-
Guárdese de las pretensiones de superioridad moralLa Atalaya 1995 | 15 de octubre
-
-
Sin embargo, la palabra “farisaico” y los términos relacionados con ella tienen en la actualidad una connotación despectiva, y son sinónimos de mojigato, santurrón, puritano, gazmoño o hipócrita. ¿Por qué perdieron su buena reputación los fariseos?
Porque, a diferencia de la mayoría de los judíos, Jesucristo no se dejó engañar por su apariencia exterior. Él los asemejó a “sepulcros blanqueados, que por fuera realmente parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda suerte de inmundicia”. (Mateo 23:27.)
Es cierto que hacían largas oraciones de pie en los lugares públicos, pero solo para que los vieran los hombres, como dijo Jesús. Su adoración no era más que una farsa. Les gustaban los lugares más prominentes en las cenas y los asientos delanteros en las sinagogas. Aunque todos los judíos debían llevar flecos en las vestiduras, los fariseos trataban de impresionar a la gente haciéndolos exageradamente largos. Se enorgullecían de llevar como amuletos grandes cajitas con textos bíblicos. (Mateo 6:5; 23:5-8.) Su hipocresía, avaricia y arrogancia los llevaron finalmente a la ruina.
Jesús comunicó a los fariseos que Dios los había rechazado: “Hipócritas, aptamente profetizó de ustedes Isaías, cuando dijo: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy alejado de mí. En vano siguen adorándome, porque enseñan mandatos de hombres como doctrinas’”. (Mateo 15:7-9.) Su justicia era en realidad santurronería. Es comprensible que Jesús advirtiera a sus discípulos: “Guárdense de la levadura de los fariseos”. (Lucas 12:1.) Hoy nosotros también tenemos que ‘guardarnos’ de las pretensiones de superioridad moral, es decir, de convertirnos en religiosos hipócritas.
Para evitarlo, debemos entender que una persona no se hace pagada de su propia justicia de la noche a la mañana. Es una tendencia que va arraigándose poco a poco. Hasta podríamos adquirir características indeseables de los fariseos sin percatarnos de ello.
Un aire de superioridad
¿Cuáles son algunas características de las que debemos ‘guardarnos’? Las personas con pretensiones de superioridad moral comúnmente “hablan, adoptan poses y quieren dar la impresión de que nunca han hecho nada impropio”, explica la Encyclopædia of Religion and Ethics. Además, son jactanciosas y pretenciosas, la debilidad principal de los fariseos.
Jesús describió la actitud farisaica con una ilustración: “Dos hombres subieron al templo a orar, el uno fariseo y el otro recaudador de impuestos. El fariseo se puso de pie y oraba para sí estas cosas: ‘Oh Dios, te doy gracias de que no soy como los demás hombres, dados a extorsión, injustos, adúlteros, ni siquiera como este recaudador de impuestos. Ayuno dos veces a la semana, doy el décimo de todas las cosas que adquiero’”. En cambio, el recaudador de impuestos admitió humildemente sus errores y demostró ser más justo que el jactancioso fariseo. Jesús dijo esta ilustración a aquellos “que confiaban en sí mismos como justos, y que consideraban como nada a los demás”. (Lucas 18:9-14.)
-
-
Guárdese de las pretensiones de superioridad moralLa Atalaya 1995 | 15 de octubre
-
-
“Dejen de juzgar”
Según una enciclopedia bíblica, la persona con pretensiones de superioridad moral “se considera a sí misma recta o en buena posición ante Dios por adherirse a la letra de los requisitos legales, prescindiendo del espíritu de estos”. Otra obra explica que la persona justa a sus propios ojos es “excesivamente religiosa y se pasa todo el tiempo buscando errores en los demás”.
Los fariseos fueron culpables de eso. Con el tiempo, sus reglas de origen humano les parecieron más importantes que las leyes y los principios de Dios. (Mateo 23:23; Lucas 11:41-44.) Se erigieron en jueces, y con presteza condenaron a todo aquel que no cumplía los requisitos de su justicia. Sus ínfulas de superioridad y su exagerada autoestima los llevaron a querer controlar a los demás. Incapaces de controlar a Jesús, se enfurecieron con él y conspiraron para matarlo. (Juan 11:47-53.)
-
-
Guárdese de las pretensiones de superioridad moralLa Atalaya 1995 | 15 de octubre
-
-
Celo equivocado
El fariseísmo y el fervor a menudo van de la mano. El apóstol Pablo habló de judíos religiosos que tenían “celo por Dios; mas no conforme a conocimiento exacto; pues, a causa de no conocer la justicia de Dios, pero de procurar establecer la suya propia, no se sujetaron a la justicia de Dios”. (Romanos 10:2, 3.) En sus tiempos de fariseo Pablo había sido muy celoso, pero su celo estaba mal dirigido, porque no se basaba en la justicia de Dios. (Gálatas 1:13, 14; Filipenses 3:6.)
-