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    Anuario de los testigos de Jehová 2003
    • Un ejemplo de esto es Pacífico Pantas, quien durante la guerra leía las publicaciones bíblicas de sus vecinos Testigos. “Comencé a asistir a las reuniones —recuerda—. Después solicité el precursorado general (en la actualidad, regular), pero aún no estaba bautizado. Me pidieron que me bautizara, y eso fue lo que hice.” Aquello ocurrió en 1946. Por su condición de precursor, Pacífico recorrió distintas regiones del país. También disfrutó de otros privilegios, como él mismo nos cuenta: “Fui invitado a la clase 16 de Galaad y pude asistir a la asamblea internacional de 1950 en la ciudad de Nueva York. Tras la graduación serví de superintendente de circuito en los estados de Minnesota y Dakota del Norte (EE.UU.), y luego regresé a las Filipinas para servir de superintendente de distrito en la parte del país al sur del río Pasig, nada menos que desde Manila hasta Mindanao”.

      En los siguientes años, el hermano Pantas disfrutó de diversas asignaciones en Betel y como superintendente viajante. Luego se casó en 1963. Pacífico y su esposa tuvieron hijos, lo que los obligó a establecerse. Siguieron sirviendo a Jehová como familia, y sus tres hijos han crecido siendo alabadores de Dios. En la actualidad, los tres son ancianos; uno de ellos se ha graduado de la Escuela de Entrenamiento Ministerial y otro sirve en Betel. A pesar de su edad avanzada, el hermano Pantas sigue siendo una fuente de estímulo para la congregación.

  • Filipinas
    Anuario de los testigos de Jehová 2003
    • [Ilustración y recuadro de las páginas 217 y 218]

      Entrevista con Pacífico Pantas

      Año de nacimiento: 1926

      Año de bautismo: 1946

      Reseña biográfica: Graduado de la clase 16 de Galaad en 1951. En la actualidad sirve de anciano en Quezón City.

      Durante la II Guerra Mundial vivíamos en la provincia de Laguna y teníamos unos vecinos que eran testigos de Jehová. Ellos me invitaron a leer los libros que quisiera de su biblioteca. Eran buenos libros: La Creación, Vindicación, Reconciliación, Religión, Enemigos, Hijos y muchos más. Cuando los japoneses incendiaron la ciudad, perdimos el contacto con los Testigos, pero un año después los encontré en Manila. Comencé a asistir a las reuniones y, después de bautizarme, me uní a un grupo de precursores. Nuestra asignación era toda la provincia de Tayabas, posteriormente conocida como Quezón. Íbamos de ciudad en ciudad y dormíamos en autobuses vacíos, en hogares de personas interesadas o en lugares parecidos.

      Cuando llegamos a Mauban, un grupo de guerrilleros irrumpió en la ciudad. Estábamos dormidos en el piso de arriba del ayuntamiento, y el alboroto nos despertó. Sonaba como si hubieran atrapado a los policías que estaban en la planta baja. Los oímos arrojar sus armas al suelo.

      Los guerrilleros se lanzaron escaleras arriba. Uno de ellos nos enfocó con una linterna y nos preguntó:

      —¿Quiénes son ustedes? —Fingimos estar dormidos. Volvió a preguntar y añadió—: ¿No serán espías de la policía filipina?

      —No, señor —contestamos.

      —Pero van vestidos con ropa de color caqui —dijo.

      Le explicamos que nos habían regalado la ropa y que los zapatos nos los habían enviado nuestros hermanos de Estados Unidos en paquetes de ayuda humanitaria.

      El oficial al mando dijo: “Muy bien, me llevo los zapatos”. Así que me quité los zapatos. También quiso mis pantalones. Pronto estábamos todos en paños menores. Menos mal que teníamos alguna ropa guardada cerca. En realidad, nos alegró que se llevaran la ropa de color caqui. De lo contrario, ¡toda la ciudad habría creído que éramos espías de los guerrilleros!

      Compramos calzado de madera, regresamos a Manila y luego partimos hacia las islas Visayas para seguir predicando.

      El hermano Pantas participó en el ministerio de tiempo completo y fue siervo a los hermanos (ahora superintendente de circuito) antes de asistir a la Escuela de Galaad. A su regreso a las Filipinas, sirvió de superintendente de distrito y en la sucursal, tras lo cual crió una familia.

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