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  • “Aprendan de mí”
    La Atalaya 2001 | 15 de diciembre
    • La diferencia entre Jesús y los fariseos

      10. ¿Por qué es provechoso analizar el relato de Jesús y la mujer en casa de Simón?

      10 ¿Qué aprendemos de este gráfico relato? ¿Verdad que nos conmueve? De haberse hallado usted en casa de Simón, ¿cómo se habría sentido? ¿Habría reaccionado como Jesús, o de forma algo semejante a la de su anfitrión fariseo? Jesús era el Hijo de Dios, así que nosotros no podemos sentir ni actuar exactamente como él. Por otra parte, es fácil que la idea de parecernos a Simón no nos atraiga demasiado, pues pocos se enorgullecerían de ser farisaicos.

      11. ¿Por qué no quisiéramos que se nos catalogara como fariseos?

      11 Del análisis de las pruebas bíblicas y seglares se desprende que los fariseos tenían un elevado concepto de sí mismos, creyéndose guardianes del bien público y del bienestar de la nación. En esencia, la Ley de Dios era clara, fácil de entender, pero eso no los contentaba. Siempre que la consideraban imprecisa, procuraban rellenar las aparentes lagunas con normas concretas que suprimían toda necesidad de emplear la conciencia. Aquellos dirigentes religiosos trataron de formular preceptos que gobernaran hasta las situaciones más triviales.a

      12. ¿Cómo se consideraban a sí mismos los fariseos?

      12 Josefo, historiador judío del siglo primero, deja patente que los fariseos se creían bondadosos, amables, justos y totalmente cualificados para sus funciones. Es muy probable que algunos de ellos se acercaran bastante a ese ideal. Quizá nos venga a la memoria el nombre de Nicodemo (Juan 3:1, 2; 7:50, 51). Con el tiempo, algunos abrazaron el cristianismo (Hechos 15:5). El apóstol cristiano Pablo se refirió a ciertos judíos, entre ellos los fariseos, cuando escribió: “Tienen celo por Dios; mas no conforme a conocimiento exacto” (Romanos 10:2). Sin embargo, los Evangelios los presentan tal como los veía la gente común: orgullosos, arrogantes, engreídos, criticones, severos y despectivos.

      El punto de vista de Jesús

      13. ¿Qué dijo Jesús sobre los fariseos?

      13 Jesús censuró la hipocresía de los escribas y fariseos: “Atan cargas pesadas y las ponen sobre los hombros de los hombres, pero ellos mismos ni con el dedo quieren moverlas”. En efecto, imponían al pueblo una carga gravosa, un yugo difícil de llevar. Jesús llegó a calificarlos de “necios”. Una persona necia representa una amenaza para la comunidad. También los llamó “guías ciegos”, y afirmó que habían “desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber: la justicia y la misericordia y la fidelidad”. ¿Quién desearía que Jesús lo considerara farisaico? (Mateo 23:1-4, 16, 17, 23.)

      14, 15. a) ¿Qué revela respecto al proceder de los fariseos la forma en que Jesús trató a Mateo Leví? b) ¿Qué importantes lecciones encierra este relato?

      14 Casi todo lector de los relatos evangélicos observa el carácter criticón de la mayoría de los fariseos. Cuando Jesús invitó a Mateo Leví a hacerse discípulo, este recaudador de impuestos le ofreció una gran recepción. El relato pasa a decir: “Por esto los fariseos y sus escribas se pusieron a murmurar, y decían a los discípulos de él: ‘¿Por qué comen y beben ustedes con recaudadores de impuestos y pecadores?’. Respondiendo, Jesús les dijo: ‘[...] No he venido a llamar a justos, sino a pecadores a arrepentimiento’” (Lucas 5:27-32).

      15 El propio Leví comprendió lo que Jesús también dijo en aquella ocasión: “Vayan, pues, y aprendan lo que esto significa: ‘Quiero misericordia, y no sacrificio’” (Mateo 9:13). Aunque los fariseos afirmaban creer en los escritos de los profetas hebreos, no apoyaban las palabras de Oseas 6:6. Si iban a violar alguna norma, se aseguraban de ponerse del lado de la tradición. Todos podemos preguntarnos: “¿Tengo fama de insistir mucho en ciertas reglas, como las que reflejan opiniones personales o puntos de vista comunes? ¿O se me conoce ante todo por ser misericordioso y bueno?”.

      16. ¿En qué consistía el proceder farisaico, y qué podemos hacer para no ser como ellos?

      16 Criticar, criticar y criticar: ese era el proceder de los fariseos. Buscaban hasta la más mínima falta, fuera real o imaginaria, y mantenían a la gente a la defensiva, recordándole continuamente sus errores. Se enorgullecían de dar el diezmo de las hierbas más minúsculas, como la hierbabuena, el eneldo y el comino. Exhibían su piedad por su atuendo e intentaban dirigir a la nación. Evidentemente, para que nuestros actos se ajusten al modelo que puso Jesús, debemos reprimir la tendencia a estar siempre buscando y destacando las faltas de los demás.

  • “Aprendan de mí”
    La Atalaya 2001 | 15 de diciembre
    • a “La oposición que surge aquí aparece clara sólo a partir de la distinta concepción que de Dios tienen Jesús y los fariseos. [Estos creen que ante todo es exigente, mientras que aquel lo presenta misericordioso y compasivo.] Ciertamente el fariseo no niega la bondad y el amor de Dios, pero para él una y otro consisten en la donación de la Torá [la Ley] y en la posibilidad de cumplir lo que en ella se exige [...]. En la observancia de la tradición oral y de la normativa de ella derivada ve el fariseo el camino para el cumplimiento de la Torá [...]. Así pues, al elevar Jesús el doble mandamiento del amor (Mt 22, 34-40) al rango de norma de interpretación y al rechazar con ello el carácter obligatorio de la tradición oral [...], entra en conflicto con la casuística de los fariseos.” (Diccionario teológico del Nuevo Testamento.)

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