Como vimos antes, lo que Jehová requiere de todos nosotros sus siervos es que permanezcamos fieles en cualquier circunstancia. Algunos afrontamos pruebas y persecución hoy día, y otros tal vez las afrontemos en el futuro. Lo cierto es que a todos se nos someterá a prueba de un modo u otro, y nadie debe esperar ser la excepción (Juan 15:19, 20). Los siervos dedicados de Dios no podemos eludir la cuestión universal relacionada con la santificación del nombre de Jehová y la vindicación de su soberanía (Ezequiel 38:23; Mateo 6:9, 10).

      “No devuelvan mal por mal a nadie”

      10. ¿Qué importante precedente sentaron para nosotros Jesús y los apóstoles en cuanto a soportar las presiones y la oposición?

      10 Otro principio importante que podemos aprender de la forma en que Jesús y sus apóstoles reaccionaron ante las presiones es que jamás debemos tomar represalias contra quienes nos persiguen. En ningún lugar de la Biblia encontramos la menor indicación de que Jesús o sus discípulos formaran algún tipo de movimiento de resistencia o recurrieran a la fuerza para combatir a sus perseguidores. Al contrario, el apóstol Pablo aconsejó a los cristianos: “No devuelvan mal por mal a nadie. [...] No se venguen, amados, sino cédanle lugar a la ira; porque está escrito: ‘Mía es la venganza; yo pagaré, dice Jehová’”. Además, recomendó: “No te dejes vencer por el mal, sino sigue venciendo el mal con el bien” (Romanos 12:17-21; Salmo 37:1-4; Proverbios 20:22).

      11. Según cierto historiador, ¿qué actitud para con el Estado tuvieron los primeros cristianos?

      11 Los primeros cristianos tomaron a pecho aquel consejo. En su libro The Early Church and the World (La Iglesia primitiva y el mundo), el historiador Cecil J. Cadoux expone así la actitud de los cristianos para con el Estado entre los años 30 y 70 E.C.: “No existen pruebas claras de que los cristianos de ese período combatieran la persecución mediante el uso de la fuerza. A lo sumo, dirigieron enérgicas censuras a los gobernantes o les causaron frustración al ser tan escurridizos. Sin embargo, la respuesta normal de los cristianos a la persecución oficial no iba más allá de su serena pero firme negativa a acatar las órdenes que, a su juicio, estuvieran en pugna con la obediencia a Cristo”.

      12. ¿Por qué es preferible aguantar el sufrimiento en vez de tomar represalias?

      12 ¿Es práctica esta aparente pasividad? ¿No nos convierte en presa fácil de quienes se empeñan en eliminarnos? ¿No sería preferible defendernos? Desde una óptica humana, así podría parecer. No obstante, los siervos de Jehová sabemos que seguir las instrucciones divinas es siempre lo mejor. Recordamos estas palabras de Pedro: “Si, cuando están haciendo lo bueno y sufren, lo aguantan, esto es algo que agrada a Dios” (1 Pedro 2:20). Tenemos plena confianza en que Jehová está muy al tanto de la situación y no la tolerará indefinidamente. ¿Por qué estamos tan seguros de ello? Pues bien, él dirigió estas palabras a su pueblo cautivo en Babilonia: “El que los toca a ustedes está tocando el globo de mi ojo” (Zacarías 2:8). ¿Por cuánto tiempo permitiría alguien que le tocaran el ojo? Jehová intervendrá en su debido momento. De eso no cabe la más mínima duda (2 Tesalonicenses 1:5-8).

      13. ¿Por qué no ofreció Jesús ninguna resistencia cuando sus enemigos lo arrestaron?

      13 A este respecto podemos aprender de Jesús, nuestro modelo. Si permitió que sus enemigos lo arrestaran en el jardín de Getsemaní, no fue porque no pudiera defenderse. De hecho, dijo a uno de sus discípulos: “[¿]Crees que no puedo apelar a mi Padre para que me suministre en este momento más de doce legiones de ángeles? En tal caso, ¿cómo se cumplirían las Escrituras en el sentido de que tiene que suceder de esta manera?” (Mateo 26:53, 54). El cumplimiento de la voluntad de Jehová era lo más importante para Jesús, incluso si ello implicaba que él tuviera que sufrir. Tenía plena confianza en las palabras del salmo profético de David: “No dejarás mi alma en el Seol. No permitirás que el que te es leal vea el hoyo” (Salmo 16:10). Años más tarde, el apóstol Pablo escribió lo siguiente acerca de Jesús: “Por el gozo que fue puesto delante de él aguantó un madero de tormento, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:2).

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